Friday, September 25, 2020

Salmo 34 - Dios Nos Libra De Temor

David se finge loco ante Abimelec

Texto: Salmo 34

Tenemos delante un salmo escrito cuando David estaba en una situación peligrosa. Había huido de Saúl y se había metido en el palacio de Abimelec rey de Filistea – la capital de los enemigos de Israel. Este salmo recuerda su rescate del palacio en Gat. No tenía que haber huido hasta allá, pero lo hizo. Estaba bajo mucha presión. Pero al leer el salmo vemos que siempre tenía su esperanza puesta en el Señor. Relata cómo clamó al Señor y qué requisitos tiene el Señor para ayudarnos.
    En los versículos 1-3 David bendice al Señor y declara: “su alabanza estará de continuo en mi boca” (v. 1). Los mansos oirán la alabanza y se alegrarán, porque también confían en el Señor y les anima saber cómo Él ayuda a los que le buscan. En el versículo 3 nos invita a unir nuestras voces a la suya para alabar y exaltar a nuestro Dios.
    En los versículos 4-8 testifica de la ayuda divina, y su testimonio puede y debe animarnos. “Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores” (v. 4). Así debemos hacer ante los temores porque el Señor puede librarnos de ellos. David pasó por muchas penas y peligros huyendo de Saúl, privado, hambriento, atemorizado, etc., pero el Señor le respondió. Nosotros también pasamos pruebas, apuros y tensiones. ¿Cuántas veces te has despertado después de medianoche y han venido pensamientos negativos que te preocupan y te quitan el sueño? El testimonio de David es para instruirnos, para que clamemos al Señor y confiemos en Él.  El versículo 6 dice que le oyó y le libró de todas sus angustias. Entre las angustias de David estaba la falta de ayuda o consuelo de parte de otras personas. Puede que los amigos y aun la familia se quiten del medio cuando tenemos problemas, y no nos hablen. Pero al Señor siempre podemos hablar, porque Él no se aparta. No nos deja. Está siempre cerca. “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende” (v. 7). Así que, “Dichoso el hombre que confía en él” (v. 8), no en los hombres. El Señor es digno de nuestra confianza. David confiaba en Él, clamaba a Él, esperaba en Él, y el Señor intervino y sigue interviniendo a favor de los tales para ayudarles. Como creyentes, debemos aprender a confiar en el Señor siempre, porque Él es el único que puede solucionar los problemas. Tiene poder y sabiduría, y es benigno. Confiemos en Él antes que en los hombres. Busquemos Su ayuda primero y esperemos en Él.
    Del versículo 9 al 14 nos aconseja. “Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen” (v. 9). Esto nos recuerda lo importante que es el temor de Dios en nuestra vida. Es el principio de la sabiduría (Pr. 1:7). Al Señor le agrada proveer para los que le temen, pues promete que nada les falta. Pensemos en el Salmo 23:1, “Jehová es mi pastor, nada me faltará”. Entonces procede a enseñarnos el temor de Jehová en los versículos 11 al 14.
    Luego en los versículos 15-22 hallamos muchas expresiones de confianza. El versículo 15 nos recuerda que “Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos”. (véase 33:18). Él vela siempre por nuestro bien. Esa es Su parte. La nuestra es temerle (v. 9), buscarle (v. 10) y clamar a Él. La misericordia es compasión activa, y las Suyas son nuevas cada manaña (Lam. 3:22). Por eso cuando nos acercamos al Señor en oración, confesando nuestra necesidad, humillándonos, buscando Su ayuda y echando nuestras ansiedades sobre Él, Él promete: “no tendrán falta de ningún bien”. Esto es para animarnos a no ensimismarnos, hundirnos, desanimarnos, apartarnos ni tirar la toalla, sino acercarnos, clamar (v. 17) y esperar en Él.
    El versículo 19 afirma que aun los justos tienen muchas aflicciones. La vida de fe no nos libra de problemas, pero nos da la soluciona a ellos, la que los incrédulos no tienen: la ayuda divina. Hermanos, como creyentes tenemos que sufrir en esta vida. Vivimos en un mundo arruinado por el pecado, el diablo es el príncipe del mundo, y dentro de todo ser humano está la carne, la naturaleza caída. Así que, hay mucha aflicción. La conversión no nos quita todos los problemas, pero entonces hay socorro: “de todas ellas le librará Jehová”. Consideremos cuán largos y duros eran las pruebas y las aflicciones de Job, pero el Señor bendijo el postrer estado de Job más que su primero. Santiago 5:11 dice: “He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo”.
    Al final del salmo, el versículo 22 promete: “no serán condenados cuantos en él confían”.  El ángel de Jehová acampa alrededor de nosotros y nos defiende (v. 7). No le vemos, pero Él está allí, siempre a nuestro lado. Así que, cobremos ánimo, confiemos en la ayuda fiel de Dios, y que Él nos ayude y bendiga. Amén.

                                                                      de un estudio dado por Lucas Batalla 

 

Fuertes enemigos siempre cerca están:
Cristo está más cerca; guárdame del mal.
“Ten valor”, me dice: “Soy tu guardador”.
“No te dejo nunca; siempre contigo estoy”.

El que guarda mi alma nunca dormirá.
Si mi pie resbala, Él me sostendrá.
En mi vida diaria es mi guardador;
Fiel es Su palabra: “Siempre contigo estoy”.


                        del himno “No Tengo Temor”
 

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