Tuesday, September 4, 2012

AMOR CRISTIANO - ABUNDANTE Y PRÁCTICO



Texto: 1 Tesalonicenses 3:11-13
“Más el mismo Dios y Padre nuestro, y nuestro Señor Jesucristo, dirija nuestro camino a vosotros. Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros, para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos”.  

    Al apóstol Pablo le gustaba mencionar la venida de Cristo. Estaba siempre en su corazón, y si está en el nuestro, hermanos, afectará para bien nuestra forma de vivir.
    Aquí en el versículo 12 habla de un amor recíproco entre hermanos: “unos para con otros”. Debe ser un amor creciente y abundante unos para con otros. 
    Ahora bien, el mundo habla mucho del amor; es una de sus palabras favoritas, pero no sabe nada del amor verdadero, sino de algo bajo, carnal y egoista. Pero el que viene de Dios y es derramado en el corazón del creyente por el Espíritu Santo (Ro. 5:5), y por eso, los que no nacen de nuevo no pueden amar así.
    El amor divino nos guía a hacer bien – por ejemplo – por amor oramos por los hermanos en otros lugares que no hemos visto ni conocido, pero les amamos en Cristo y por esto oramos. Es sólo un ejemplo, pero es importante que veamos su aplicación, es importante pensar en otros, orar por ellos y hacerles cuanto bien podamos. El amor no piensa en recibir, sino en dar. El amor se da, no se pide. Dios ama, y quiere que amemos, hermanos, seamos amorosos – generosos, dadivosos como Dios.
    La primera manera de manifestar el amor al Señor es dedicando tiempo a Él, en la lectura de Su Palabra, en la oración, más que y antes que dar tiempo a los medios de comunicación y otras cosas así. Dios es más importante que los placeres temporales de la vida, pero “en los postreros días vendrán tiempos peligrosos, porque habrá hombres amadores de sí mismos” (2 Ti. 3:1), y “amadores de los deleites más que de Dios” (2 Ti. 3:4). Todos tenemos capacidad de amar, porque Dios nos creó así, pero a menudo es torcida, pervertida, mal dirigida. El primer mandamiento es que amemos a Dios sobre todas las cosas, ¿y quién lo hace? Dios también nos enseña a amar al prójimo, pero nunca a nosotros mismos. El amor propio, el egoísmo, es un pecado. El amor a los demás es una virtud.
    En 2 Timoteo 1:16-18 vemos el ejemplo de vemos el ejemplo de Onesíforo, cuyo nombre significa: “trae consuelo” o “provecho”. Pablo añade: “muchas veces me confortó”. No una vez, sino muchas. Esto representa más que un hecho puntual. ¿Sabes lo que es confortar a alguien? ¿Lo has hecho últimamente? Para hacerlo bien realmente tienes que estar pensando en la otra persona, no en ti mismo. Además, dice: “no se avergonzó de mis cadenas”, y “me buscó solícitamente y me halló”. El amor no se avergüenza de los hermanos cuando sufren, ni teme acercarse a ellos el circunstancias difíciles. El amor sale en busca de los hermano, solícitamente. No buscamos ni visitamos a personas que no queremos ver. Es extraño que en muchas iglesias hay personas que no se toman la molestia de buscar a los hermanos, sino que viven asilados y además,  contentos. Pero si amamos a alguien, pensamos en esta persona y deseamos hallarla para ayudarla dentro de nuestras posibilidades. Onesíforo tuvo un amor activo, abundante y práctico. En todos estos hechos y actitudes vemos su amor. Entonces Pablo dice: “y cuánto nos ayudó en Éfeso, tú lo sabes mejor” (v. 18). Esta expresión: “cuánto nos ayudó”, indica mucha ayuda bien dada. El amor de este hermano era práctico, tangible, visible.
    En los momentos más necesarios Pablo sintió la ayuda de él, y estos son ejemplos que no debemos olvidar nunca. La ayuda de Onesíforo no era irregular, sino constante y abundante. ¿Es nuestro amor así? ¿No debe seguir creciendo en nosotros y abundar más y más? ¿Quién podría decir de nosotros lo que Pablo dijo acerca de este hermano? Pensémoslo.
    Pablo pide una bendición sobre él (v. 18). “Concédale el Señor que halle misericordia cerca del Señor en aquel día”. Así se cumple en parte lo que Cristo dijo en Mateo 25:40 y otros lugares sobre los que ayudan a los Suyos – incluso si dan un vaso de agua. Estos ejemplos así deben afectar nuestra vida, porque cuando Pablo dijo esto en 2 Tesalonicenses 3 acerca del amor, él deseaba verles a todos comportándose como Onesíforo.
    Y otra vez digo que simplemente en la reunión de oración, y también en nuestras oraciones e intercesiones diarias, como ejemplos prácticos, aunque no tengamos bienes materiales que dar, podemos manifestar amor y hacer bien a nuestros hermanos. Nos juntamos con ellos para orar, y oramos por otros para que Dios les ayude y les haga bien. Así podemos ser como Onesíforo, el que trae consuelo, provecho, por la intercesión que hacemos por ellos. Y el Señor nos tendrá misericordia y nos ayudará.
    Tenemos que ser generosos en gratitud al Señor porque Él nos salvó y nos cuida. Él quiere hacer bien a otros a través de nosotros, de muchas maneras. Esto incluye el uso de los recursos que tenemos, compartiendo nuestros bienes, usando la hospitalidad, visitando a los hermanos, mostrando interés en ellos, animándolos, reuniéndonos con ellos y no dejando de congregarnos, y como hemos dicho, incluso el tiempo y el esfuerzo para orar por ellos. Hermanos, crezcamos en el amor fraternal.

de un estudio dado el 14 de agosto, 2008