Saturday, July 20, 2019

DAVID EN FILISTEA


Texto: 1 Samuel 27:1-4

Hay mucha enseñanza buena en la vida de David. Aquí vemos cómo decidió marcharse de Israel porque se cansó de las amenazas continuas de Saúl, y de huir de él. Lo respetaba y no lo iba a matar porque era el ungido de Dios (1 S. 24:6). Así le perdonó la vida dos veces y en eso dio buen ejemplo. Pero entonces se cansó, como humano que era, y tomó una decisión indebida – se fue a un lugar donde no debió estar, con los enemigos de Israel. Hermanos míos, cuando pasamos pruebas y dificultades, sentimos presión como los demás, pero debemos tener cuidado con las decisiones en esos momentos. Podríamos salir de las presiones y también salir de la voluntad de Dios. David estaba desorientado y tomó una decisión importante sin consultar a Dios. Es importante notar esto – no oró, no esperó en Dios como en otras ocasiones, sino actuó por cansancio y quizás desánimo y preocupación. No son buenos consejeros.
    En 1 Samuel 22 cuando estaba en la cueva Dios le cuidó y le dio 400 hombres. Con tiempo el número creció a 600. En ese tiempo David cuidó de sus padres enviándolos a Moab (22:3), que es un ejemplo del respeto y honor que se les debe tener a los padres. Hoy se va perdiendo ese honor paterno y también el orden en el matrimonio. En 1 Samuel 22:5 el profeta Gad, portavoz de Dios, indicó a David que no se quedara en Moab sino que se volviera a la tierra de Judá. Sus pasos fueron guiados por el Señor, y David pensaba y actuaba cabalmente.
    Pero en el capítulo 27 no pensaba bien. Observa otra vez que no oró. Abandonó al país y se fue al enemigo. Como cualquier otro ser humano, tenía crisis, y cuánto más como hombre espiritual en un mundo lleno de pecado. Sentía miedo y cansancio, y dirigido por su miedo, acabó en un lugar indebido, entre los filisteos – enemigos de Dios. Nosotros, hermanos, no debemos ir al mundo para evitar problemas en nuestra vida. Recordemos la bienaventuranza de los tres negativos del Salmo 1:1, “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado”. David era hombre de Dios, pero falló en esto y nosotros también podemos, así que, tengamos cuidado.
    Se fue a un rey pagano para cobijarse y refugiarse. Vamos ahora al capítulo 29. En el versículo 1 vemos la situación en la que Davíd se había metido. Él y los suyos iban como la retaguardia de Aquis, rey filisteo, ayudándole en la campaña contra Israel y Saúl. Actuaba mal y se asociaba con los enemigos de Israel. Repito para enfatizar, que si lees estos capítulos verás que en todo este tiempo no consultó a Dios, y hablamos de un periodo de un año y cuatro meses (27:7). Lo único que le paró era la queja e insistencia de los príncipes de los filisteos (29:3) que prostestaron: “¿Qué hacen aquí estos hebreos?” ¡Buena pregunta! En el versículo 4 dicen: “no venga con nosotros” – porque no se fiaban de David. Dios en Su providencia utilizó esto para sacar a David de una situación y alianza incorrecta. No estaba entre personas temerosas de Dios y se había dejado guiar y aconsejar por ellos, no por Dios. Dios tuvo que intervenir y quitarlo de una mala situación. Le dijo Aquis: “Levántate, pues, de mañana, tú y los siervos de tu señor que han venido contigo; y levantándoos al amanecer, marchad”. Es alarmante cuando Dios usa a los incrédulos para decirnos cosas así. En Génesis 12:19 hallamos a Abraham en Egipto donde no debió estar, y mintiendo a Faraón acerca de Sara y enzarzándose allá. El colmo fue que Faraón le reprendió y dijo: “Ahora, pues, he aquí tu mujer; tómala, y vete”. Esta clase de situación puede evitarse si consultamos a Dios antes de movernos y estamos atentos y obedientes a Él.
    Pasamos a 1 Samuel 30 y vemos que David sufrió una gran pérdida al volver a su pueblo de Ziclag en filistea. Los amalecitas habían atacado. Quemaron al pueblo y llevaron a todas las personas y los bienes, incluso a las mujeres de David (v. 5). Esta clase de cosa es más fácil cuando estamos fuera de la voluntad de Dios. Hubo mucha pérdida y gran tristeza y llanto. Dice el versículo 4 que alzaron su voz y lloraron hasta que les faltaron fuerzas (v. 4). David se angustió mucho (v. 6) porque el pueblo en su amargura habló de apedrearlo, y en cierto sentido es comprensible, porque él les había guiado mal. Mas David se fortaleció en Jehová su Dios, y cuando hizo así comenzaron a cambiar las cosas. Consultó a Dios (vv. 7-8) cosa que tenía que haber hecho mucho antes, y Él le aseguró que iba a alcanzar y liberar a los cautivos.
    Hermanos, busquemos y escuchemos al Señor, porque Él solo puede encaminarnos para bien. El Salmo 23:6 dice que Dios tiene bien y misericordia para nosotros. Pero David se había privado por su propio consejo y su negligencia espiritual, y muchas veces nosotros cometemos este mismo error en perjuicio nuestro. Aunque nos hayamos equivocado, volvamos a consultar al Señor y hagamos lo que Él diga, y vendrán mejores tiempos. En el versículo 18 libró David todo, y recuperó todo (v. 19). Pero la clave fue que se humilló y consultó a Dios, dejándose guiar nuevamente por Él, cosa que durante un tiempo no había hecho.
    Hasta los grandes hombres como patriarcas, reyes y profetas se equivocan porque son humanos. Pero Romanos 15:4 dice que “las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron”. Abraham se equivocó yendo a Egipto, pero se volvió. David se volvió de Filistea. Jacob se volvió de Siria. Jonás se volvió y fue a Nínive como Dios lo había mandado. Elías se volvió del Sinaí para terminar su ministerio profético. Dejemos que Dios siempre guíe nuestros pasos, y estemos dispuestos a movernos y sacrificar cualquier cosa para volver a estar en Su buena voluntad.
de un estudio dado el 4 de julio, 2019
 
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Sugerencias para tomar una decisión en la voluntad de Dios

1. Deseo de saber y hacer la voluntad de Dios (Mt. 6:10 “hágase tu voluntad”; Lc. 22:42 “no se haga mi voluntad, sino la tuya”; Ro. 12:2). Hay que comenzar aquí (lee Pr. 3:5-7 y Stg. 4:15). Si ésta es verdaderamente tu actitud, estás bien encaminado.


2. Iluminación (bíblica) sobre la voluntad de Dios (Sal. 119:35). Por ejemplo, si Dios ya habló en la Biblia de algo, como el yugo desigual o el divorcio, no hace falta que ores más. Ya sabes Su voluntad. Hazla. Como alguien bien dijo: “Si Dios cierra la puerta, no brinques por la ventana”.


3. Temor y desconfianza de tu propia voluntad y de tu corazón engañoso (Jer. 17:9; Pr. 14:12).


4. Convicción que Dios sabe mejor y que debes glorificarle a Él y no a ti mismo (Ef. 5:17).


5. Arrepentimiento y sacrificio de tus propios caminos, preferencias, prejuicios (Ro. 12:1).


6. Compromiso por fe para hacer lo que Él indique (Sal. 139:24)


7. Oración buscando Su sabiduría y esperando Su respuesta (Sal. 86:11)


9. El consejo espiritual (los ancianos y maestros, los padres, los que velan por tu alma – He. 13:17). Es importante pedir oración y consejo antes de decidir o comprometerte.


Considera cuidadosamente todos estos factores, y a la luz de la Palabra de Dios toma una decisión en el temor de Dios.


   

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