tag:blogger.com,1999:blog-40206943987307708772024-03-05T01:21:48.703-08:00Estudios Bíblicos de Lucas BatallaCarloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.comBlogger118125tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-14521582845682507472024-02-03T14:59:00.000-08:002024-02-03T14:59:05.489-08:00Salmo 91 y el Hijo Pródigo<p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><b> </b></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsfGe4GNgTUhdbLsJU15woq6RnmlXIAQ_chjQFSS5o0Spmxxqz8VajgYgstZxAA8U8U4t0ViUPfburAZKRKzBhQgXtcCP0Sbra_vFvahSOFGI_pJZDMXUUgLE5ZJoFvSs4p-GQSEHZNtx0cuNUGaDo1RJc8cN_zSWvWFGjLJZlzalAjryr1Xz7YH-YjeU/s2083/prodigo%20cerdos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1454" data-original-width="2083" height="298" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsfGe4GNgTUhdbLsJU15woq6RnmlXIAQ_chjQFSS5o0Spmxxqz8VajgYgstZxAA8U8U4t0ViUPfburAZKRKzBhQgXtcCP0Sbra_vFvahSOFGI_pJZDMXUUgLE5ZJoFvSs4p-GQSEHZNtx0cuNUGaDo1RJc8cN_zSWvWFGjLJZlzalAjryr1Xz7YH-YjeU/w427-h298/prodigo%20cerdos.jpg" width="427" /></a></b></span></div><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><b>Textos:</b> Salmo 91; Lucas 15.11-24<br /><br />El Salmo 91 es hermoso, pero ha sido torcido o mal aplicado por muchos, que piensan que al creyente no le puede pasar nada malo. En algunos países los hospitalizados ponen al lado de su cama una Biblia abierta a ese Salmo, esperando que eso le proteja de males. Algunos lo invocaban durante la pandemia diciendo que el que confía en el Señor no necesita vacunarse ni llevar mascarilla porque Dios le dará salud y le protegerá de todo mal. El diablo también lo citó mal para incitar al Señor a actuar imprudentemente. Es triste y desafortunada la mala interpretación de la Escritura. Job confió en Dios y sin embargo sufrió mucho. El Salmo 34 declara: <i>“Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová”</i> (v. 19).<br /> No obstante, es un Salmo precioso que tiene una lección vital para nosotros: la dicha de la comunión íntima con Dios. <i>“El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré. Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro”</i>. La parábola del hijo pródigo ilustra lo inverso, lo que pasa cuando uno se rebela y se aleja. <br /> Como sabemos por experiencia, hay hijos que son rebeldes a sus padres y el evangelio, pero presentan otra cara al mundo. En el mundo son considerados buenas personas, y buenos trabajadores, sin embargo, son pródigos. ¿Por qué ese hijo se fue así de la casa de su padre donde tenía todo lo necesario? Quería emanciparse; no quería ser obligado; resentía la autoridad paterna. Hoy dicen a los jóvenes: “Es tu vida y tienes que vivirla como veas mejor”, queriendo decir: “que no te obliguen otros”. Es un mal consejo, y contrario a la Palabra de Dios, pero es muy popular, porque es lo que la carne quiere oír.<br /> El joven pródigo no sabía lo que había fuera de la casa de su padre, pero aprendió por dura experiencia que no era nada bueno. El Salmo 91 admira la dicha de estar cerca de Dios. El mundo está fuera de la casa del Padre. En Éxodo 33, Dios dijo a Moisés: <i>“Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro”</i> (v. 19), pues Él es bueno y hace bien. No hay cosa mala en Su casa, cerca de Él. <br /> Pero el hijo pródigo salió del buen ambiente y el cuidado paterno, para buscar su fortuna en el mundo. Vemos su rebelión y error en los versos 13-16 de Lucas 15, la necedad y sus consecuencias. Desperdició todo en su manera desenfrenada de vivir (v. 13). Gastó todo y se quedó sin recursos (v. 14), y sin amigos. Entonces <i>“vino una gran hambre”</i> y <i>“comenzó a faltarle”</i>. No había conocido hambre y necesidad en la casa del padre. Pero observamos que no se humilló, ni quiso volver y admitir su error. Buscó ayuda pero no la halló. Tuvo que trabajar. Pero no había trabajos buenos para él. A nadie le importaba quién era su padre. No había querido trabajar en la casa de su padre, entonces tuvo que humillarse y apacentar cerdos. Recuerda que para los judíos el cerdo es un animal inmundo, pero ese joven desviado tuvo que cuidarlos.<br /> Tenía hambre – otra cosa que no había experimentado en la casa de su padre – y además, nadie le ayudaba. Lo abandonaron los que lo habían acompañado cuando tenía dinero. Había querido vivir su vida a su manera, y vemos las consecuencias. Sin amigos, sin buen trabajo, sin comida, sin ayuda, y mirando con deseo las algarrobas que comían los cerdos. ¡Aun los cerdos lo pasaban mejor que él!<br /> En los versos 17-19 leemos de su reflexión. Muchos actúan sin reflexionar antes, y sufren las consecuencias, como ese joven. Lo que debía hacer antes de abandonar la casa de su padre era reflexionar bien, pero no lo hizo. Entonces, allá en la soledad del campo, frente a los cerdos malolientes y sucios, volvió en sí (v. 17), y reconoció que aun los criados en la casa de su padre estaban mejor que él. Decidió levantarse y volver arrepentido a su padre. La única manera de volver es así, humilde y arrepentido. Lo que se propuso decir en el verso 18, lo llevó a cabo en el verso 21 frente a su padre: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti”. Tomemos nota, que pecar contra los padres es pecar contra Dios, porque Dios manda en el Antiguo y Nuevo Testamento: <i>“Honra a tu padre y a tu madre”</i> (Éx. 20.12; Mt. 19.19; Ef. 6.2). Eso incluye la actitud, las palabras y los hechos. Al hijo pródigo le costó aprender que su proceder para con su padre ofendió a Dios. No solo se alejó de su padre de malas maneras, sino por eso no habitó al abrigo del Altísimo, y como vemos en la parábola, eso le trajo muchas penas.<br /> El padre no fue a buscarlo, ni le mandaba ayuda. En compañía de cerdos y algarrobas se arrepintió y se fue de vuelta a casa. Cuando uno ha salido de la voluntad de Dios, no debe pedir bendición en su situación alejada, sino volverse. En la comunión hay bendición. Los versos 20-24 describen la recepción. El padre quiso recibirlo, pero solo podía ser así cuando estaba arrepentido, humilde y reconociendo el mal que había hecho. Hasta ese momento, <i>“era muerto”</i> y <i>“se había perdido”</i> (vv. 24, 32), porque se apartó de su padre, no quiso someterse, y le había deshonrado. De no haberse vuelto arrepentido, todavía estaría muerto y perdido, porque no hay otra manera de solucionar eso. Los que ayudan o sostienen a los pródigos no les hacen ningún favor, sino son accesorios suyos en la deshonra que hacen.<br /> ¡Qué bien está el que mora al abrigo de Dios! Hay una aplicación para la nación de Israel. El Salmo 91 y la parábola del hijo pródigo enseñan a Israel el error de alejarse de Dios y buscar otra vida en el mundo. Israel sin motivo fue ingrata para con Dios que la formó y dio todo. Grandes bendiciones físicas y espirituales recibió la nación (Sal. 34.8-10), pero se rebeló (véase Dt. 32.9-18). El verso 15 resume: <i>“engordó Jesurún, y tiró coces (Engordaste, te cubriste de grasa); entonces abandonó al Dios que lo hizo, y menospreció la Roca de su salvación”</i>. Se convirtió en hijo pródigo, y todavía no se ha vuelto arrepentido.<br /> En el evangelio la aplicación es que Dios hizo y bendijo al hombre, pero la raza entera se apartó de Dios, buscando su propio camino. Los seres humanos andan lejos de Dios y sufren en este mundo que no puede ayudarles espiritualmente. Si uno no se arrepiente para acercarse humildemente al Señor, reconociendo su maldad, no puede ser salvo. <i>“Arrepentíos, y creed en el evangelio”</i> dijo Cristo (Mr. 1.15). Eso no quiere decir que todo le irá bien y será próspero si cree en el Señor, pero tendrá la gran dicha de la salvación, la comunión con Dios y una herencia eterna en el cielo (Sal. 23.6).<br /> La aplicación para los creyentes es que no debemos alejarnos ni momentáneamente del abrigo del Altísimo y la sombra del Omnipotente. Necesitamos la comunión diaria con el Señor, y en ella seremos protegidos de muchos males. A Israel Dios le prometía bendiciones físicas en la tierra. No es así en tiempos de la iglesia. A nosotros nos ha bendecido con toda bendición espiritual en lugares celestiales en Cristo (Ef. 1.3). En el mundo seremos aborrecidos (Jn. 15.18-19), y tendremos aflicción (Jn. 16.33), si somos fieles al Señor y vivimos piadosamente (2 Ti. 3.12). Pero aunque tengamos que sufrir en esta vida, el Señor nos acompañará, nos dará fuerzas, esperanza, y nos bendecirá. Habitemos y andemos siempre al abrigo de Dios, y Él nos cuidará, librará y bendecirá. Todo eso tenía el hijo pródigo en la casa de su padre, pero como algunos de nosotros, tuvo que aprender por la dura experiencia que no hay ningún lugar como el dulce hogar. <br /></span></p><p style="text-align: right;"><span style="font-size: medium;">Lucas Batalla, de un estudio dado el 24 de diciembre, 2023</span></p><p style="text-align: justify;"><br /></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-15613633051217747032023-12-30T10:20:00.000-08:002023-12-30T10:20:21.774-08:00Filemón<p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDUYwavG5oYZsw7g6uvIaVcv45oquaZtRB2nkOlcCxebhSdqVPs0BERtZqEQppPtcoeLjvX8mKED5dtRA2N13QK0YDl7geM6Kwzif0YKi1LT5uMQ8JoRPrtjumovzFTNATmV8bz6_wxJQyoQYue6NmOv7AiNPsintL561qIdota5EWn0zFawyj6sBqyOA/s800/Onesimo%20vuelve.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="800" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDUYwavG5oYZsw7g6uvIaVcv45oquaZtRB2nkOlcCxebhSdqVPs0BERtZqEQppPtcoeLjvX8mKED5dtRA2N13QK0YDl7geM6Kwzif0YKi1LT5uMQ8JoRPrtjumovzFTNATmV8bz6_wxJQyoQYue6NmOv7AiNPsintL561qIdota5EWn0zFawyj6sBqyOA/w400-h200/Onesimo%20vuelve.jpg" width="400" /></a></span></div><span style="font-size: large;"><br />La corta epístola de Pablo a Filemón tiene mucha instrucción para nosotros. En ella, el apóstol intercede por el esclavo Onésimo que, tras huir de su amo, acabó en la cárcel con Pablo. En eso vemos la providencia de Dios, que arregló las circunstancias para favorecer la conversión del esclavo errado. El verso 18 parece indicar que éste había hurtado de su amo Filemón: <i>“si en algo te dañó, o te debe...”.</i> No escribe para discursar en contra de la esclavitud, ni en defensa de los derechos humanos, sino para apelar espiritualmente a Filemón, un creyente activo en la asamblea.<br /> vv. 1-2 En el verso 1 Pablo se presenta como prisionero, no de Roma sino <i>“de Jesucristo”</i>, y así reconoce Su señorío aun en esa situación. Llama <i>“amado” </i>a Filemón y le describe como <i>“nuestro colaborador”</i>. Qué bueno es cuando los creyentes colaboran, en lugar de simplemente oír el ministerio. Luego nombra a su amada esposa Apia, y su hijo Arquipo “nuestro compañero de milicia”, que es una descripción excelente que todo joven creyente debe ganar para sí con su conducta. Por último, menciona a<i> “la iglesia que está en tu casa”</i>, pues en los primeros siglos las iglesias no se reunían en edificios especiales, sino en las casas de los creyentes. Era otra manera de practicar la hospitalidad.<br /> v. 3 El saludo,<i> “gracia y paz”</i> era común entre los creyentes, y la fuente de esas dos cosas es el Padre y Su Hijo nuestro Señor. María nunca es nombrada como fuente de gracia en la Biblia.<br /> vv. 4-7 Expresa gratitud, y le recuerda que siempre ora por él. El apóstol debía pasar mucho tiempo orando, porque en sus epístolas menciona que ora por los hermanos en diferentes lugares, y hoy debemos dar más importancia a ese ministerio. En 2 Corintios 11.28 menciona que diariamente sentía <i>“la preocupación por todas las iglesias”</i>. ¿Pensamos y oramos diariamente por otros creyentes, o solo por nosotros mismos?<br /> Dice: <i>“oigo del amor y de la fe que tienes...”</i>, porque su amor y fe eran cosas practicas que se veían en los hechos. Parte del crecimiento cristiano es aprender a servir y hacer bien a otros, y no siempre estar <i>“para ser servido”</i> (Mr. 10.45) El amor no piensa en recibir, sino en dar, y el Señor lo declara bienaventurado (Hch. 20.35). Algunos se prestan para ser servidos y atendidos, pero es índice de su niñez o inmadurez espiritual. Necesitamos más personas como Filemón y su familia. ¿Quién se ofrece?<br /> vv. 8-11 Ahora entra en el tema que le atenía. En los versos 8 y 9 ruega por amor, en lugar de hacer uso de su autoridad apostólica para mandar. El amor es una motivación más fuerte (1 Co. 16.14). En lugar de decir: <i>“Tienes que hacer esto...”</i>, comienza así: <i>“Te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones”</i> (v. 10). A Onésimo le llama hijo, porque fue usado por el Señor para su salvación. Esta expresión:<i> “hijo”</i>, que indica la conversión es usado en otros lugares por Pablo y por Juan (1 Co. 4.14-15; 1 Ti. 1.2; Tit. 1.4; 3 Jn. 4). Por medio del evangelio Pablo engendraba hijos espirituales en muchos lugares. Nosotros también debemos ser ganadores de almas, y contribuir así al crecimiento de la iglesia. Así que, Onésimo fue convertido en la cárcel. Pablo predicaba a tiempo y fuera de tiempo (2 Ti. 4.2). El resultado era un hombre cambiado. <i>“En otro tiempo... inútil, pero ahora... útil” </i>(v. 11). Si alguien comete un crimen y acaba en la cárcel, suele ser desestimado de ahí en adelante, pero con Pablo no fue así. Sabía por su propia vida que el Señor puede cambiar a los inútiles. Es un buen término para describir al creyente: <i>“útil”,</i> porque indica que sirve para algo, no solo para asistir a las reuniones (2 Ti. 2.21; 4.11). Es útil ocuparse en buenas obras (Tit. 3.8). La cuestión no es ¿qué hacen los demás por nosotros?, sino ¿qué hacemos nosotros para ellos? La vida del cristiano debe ser útil en la práctica.<br /> vv. 12-17 Pablo repite con énfasis su petición o súplica, deseando que Onésimo sea recibido. Volvió a enviarlo a su amo (v. 12), y es hermoso como lo expresa en los versos 13-14, <i>“Yo quisiera retenerle conmigo, para que en lugar tuyo me sirviese... pero nada quise hacer sin tu consentimiento, para que tu favor no fuese como de necesidad, sino voluntario”</i>. Respetaba que Onésimo debía estar con su amo, y rehusó imponer su propia voluntad, aunque hubiera sido para algo bueno. Es importante no reclutar a personas para servir, o animarles a unirse a la obra, comprometerse o colaborar de alguna manera sin el consentimiento de los responsables de ellas. Por ejemplo, los hijos pertenecen a sus padres, los siervos o empleados a sus amos o jefes, y los hermanos en una asamblea están bajo la dirección y el cuidado pastoral de los ancianos. No es correcto actuar independientemente de ellos. Ni el apóstol Pablo debía hacerlo, ni tampoco Onésimo, pues él debía aprender a sujetarse y cumplir sus obligaciones, en lugar de moverse por capricho o impulso. Hoy también debemos aprender esta lección. Hay quienes visitan a unas asambleas con el deseo de reclutar a otros para la obra del Señor. Eso NO es su responsabilidad ni prerrogativa. En cuanto a la obra misionera, es el Espíritu Santo que llama y envía (Hch. 13-2-4).<br /> <i> “Nada quise hacer sin tu consentimiento”</i> es una expresión que debe gobernar nuestra vida cristiana, respecto a la voluntad de Dios. Santiago 4.13-15 instruye a los creyentes a decir: <i>“si el Señor quiere...”</i>. Evidentemente esto queda por aprender, pues los creyentes se cambian de iglesias, ciudades y países buscando dinero y mejores condiciones, suponiendo que lo que tanto desean es también la voluntad de Dios. El hecho de que queremos hacer algo no lo convierte en la voluntad de Dios. Si hiciesen lo que el Señor quiere, no irían a lugares donde no se pueden congregar. No anunciarían su salida, sino antes de decidir, comprometerse o hacer planes, pedirían las oraciones y los consejos de los ancianos, para tampoco hacer nada sin su consentimiento.<br /> En los versos 15-16 vemos como la relación cambia por la salvación, de lo temporal a lo eterno, de esclavo a <i>“hermano amado”</i> – una familia espiritual, y de inútil a útil. Ahora a Onésimo se le aplica 1 Timoteo 6.2, la instrucción a los siervos que tienen amos creyentes:<i> “no los tengan en menos por ser hermanos, sino sírvanles mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio”.</i> Luego a Filemón le exhorta: <i>“recíbele como a mí mismo”</i> (v. 17), que es bonito, porque es exactamente como el Padre nos recibe cuando creemos en Su Hijo:<i> “aceptos en el Amado”</i> (Ef. 1.6).<br /> vv. 18-21 En cuanto a los posibles daños y perjuicios sufridos por Filemón, que podrían impedir su deseo de recibir a Onésimo, leemos esta hermosa promesa:<i> “Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta. Yo Pablo lo escribo de mi mano, yo lo pagaré”</i> (vv. 18-19). ¿No es eso lo que el Señor Jesucristo hizo ante el Padre a favor nuestro? Pagó por nosotros (Sal. 69.4). Luego cuando Pablo escribe <i>“tú mismo te me debes también”</i>, probablemente es su manera cortés de recordarle que oyó el evangelio y recibió instrucción cristiana de Pablo, y que deberían hacerle caso. Pero vuelve a rogar en el verso 20: <i>“conforta mi corazón en el Señor”.</i> En su asamblea Filemón confortó los corazones de los santos (v. 7), y Pablo desea esto mismo de él.<br /> Es impactante leer en el verso 21 que confiaba en su obediencia, y más: <i>“Harás aun más de lo que te digo”. </i>¡En nuestros tiempos qué pocos son así! Se suele hacer lo mínimo, y a veces ni siquiera esto, pues no quieren sentirse obligados ni por el amor.<br /> vv. 22-25 son la conclusión. Confiado en la buena reacción de Filemón, y deseando verle a él, su familia, la iglesia, y entre ellos Onésimo, pide alojamiento (v. 22). Se quedaba con los santos, no en un hotel. Comunica los saludos de Epafras su compañero de prisiones, y de sus cuatro colaboradores: Marcos, Aristarco, Demas y Lucas el evangelista. Qué triste que luego Demas se apartó (2 Ti. 4.10), y después de tanta instrucción, ejemplo y servicio, se volvió inútil, amando al mundo. Pablo desea que el Señor esté con el espíritu de Filemón y los hermanos, guiando en su vida espiritual y en ese caso, la recepción de Onésimo. Un día les conoceremos en el cielo, donde el Señor nos ha preparado alojamiento (Jn. 14.1-3). Que el Señor nos ayude a ser creyentes fieles y útiles hasta que Él venga. Amén.<br /></span><p></p><p><br /></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-80599723779953822132023-12-30T10:10:00.000-08:002023-12-30T10:10:00.448-08:00Isaías y el Rebelde Pueblo de Dios<p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><b></b></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFL1W2X4rwq7Wo5Qv01QHiXuznJY0e4ryqp5jszoQiW8PvHMjAjiB95C66ZGhO3V-9ppkA_B0iVbjnAanxkMK1viTTLJjLXWI7gvGXqchHgPN64Lp-Cb__HZ6_36VzkPZ-omYTuzibUlg-Mc-nN1zoK_5TEJLKStw2AZDnBW15RKOXxh7lFc5lBZkRMKo/s549/profeta%20hablando.png" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="549" data-original-width="546" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFL1W2X4rwq7Wo5Qv01QHiXuznJY0e4ryqp5jszoQiW8PvHMjAjiB95C66ZGhO3V-9ppkA_B0iVbjnAanxkMK1viTTLJjLXWI7gvGXqchHgPN64Lp-Cb__HZ6_36VzkPZ-omYTuzibUlg-Mc-nN1zoK_5TEJLKStw2AZDnBW15RKOXxh7lFc5lBZkRMKo/s320/profeta%20hablando.png" width="318" /></a></b></span></div><span style="font-size: large;"><b>Texto:</b> Isaías 1.1-20<br />En el verso 1 vemos que Isaías no era profeta porque él anhelaba serlo, sino solo porque Dios le habló. Por eso él hablaba a Israel, no en su propio nombre sino en Nombre de Jehová. Servía en los tiempos de cuatro reyes de Judá, y el tema de su mensaje es dado aquí: <i>“acerca de Judá y Jerusalén”.</i><br /> El verso 2 llama a cielos y tierra a oír, y publica el pleito y la queja de Dios contra Su pueblo. <i>“Habla Jehová”</i>, y cuando hable, debemos oír bien. Su queja es la de padre fiel con hijos infieles. Él engendró a Israel y lo cuidó bien, pero dice:<i> “ellos se rebelaron contra mí”</i>. Dios era buen padre, y no faltaba nada a Su pueblo. Su rebelión no tenía sentido, pues no hallaron maldad en Jehová (Jer. 2.5). La rebelión de los hijos no siempre implica a los padres – a veces solo es como en el caso de Israel, porque ellos son malos e ingratos.<br /> Sigue la queja divina en el verso 3. Israel es peor que los bueyes y los asnos que conocen a sus dueños, porque <i>“Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento”</i>. Es decir, son inconversos, porque no conocer a Dios es no ser creyente (Tit. 1.16; 1 Jn. 2.3). Según Jeremías 2.8 esto incluía a los sacerdotes, profetas y pastores, que eran más culpables porque tenían la Palabra de Dios. Personalmente tengo dudas de las personas que dicen que creen pero no leen la Biblia. Otro me relató el caso de un misionero en otro país que cuando estaba en el púlpito siempre tenía la Biblia cerrada y hablaba de otras cosas. ¡Que triste, para él y para los que le escucharon! La Biblia es el mejor espejo, porque nos enseña cómo somos realmente, pero pasan su tiempo ante otro espejo, arreglándose el pelo y el rostro. Les importa más la fachada que presentan que su condición espiritual. Israel fue llamado para ser el pueblo santo de Dios – <i>“mi pueblo”</i> – pero se rebeló. La elección de la nación no garantizó la salvación de los individuos.<br /> El verso 4 comienza a describir la condición espiritual de la nación. Les retrata así: <i> </i></span><p></p><p style="margin-left: 40px; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><i>“gente pecadora” <br /></i></span></p><p style="margin-left: 40px; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><i>“pueblo cargado de maldad” <br /></i></span></p><p style="margin-left: 40px; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><i>“generación de malignos” <br /></i></span></p><p style="margin-left: 40px; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><i>“hijos depravados” <br /></i></span></p><p style="margin-left: 40px; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><i>“dejaron a Jehová” <br /></i></span></p><p style="margin-left: 40px; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><i>“provocaron a ira al Santo de Israel" <br /></i></span></p><p style="margin-left: 40px; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><i>“se volvieron atrás”</i> <br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Y no es una parodia, sino un análisis divino y perfecto, expresado así a propósito para chocar y llamar la atención. Si queremos ser fieles a Dios no podemos esquivar el tema del pecado ni usar términos disimulados para tratarlo. Al pan, pan y al vino, vino. Y también hoy, al final de la edad de la gracia, son aplicables esas expresiones a muchas iglesias y profesados cristianos. Pero no invitan a los que predican así.<br /> En el verso 5 utiliza dos preguntas para causar reflexión.<i> “¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis?” </i> Debemos responder cuando Dios pregunta. Entonces, en el resto del verso 5 y también el verso 6, describe en términos médicos la grave condición de la nación.<i> “Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite”</i>. Eso es porque rehusaron el ministerio de los verdaderos profetas. Los sacerdotes, profetas y reyes eran impíos egoístas que contribuyeron al malestar espiritual. La nación se quedó en la parte ceremonial, y no la práctica, como veremos más adelante.<br /> Los versos 7-8 declaran que la rebeldía trajo los resultados desastrosos: la tierra destruida, ciudades quemadas, y los campos tomados por extranjeros. La hija de Sion (Jerusalén) estaba en una condición penosa. Dios no puede bendecir a los que no le honran ni le obedecen. Quisieron ser como las naciones, perdieron su identidad como nación santa, y perdieron la bendición. Hoy muchas iglesias quieren ser contemporáneas y tener la aprobación del mundo. Por eso no sufren la sana doctrina (2 Ti. 4.3) ni desean la santidad. La separación les es como una palabrota. Las iglesias apostatan, rehúsan oír la Palabra de Dios, y como con Israel, el juicio viene.<br /> En el verso 9 Isaías declaró que solo por la gracia de Dios había un remanente. Solo eso detenía el fuego divino que calcinó a Sodoma y Gomorra, <i>“reduciéndolas a ceniza” </i>(2 P. 2.6). Pero el fuego iba a llegar (Am. 2.5). De ahí procede en el verso 10 a llamar a los líderes en Jerusalén: “Príncipes de Sodoma”, y a los habitantes de Jerusalén: <i>“pueblo de Gomorra”.</i> El que habla de parte de Dios no puede ser un candidato político, porque la verdad ofende. Pero Isaías no dijo eso porque tenía genio o ganas de ofender, sino porque así Jehová le mandó hablar, y fue mensajero fiel.<br /> Los versos 11-15 dan uno de las más fuertes reprensiones en el Antiguo Testamento, y expresan el rechazo divino de los ritos, ofrendas y alabanzas que presentaban en el templo. Esa fachada de religión molestaba a Dios: <i>“hastiado estoy... no quiero”</i> (v. 11), es decir que le daba asco. Cuando acudían al templo Jehová decía que hollaban sus atrios (v. 12). Sus ofrendas eran vanas, el incienso era abominable, e insoportables sus convocaciones, y sus fiestas eran iniquidad (v. 13). <i>“Las tiene aborrecidas mi alma”</i> (v. 14). Algunos piensan solo en que Dios es amor, y no reflexionan en lo que Dios aborrece (Sal. 45.7). Cuando oran Dios cerrará Sus ojos y oídos (v. 15), porque el pueblo tenía manos inmundas, no santas (1 Ti. 2.8). ¿Acaso no podemos ver el paralelo entre la condición de Israel y la condición de las iglesias en los postreros tiempos, que son los días que vivimos? El Señor está harto de soportar las reuniones, conferencias, oraciones y alabanzas de iglesias que no viven en la verdad, sino como Israel, guardan un vano ritual de domingo en domingo. ¿Dirá Dios de nosotros lo que dijo de Israel? <i>“Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado”</i> (Is. 29.13).</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"> Los versos 16-18 presentan un fuerte llamado al arrepentimiento. <i>“Lavaos... limpiaos... quitad...”</i> (v. 16) son responsabilidades humanas, no divinas. <i>“Aprended... buscad... restituid... haced justicia... amparad”</i> (v. 17). He aquí ocho frutos del arrepentimiento, prácticos y medibles. No antes, sino solo cuando actuasen así, podrían responder a la invitación del verso 18, <i>“Venid luego y estemos a cuenta”.</i> Dios quería perdonar y limpiar, pero nunca hace esto a los no se muestran arrepentidos. Siglos después, Juan el Bautista rehusó bautizar a los líderes religiosos y les dijo: <i>“Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento”</i> (Mt. 3.8). Este mensaje es válido también hoy en el mundo de los evangélicos.<br /> Los versos 19-20 las exhortó a responder, y presenta las opciones. <i>“Si quisiereis y oyereis”</i> (hacer caso), vendría la bendición (v. 19). Si no, si siguiesen rebeldes sin cambiar de rumbo, vendría maldición y juicio (v. 20). Todavía hoy la clave no es tanto la voluntad de Dios, pues Él quiere hacernos bien, pero si no respondemos, si no hacemos caso de Su Palabra, si no hay frutos de arrepentimiento – cambios prácticos, no habrá bendición. <i>“Seréis consumidos”</i> (v. 20). <br /> Israel no quiso arrepentirse, y así es la actitud y postura hoy en muchas iglesias, y entre todos esos están algunos de nuestros propios hijos rebeldes y contumaces, que se desviaron y no quieren volverse. Espero no estar aquí para ver esos terribles juicios. Isaías no vio la destrucción de Jerusalén, pero Jeremías sí. Dio el último aviso de Dios, pero la nación había apostatado y pasó el punto de no retorno. Jeremías lloró y lamentó la dureza del pueblo y la severidad del juicio divino. No nos confundamos hermanos, porque con Dios no hay medias tintas. O nos arrepentimos, hagamos caso de la Palabra de Dios y andamos humildemente con el Señor, o seremos juzgados. Pedro declaró: <i>“Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios”</i> (1 P. 4.17).<br /> </span></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-78674959083441420342022-08-19T03:54:00.000-07:002022-08-19T03:54:16.304-07:00Abraham Ofrece a Isaac<p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><b>Texto:</b> Génesis 22.1-18<br /><br /><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkkicGvfPKAOknOXtLDAUmCNo91Sopl4lmc5kiIozV2hSjuED7hTWn13q9bcJNXmoLTVyIoBTVKTRYd-LdGoLm8cnUzt4m0yMYTnloXFh6Tra93neAwEC8iz-2a6cf85vfCvmV0TSjJuwSmgbxDwJX1F4IHRRekhRqjo5iCWUAadyFp5T0K5yPHaGN/s920/abraham%20isaac2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="920" data-original-width="685" height="415" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkkicGvfPKAOknOXtLDAUmCNo91Sopl4lmc5kiIozV2hSjuED7hTWn13q9bcJNXmoLTVyIoBTVKTRYd-LdGoLm8cnUzt4m0yMYTnloXFh6Tra93neAwEC8iz-2a6cf85vfCvmV0TSjJuwSmgbxDwJX1F4IHRRekhRqjo5iCWUAadyFp5T0K5yPHaGN/w309-h415/abraham%20isaac2.jpg" width="309" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: large;"><span style="font-size: medium;"><i>“E iban juntos” </i>v. 8</span><i><br /></i></span></td></tr></tbody></table>La historia de Abraham tiene muchas buenas lecciones para nosotros. Dios lo llamó a ser peregrino y patriarca, y le matriculó en la escuela de la fe. Como todos nosotros, Abraham tenía que aprender, y a veces cometió errores, pero Dios le corregía y llevaba adelante. Lo que destacaba Abraham era que creía a Dios. En cambió, su sobrino Lot valoraba lo material. Cuando se le dejó escoger, fue a Sodoma. Nunca hizo un altar, y no es mencionado como hombre de fe. Trató de ser peregrino sin ser llamado. Dios no le dio promesas ni de la tierra ni de herederos. No es patriarca ni ejemplo que seguir, pues termina triste, despojado y olvidado. Pero Abraham era un hombre espiritual. Hizo altares a Dios; le adoraba e invocaba, y era conocido como príncipe de Dios (Gn. 23.6) y amigo de Dios (2 Cr. 20.7; Is. 41.8; Stg. 2.23).<br /> Nosotros, como Abraham, tenemos un altar (He. 13.10) para acercarnos a Dios – la Persona y obra redentora de Jesucristo. No es para sacrificar, sino para recordar y adorar al que se dio por nosotros. Recordamos esto de manera especial al celebrar la cena del Señor, cuando hacemos memoria y anunciamos Su muerte hasta que Él venga. Él es nuestra piedra de toque en todo.<br /> Estas historias en el Antiguo Testamento tienen valor práctico para nosotros. El Señor usaba esas Escrituras para enseñar, y los apóstoles hacían lo mismo (Ro. 15.4; 1 Co. 10.6, 11), incluso en iglesias compuestas de gentiles convertidos. De modo que, el que ignora el Antiguo Testamento se priva de verdades muy importantes y necesarias. Espero que todos leamos y estudiemos todas las Escrituras.<br /> Llegamos a Génesis 22, y recordamos que antes de eso había la prueba de la promesa del nacimiento de Isaac, y la larga espera. En Génesis 15 y 16 Abraham y Sara, por la impaciencia y la lógica humana, trataron de ayudar a Dios, e hicieron mal. Abraham aceptó la sugerencia de Sara. No esperó ni confío en Dios, sino procedió como si necesitara ayuda. Nosotros también fallamos cuando intentamos hacer la obra de Dios por lógica o a la fuerza. En el caso del patriarca, el resultado fue Ismael, un hijo en la carne, cuyos descendientes todavía causan problemas en el medio oriente. Agar e Ismael fueron echados de casa, y esa vez Dios le dijo que oyera la voz de Sara, porque en eso tenía razón. Ismael era hijo de Abraham, pero no de Sara, y no de la promesa. <i>“No te parezca grave... oye su voz”</i> (Gn. 21.12), porque la descendencia de Abraham sería llamada en Isaac, no en Ismael. <i>“Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredar con Isaac mi hijo”</i> (Gn. 21.10). Gálatas 4.30 cita esto para enseñar que no hay lugar para la ley en la justificación por la fe. <br /> Así que Abraham obedeció y despidió a Agar e Ismael, que fue para él un sacrificio, pero necesario. Y entonces, cuando solo quedaba Isaac, Dios le probó otra vez (Gn. 22.1), no para tirarle de las orejas, sino para enseñarle y hacerle bien. En la escuela de fe Dios sujeta a pruebas a los creyentes, y es una manera de ayudarnos a crecer (Stg. 1.2-4). Mucho depende de nuestra reacción. Le dio un mandamiento sorprendente: <i>“Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré”</i>. Probablemente ésta fue la prueba más difícil de su vida. Varias de las lecciones que Dios enseñó a Abraham tenían que ver con la familia y el principio de poner a Dios en primer lugar. Tuvo que salir de su tierra y parentela (Gn. 12.1). Tuvo que rectificar y separarse de Lot (Gn. 13.9). Tuvo que despedir a Agar e Ismael (Gn. 21.12). Y ahora debía ofrecer a Isaac, el único que quedaba.<br /> Al leer las palabras de Génesis 22.2, recordamos que Dios también tiene un Hijo unigénito, a quien ama, y que siglos después de ese tiempo, el Hijo de Dios sería sacrificado sobre el monte Moriah. Abraham debía ir al lugar que Dios indicaría – Moriah, y ofrecer lo que Él mando: no un cordero sino su hijo Isaac. Le llamó a sacrificar al objeto de su amor y esperanza, pues no había otro heredero. Esa gran lección en la escuela de la fe nos enseña el principio: <b>Dios primero, y Dios antes que la familia</b>. No que la familia no sea importante, pero Dios siempre tiene que venir antes. Abraham ya había aprendido que obedecer a Dios puede alejarnos de nuestros parientes. Pero ahora la lección venía con más fuerza, porque Isaac no era un hermano o primo o sobrino, sino su hijo nacido en su vejez. Los viejos, los abuelos, a menudo malcrían a los niños con mimos y permisividad, pero Dios demandó de Abraham el máximo sacrificio.<br /> En el verso 3 vemos su reacción. No cuestionó, ni rehusó, no lo postergó, ni siquiera consultó a su esposa para ver si estaba de acuerdo. No necesitaba su permiso o acuerdo. Posiblemente le diría algo parecido a lo que dijo a los siervos en el verso 5, pero no lo sabemos. Lo cierto es que simplemente obedeció a Dios – la obediencia de la fe. Se levantó muy de mañana, preparó el asno, tomó dos siervos e Isaac, cortó la leña, y se fue. No se fue a un lugar cercano, ni al lugar que le pareciera, sino al lugar que Dios le dijo. Luego Dios ensenaría a Israel la importancia de congregarse en el lugar que Dios escogiere (Dt. 12.5, 11, 18, 26). Esta verdad debe aplicarse también a la iglesia, pues muchos se congregan a un hombre o un nombre, pero no bíblicamente, no al Señor en el lugar que Él escogiere.<br /> En los versos 4-5, cuando vio el lugar, hizo esperar a los siervos, y diciendo así:<i> “iremos...adoraremos y volveremos”</i>. Esto es fe, porque como Hebreos 11.19 informa, realmente iba a degollar a Isaac y ofrecerlo, porque pensaba que Dios es poderoso para levantarlo. Su lenguaje a los siervos indica que Abraham anticipaba volver con Isaac vivo después de sacrificarlo. El verso 6 dice: <i>“y fueron ambos juntos”</i>. Hermosa y conmovedora escena – padre e hijo subiendo juntos el monte Moría para el sacrificio. Entonces Isaac preguntó (v. 7), porque muchas veces había visto sacrificios, y esa vez se dio cuenta de que faltaba el animal. <i>“¿Dónde está el cordero?”</i>, que es una de las grandes preguntas en la Biblia. Abraham respondió sagazmente, por fe: <i>“Dios se proveerá de cordero”</i>, y no dio más detalles. Esto fue suficiente para Isaac. <i>“E iban juntos”</i> (v. 8). No había discusión ni más preguntas ni protesta. Abraham confiaba en Dios, e Isaac confiaba en su padre Abraham. Ojalá que viéramos más confianza así hoy, de los padres en Dios, sin vacilar, y de los hijos en sus padres, sin protestas.<br /> Entonces, llegaron a la cumbre (vv. 9-10), y Abraham procedió sin demora a hacer lo que Dios le había dicho. Puso a Dios antes que a su hijo, e notamos que Isaac se sometió a eso, pues seguramente tenía más fuerza física que Abraham, pero no hubo lucha. Cuando llegó el momento y alzó el cuchillo sobre Isaac, Dios intervino y paró al patriarca (vv. 11-12). <i>“No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único”</i>. Dios vio cómo reaccionó Abraham en la prueba, y le bendijo. También con nosotros, hermanos, el Señor quiere más que escuchar palabras bonitas, como himnos y oraciones, pues desea ver nuestra fe en nuestras obras. Cuando estamos en pruebas, sabemos que Dios puede intervenir para dar alivio, pero todo tiene su tiempo. Son hermosas las palabras: <i>“No me rehusaste tu hijo, tu único”</i>, porque en Romanos 8.32 leemos que Dios <i>“no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros”.</i> ¡Y nadie intervino, pues Cristo realmente dio Su vida por nosotros, y Dios vio morir a Su Hijo en el monte Moriah.<br /> Pero aquel día no iba a morir Isaac. Dios proveyó un carnero – no un cordero, para sustituir a Isaac (v. 13). Luego el Cordero de Dios nos sustituyó a toda la humanidad. Lástima que el mundo todavía quiere un carnero, no el Cordero. Abraham dio un nombre profético a ese lugar: <i>“Jehová proveerá”</i>. En ese monte fue puesto el templo (2 Cr. 3.1), y en otra parte del mismo monte, fuera de Jerusalén, estaba Gólgota, el lugar de la Calavera (Mt. 27.33), donde murió el Cordero que Dios proveyó.<br /> Los versos 15-18 terminan esta sección, enfatizando la bendición que viene por la obediencia. Dios conoce nuestra fe por nuestro corazón y también por nuestras obras, pues la fe sin obras está muerta. El Señor bendice a los que confían en Él, creen a Su Palabra y le obedecen. Declaró a Abraham: <i>“por mi mismo he jurado”</i> (v. 16), que es lo más seguro. Le prometió una descendencia innumerable (v. 17). Nos agrada saber que la bendición es para todas las naciones (v. 18) porque eso nos incluye. Cuán lejos llegan las bendiciones de la obediencia, y pensad en el bien que podemos hacer si obedecemos por fe.<br /> Qué grande es el Señor y maravillosas Sus obras y bendiciones. Él desea bendecir, pero nosotros muchas veces le impedimos por nuestras dudas y desobediencias. La obediencia de fe es la clave para la bendición. Obedecer es creer el evangelio, arrepentirse y confiar en el Señor Jesucristo para ser salvo. Y después de salvo, obedecer es creer a Dios y hacer lo que Él nos manda. Esto es vivir por fe, como Abraham, el amigo de Dios.<br /><br /></span></p><p style="text-align: right;"><span style="font-size: large;"><span style="font-size: small;">Lucas Batalla, de un estudio dado el 15 de agosto, 2022</span><br /></span></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-81907059752839197942022-08-18T09:18:00.006-07:002022-08-19T03:44:48.824-07:00 Abraham y Lot Después de Separarse<p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><b> </b></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEio3n1_KIbTEbribcUdGUDW-iiVfdT2WBjtmxxL-6NdgzqgmMyf0HLNZp0IQ55FZn5GDK28WjHNtphfjyU_nofApUCUZKmOq8blKWAiTLUbc3ZhbQvqgSn231lJO6Par2hPA6jfpYUA18-X8OhcdSCM6eMDQv2TwbGUlIqZ-XxMHWzHz06WZf8sLLHB/s425/Lot%20casa.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="425" data-original-width="339" height="569" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEio3n1_KIbTEbribcUdGUDW-iiVfdT2WBjtmxxL-6NdgzqgmMyf0HLNZp0IQ55FZn5GDK28WjHNtphfjyU_nofApUCUZKmOq8blKWAiTLUbc3ZhbQvqgSn231lJO6Par2hPA6jfpYUA18-X8OhcdSCM6eMDQv2TwbGUlIqZ-XxMHWzHz06WZf8sLLHB/w462-h569/Lot%20casa.JPG" width="462" /></a></b></span></div><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><b>Texto:</b> Génesis 14, 18-19<br /><br /> Proverbios 4.18-19 puede describir los caminos de Abraham y Lot. <i>“La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto. El camino de los impíos es como la oscuridad; no saben en qué tropiezan”. </i><br /> En nuestros estudios sobre la vida de Abraham, hemos visto que el Dios de gloria le apareció cuando vivía en Mesopotamia, en Ur de los caldeos (Gn. 12.1; Hch. 7.2). En ese primer encuentro, cuando Dios se dio a conocer, le mandó algo que le puso en compromiso: dejar su tierra y sus parientes. Ahí vemos la primera muestra de la fe del patriarca, que<i> “por la fe... obedeció para salir... sin saber a dónde iba”</i> (He. 11.8). Si se dice esto hoy a cualquier persona, no sería buena su reacción. Dios quiso hacer de él una nación especial y bendecida, el pueblo de Dios, y le dio las promesas de Génesis 12.2-3. Vimos también los primeros errores de Abraham, causados por la prioridad que dio a su familia. Primero, salió de su tierra, pero con sus parientes en lugar de dejarlos ahí (Gn. 11.31-32), Por eso el capítulo 12 comienza así: <i>“Pero Jehová había dicho...”.</i> El verso 4 apunta otra obediencia parcial, cuando fue con él su sobrino Lot. Tardó años en rectificar esto, pero vimos en el capítulo 13 que se separó de Lot. <br /> Cuando se separaron (Gn. 13.10-18), se fueron cada vez más lejos el uno del otro. Abraham se quedó arriba, cerca del altar que edificó, pero Lot descendió e iba acercándose a Sodoma, y al final entró en esa perversa ciudad. Las decisiones tienen consecuencias, y Lot no decidió por fe, sino por lo que agradó a sus ojos, y tal vez a los de su esposa, y escogieron lo que Dios condenaba (v. 13). Después de separarse de Lot, Abraham recibió otra palabra de Dios en la que le prometió la tierra. Edificó otro altar en Hebrón (v. 18), pero que sepamos, Lot nunca hizo un altar. Abraham seguía a Dios, pero Lot seguía al mundo. Por su manera de vivir, Lot perdió la santidad, la comunión, el testimonio, los bienes, la casa, la esposa, y acabó viviendo en una cueva.<br /> En Génesis 14 leemos del tiempo después de la separación de Abraham y Lot. En Sodoma las cosas iban de mal en peor, y surgieron conflictos políticos y militares. Los versos 1-12 relatan como Sodoma se rebeló y se metió en una guerra que perdió. Lot fue llevado cautivo también, porque estaba en medio de Sodoma e identificado con ellos. <i>“Lot... y sus bienes”</i> (v. 12) fueron tomados, por estar donde no debía. Es un efecto secundario de integrarse en el mundo. <br /> En los versos 13-15 Abraham, al recibir las noticias, armó a sus siervos y fue a liberar a su pariente. Tuvo que viajar al norte de Damasco (v. 15), y cuando los halló, atacó de noche, usando la táctica de la sorpresa. Recobró todos los bienes, y su sobrino, y con todo eso regresó a Sodoma.<br /> Los versos 17-24 relatan que salieron a su encuentro dos reyes, uno bueno y otro malo. El rey de Sodoma buscaba a sus súbditos (v. 17). El rey de Salem, Melquisedec, también era sacerdote del Dios Altísimo, un verdadero creyente y adorador, de los pocos que quedaban. Trajo pan y vino, para recibir y dar refrigerio al libertador (vv. 18-20). Melquisedec bendijo a Abraham, y éste le dio los diezmos de todo. Hebreos 7 da el significado espiritual de ese encuentro. En cambio, el rey de Sodoma no bendijo a Dios, sino solo quería a las personas (v. 21), y ofreció a Abraham todos los bienes a cambio de ellas. Pero Abraham sabiamente rehusó los bienes de Sodoma, pues todo lo de Sodoma estaba contaminado. Había jurado a Dios que no tomaría nada de ese rey de sodomitas y perversos. (vv. 22-24). No quería que ese rey luego pudiera decir que había enriquecido a Abraham. La limpieza e integridad son más importantes que los bienes materiales, y debemos tener cuidado de con quiénes nos asociamos. <br /> Parece extraño que después de todo lo acontecido, Lot se quedara todavía en Sodoma. No había aprendido nada. Del capítulo 19 sabemos que su esposa e hijas tampoco querían salir de ahí. Pero Abraham volvió a su lugar en Mamre. Posiblemente después de esto Abraham esperaba un contraataque de los que había vencido, o temía la enemistad del rey de Sodoma a quién había rechazado. Pero en Génesis 15.1 Dios le apareció nuevamente a Abraham para confirmar la promesa: <i>“No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande”</i>. Dios es <i>“galardonador de los que le buscan”</i> (He. 11.6). Pero pesad, ¿Cuándo buscó Lot a Dios? No dicen las Escrituras que lo hiciera. Debemos poner nuestro corazón y mente en Él, y vivir para agradarle. Él se encarga del cuidado de los que le son fieles. <br /> Los capítulos 15 y 16 relatan la promesa divina acerca de su descendencia. El capítulo 17 nos informa del origen de la circuncisión – la señal del pacto que Dios estableció con Abraham y toda su descendencia.<br /> Pasamos al capítulo 18, y nuevamente Dios le apareció, esta vez en una visita personal (v. 1). Los versos 2-8 destacan la hospitalidad de Abraham, y Hebreos 13.2 nos manda ser hospitalarios, porque <i>“algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles”.</i> Después de comer, Dios confirmó la promesa de que Sara daría a luz un hijo (vv. 9-15), y salido al camino, avisó a Abraham de la destrucción de Sodoma y sus alrededores (vv. 16-33). Sodoma estaba entonces como hoy está mucho del mundo: <i>“...el pecado de ellos se ha agravado en extremo”</i> (v. 20). Hoy no han inventado nada nuevo, y Dios todavía abomina todos esos pecados. Dos veces el Nuevo Testamento declara que Dios puso a Sodoma y Gomorra como ejemplo a los impíos, es decir, si vives así, eso es lo que te espera.<br /> En los versos 23-33 apreciamos la intercesión de Abraham, aparentemente preocupado por su sobrino. Sabe que Dios es<i> “Juez de toda la tierra”</i>, y hoy a muchos se les ha olvidado esto. Dios tiene derecho y obligación de juzgar la maldad en todo el mundo. El libro de Apocalipsis relata cómo hará esto. La oración no es pedir solo por nosotros, sino interceder por otros, y las Escrituras afirman que la oración eficaz del justo puede mucho. Dios prometió no destruir la ciudad si hallara a diez justos, pero no los hubo.<br /> Pasamos al capítulo 19, y en los versos 1-3 los dos ángeles llegaron a Sodoma. Parecían como hombres, es decir, en cuerpos humanos, y podían comer y beber (v. 3). Lot los recibió y hospedó, y por única vez en su vida tenía a dos ángeles en su casa. Cuando Abraham recibió a esos huéspedes, todo fue pacífico y sin problemas, pero no así con Lot. En los versos 4-11 leemos del conflicto con los perversos de la ciudad que quisieron violar a esos huéspedes celestiales, <i>“todo el pueblo junto”</i>, desde el más viejo hasta el más joven – así que no había inocentes en Sodoma. Los ángeles intervinieron para proteger a Lot y su familia, pero les costó trabajo porque no querían salir. Los tuvieron que apurar y repetir la advertencia para que saliesen de la ciudad (vv. 12-23), “porque vamos a destruir este lugar” (v. 13). Lot avisó a sus yernos (v. 14) pero se lo tomaron a broma, porque evidentemente Lot había perdido su testimonio y credibilidad, porque vivía como uno más en Sodoma. Los ángeles tuvieron que apurar a Lot y su familia para que saliesen. <i>“Escapa por tu vida, no mires tras ti”</i> (v. 17); <i>“Date prisa, escápate” </i>(v. 22). Nunca tuvieron que hablar así a Abraham, porque él vivía en piedad, cerca del altar, no en lugares como Sodoma.<br /> En los versos 24-29 leemos de la destrucción de esas ciudades, que no fue por causas naturales sino por la mano de Dios. Fue un acto soberano de juicio y limpieza por fuego. También murió la mujer de Lot por mirar atrás a la ciudad (v. 26), pues parece que sus afectos estaban ahí, y desobedeció el mandato del ángel (v. 17). Ella es figura de los que aman al mundo (1 Jn. 2.15-17). Cristo advirtió: <i>“Acordaos de la mujer de Lot”</i> (Lc. 17.32). Hay mujeres que son esposas de hombres piadosos, pero ellas son mundanas, y el juicio de Dios les alcanzará. Hermanos, no miremos las cosas de abajo, sino las de arriba (Col. 3.1-4). Miremos adelante y arriba (He. 12.3), pues en este mundo somos peregrinos, no ciudadanos.<br /> Los versos 30-38 relatan cómo Lot vino a ser un “hombre de la cueva”, debido al temor. No buscó a Abraham, sino se quedó en su cueva con sus hijas. Ellas, quizás contaminadas moralmente por lo que habían visto y aprendido en Sodoma, se convencieron de que el incesto era necesario para dar descendencia a su padre. Esto es la inmoralidad por lógica humana. Dieron a beber a su padre y cuando estaba ebrio se aprovecharon de él y quedaron encintas (vv. 32-35). De eso no vino nada bueno – los moabitas y los amonitas (vv. 37-38). Abraham recibió de Dios el hijo de la promesa, Isaac, concebido milagrosamente. Pero Lot recibió de sus hijas dos hijos malditos, concebidos del incesto cuando estaba ebrio. ¡Consideremos, hermanos, el camino de Abraham – por la fe – y el camino de Lot – por la carne, y decidamos de una vez ser fieles y devotos al Señor!</span></p><p style="text-align: right;"><span style="font-size: large;"> </span>Lucas Batalla del estudio dado el 17 de julio 2022 <br /></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-942562320645416082022-08-18T09:02:00.002-07:002022-08-18T09:02:17.120-07:00 Abraham y Lot: La Necesidad de la Separación<br /><p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqwebeNykKLYCbmr55RKqqZqnmYgs6qB7KOJ5eaUOcvfq_uwvufSpNRz_inNcDH4vSOVm6sVfb-D8WcbuhOFOH0RsilccCBJPMdfczfB7fS8X08p2lE0Ewspqug6Iker3hgWPvtFlmpNLMvXVXgtvhvGhx1Dckwjsb866jgYHW39DdPW46dajJ4NGD/s1170/abraham-lot.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="849" data-original-width="1170" height="442" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqwebeNykKLYCbmr55RKqqZqnmYgs6qB7KOJ5eaUOcvfq_uwvufSpNRz_inNcDH4vSOVm6sVfb-D8WcbuhOFOH0RsilccCBJPMdfczfB7fS8X08p2lE0Ewspqug6Iker3hgWPvtFlmpNLMvXVXgtvhvGhx1Dckwjsb866jgYHW39DdPW46dajJ4NGD/w610-h442/abraham-lot.jpg" width="610" /></a></p><p style="text-align: center;"><span style="font-size: large;"><b><span style="font-size: large;"><i>“Te ruego que te apartes de mí”</i></span> <br /></b></span></p><p><span style="font-size: large;"><b> </b></span></p><p><span style="font-size: large;"><b>Texto:</b> Génesis 13.1-18<br /><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">En Génesis 12 vimos que Dios llamó a Abraham a salir de su tierra, parentela y la casa de su padre (v. 1), pero por alguna razón, Lot le acompañó. Esto a la larga causó problemas, porque, aunque era creyente, Dios no llamó a Lot ni le dio la tierra como a Abraham. 2 Pedro 2.7 dice: <i>“el justo Lot”</i>, pero no sabemos cuándo se convirtió, si antes de salir de Ur, o en Harán, o luego en Canaán.<br /> Génesis 13 comienza con la subida de Abraham de Egipto a Canaán, <i>“y con él Lot”</i> (v. 1). Había adquirido muchas riquezas (v. 2), y dice el verso 5 que Lot también tenía muchas posesiones. El verso 3 informa que Abraham <i>“...volvió... hacia Bet-el”, “al lugar del altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová”</i> (v. 4). En Egipto había vivido alejado de Dios, en un país pagano. Vivir en amistad con los del mundo no es bueno. Estamos en el mundo, pero no somos del mundo (Jn. 17.14). No parece que le importaba a Lot vivir en Egipto, pues luego fue a vivir en Sodoma. Andaba como una nave sin timón. Pero Abraham debía estar en la tierra que Dios le indicó, y tener su tienda cerca del altar.<br /> Abraham y Lot representan dos clases de cristianos. Uno es santo y separado del mundo porque busca la comunión con Dios. El otro cree en el Dios verdadero, pero tiene los ojos puestos en el mundo. Los gustos de Lot y su esposa los llevaron a Sodoma, y terminaron perdiendo todo. Mejor les hubiera sido quedarse en Ur o en Harán. Abraham era un hombre de oración – invocó el nombre de Jehová en el lugar del altar. Pero Lot nunca hizo un altar, ni leemos ninguna oración suya. Abraham vivía por fe, como extranjero (He. 11.8-9), pero la Biblia no dice eso acerca de Lot. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"> Los versos 5-7 relatan el conflicto que surgió entre los pastores de Abraham y los de Lot, porque tenían muchos bienes y la tierra no era suficiente (v. 6). Menciona al cananeo y al ferezeo (v. 7), es decir, que los del mundo observaban el altercado. Hay que cuidar siempre el testimonio ante los del mundo, pero Lot intentó arreglar la situación. La tierra no era suya, pues Dios no le prometió nada, y debía deferir a Abraham, pero no actuó. <br /> Abraham tomó la iniciativa para resolverlo (vv. 8-9). No quiso altercado. Pero hermanos, observad que tampoco propuso una tolerancia mutua en la que cada uno cedía un poco y respetaba las opiniones del otro. El patriarca siguió la paz, y fue cortés como siempre, pero observad, hermanos, que esa paz vino por la separación. <i>“Te ruego que te apartes de mí” </i>(v. 9). Aunque eran los dos creyentes, y parientes, no debían andar juntos. A muchos les parece duro esto. Preguntan: <i>“¿Por qué no podemos estar juntos, pues somos hermanos?”</i> Observa que Abraham dijo: <i>“somos hermanos”</i> - esto es - parientes (v. 8), pero insistió en la separación (v. 9).<br /> Parece que a Abraham le costó obedecer a Dios en eso su sobrino, pero al final vio que era necesario. Si le hubiera dicho eso antes de salir de Ur, o Harán, se habría librado de esos problemas. Hay quienes son creyentes y parientes o amigos, pero que no deben andar juntos, porque no están de acuerdo (Am. 3.3). Quizás nos cuesta separarnos de ellas, por lazos familiares o de amistad, pero hay que obedecer a Dios. Puestos a escoger, debemos imitar lo espiritual, lo que nos acerca más a Dios, no al mundo. Siglos después, el apóstol Pablo escribió: <i>“sed imitadores de mí”</i>, no de otros (1 Co. 11.1; Fil. 3.17). El apóstol Juan enseñó: <i>“Amado, no imites lo malo, sino lo bueno”</i> (3 Jn. 11).<br /> Cuando Abraham inició la separación, Lot miró y vio algo muy atractivo (vv. 10-11). Es interesante que el verso 10 dice que el verdor de la llanura del Jordán le pareció <i>“como la tierra de Egipto”</i>. Entonces, <i>“escogió para sí”</i> (v. 11). No tuvo deferencia para con su tío, sino escogió lo que le parecía lo mejor, pero sin saber que todo eso sería destruido. El creyente que escoge el mundo se equivoca como Lot, porque <i>“el mundo pasa, y sus deseos” </i>(1 Jn. 2.17). <i>“Y se apartaron”.</i> Era necesario para que Abraham recibiera la bendición de Dios. Después de separarse, cada día se alejaron más el uno del otro. Sin la influencia de Abraham, Lot fue de mal en peor.<br /> Abraham estuvo en el campo, pero Lot fue a las ciudades de la llanura, e iba acercándose a Sodoma (v. 12). ¿En qué tipo de ciudad querían estar Lot y su esposa? El verso 13 la describe así: <i>“Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera”</i>. Lo que entonces había en Sodoma y las ciudades vecinas, está hoy en todo el mundo. Este mundo se ha convertido en Sodoma, un lugar de perversidad que nos da vergüenza y asco. El gobierno de nuestro país legaliza la homosexualidad y el lesbianismo. Quieren borrar la distinción entre los sexos. Las mujeres se visten como hombres, y algunos hombres como mujeres. Pero aunque los gobiernos legalicen el pecado y la perversión, Dios nunca los legaliza. Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres. Dios tiene unas normas y hay que respetarlas. Por ejemplo, las mujeres no deben llevar pantalones y cortar el pelo como los hombres. Dicen que es la moda, pero eso no importa, sino la voluntad de Dios. En la iglesia debemos vestirnos como santos, no como mundanos. Hace años que me sorprendí en un campamento “cristiano” cuando las mujeres vinieron al estudio en bikini. Les protesté, pero no les pareció bien, y poco después yo y mi esposa abandonamos ese lugar. No debemos imitar a Lot, el hombre que no se separó sino se integró, y perdió la santidad y su testimonio.<br /> Hay quienes desean imponer los valores del mundo en las iglesias, y muchas, incluso asambleas de hermanos, han copiado esas modas y valores. Pero eso digo, hermanos, que hay que resistir, porque no debemos meternos en ese molde (Ro. 12.1). Seamos santos y piadosos, y esto incluya nuestra forma de vestir y hablar. 2 Corintios 6.14-7.1 enseña y enfatiza la necesidad de practicar la separación. No hay comunión entre lo santo y lo mundano. Aunque le dolió a Abraham separarse de Lot, era para su salud y bienestar espiritual. Leemos que <i>“después que Lot se apartó de él”,</i> Dios habló con Abraham (v. 14). Le dijo que alzara los ojos, no como Lot, sino para mirar a los cuatro puntos cardinales y ver toda la tierra. Confirmó Su promesa:<i> “toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre”</i> (v. 15). Es unilateral, por lo que no puede ser invalidada por Israel. Es soberana, pues no depende de las naciones unidas ni otros. Y tampoco tiene fecha de caducidad, pues es <i>“para siempre”</i>. Lo que Lot escogió fue quemado y desapareció para siempre. Lo que Dios dio a Abraham será suyo eternamente, con gran bendición. De eso aprendemos que Dios da lo mejor a los que no escogen para sí, como Lot, sino permitan que Dios escoja. Esto afecta todo área de nuestra vida. Dejemos a Dios dirigir nuestras vidas.<br /> Aunque la separación era necesaria, Abraham seguía amando a Lot. Cuando oyó que Lot había sido llevado cautivo (Gn. 14.12-16), armó a los de su casa y salió para atacar al enemigo y librar a su pariente. Arriesgó la vida por él, pero no volvieron a vivir juntos. <br /> El verso 18 relata que Abraham fue en sentido opuesto a Lot. Es otro resultado de la separación. Con el tiempo hay más distanciamiento. Se acercó a Hebrón, pero no moró en la ciudad sino en el campo, en el encinar de Mamre, y ahí edificó otro altar a Jehová. <br /> Hermanos, no estamos practicando debidamente hoy la línea divisora. Es bueno ser cortés y amable, pero no podemos andar con todos. No hay que esperar que se cansen y se vayan los que tienen otra línea de doctrina y práctica. Esas tensiones y conflictos pueden arruinar a una familia o iglesia, como las corrientes del mar que destruyeron la nave que llevaba a Pablo. <i>“Pero dando en un lugar de dos aguas, hicieron encallar la nave; y la proa, hincada, quedó inmóvil, y la popa se abría con la violencia del mar”</i> (Hch. 27.41). <br /> Recordemos la pregunta de Amós 3.3, <i>“¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?”</i> Aunque nos duela, y aunque nos quedemos solos, tomemos la iniciativa y digamos: <i>“te ruego que te apartes de mí”</i>. La vida cristiana es una senda difícil, y ¿por qué no decirlo, de pocos amigos? Recordemos que es mejor estar solo que mal acompañado.<br /> Como aprendió Abraham, gran amigo es Dios de los que esperan en Él. Cuando se quedaron solos, Dios habló con Abraham para confirmar Sus promesas. Es como si dijera: “Hiciste bien. No te preocupes, yo soy tu amigo fiel”. Y Abraham tiene el apodo <i>“Reuel”</i> en hebreo (amigo de Dios), o <i>“al Kalil”</i> en árabe (el amigo). Es recordado con honor como amigo de Dios (véanse 2 Cr. 20.7; Is. 41.8; Stg. 2.23). Escogió bien, y ahora queda preguntar si escogeremos como él.<br /></span></p><p style="text-align: right;"><span style="font-size: large;"><span style="font-size: small;">de un estudio de Lucas Batalla 10 julio 2022</span><br /></span></p><p><br /></p><br />Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-60953365479037581622022-07-16T09:11:00.004-07:002022-07-16T09:11:57.315-07:00Abraham el Peregrino: La Importancia de la Guía Divina<p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsBFsfAj-DXdAJZY8JEgCNRibC8RHR8e9abzTb-0UIIWCl0DGJzkRViJdJ344HAsiMPLbdHtcApq2Cd9kEK1YKSkAMZsds112CInIRAH7WPX1bQXYI-A7xrVNwUHxIhOgxLCc4SX80cMTLltJM2EZ4-CFs0JxW5vXbkbHsYu-lWdwMa4JhMIfOItOA/s800/abraham%20viaja.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="800" height="340" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsBFsfAj-DXdAJZY8JEgCNRibC8RHR8e9abzTb-0UIIWCl0DGJzkRViJdJ344HAsiMPLbdHtcApq2Cd9kEK1YKSkAMZsds112CInIRAH7WPX1bQXYI-A7xrVNwUHxIhOgxLCc4SX80cMTLltJM2EZ4-CFs0JxW5vXbkbHsYu-lWdwMa4JhMIfOItOA/w454-h340/abraham%20viaja.jpg" width="454" /></a></span></div><span style="font-size: large;"><br /></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><b>Texto:</b> Génesis 12.1-10<br /><br />Abraham fue el primer hombre después de Noé a quien Dios se manifestó. Vivía en Ur de los caldeos, y no conocía a Dios. Pero Dios intervino en su vida y se dio a conocer. En Hechos 7.2 Esteban dijo: <i>“El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán”.</i> No apareció a nadie más en la familia sino solo a Abraham. Génesis 11.31-32 informa que Abraham estuvo con sus parientes en Harán, y Génesis 12.1 añade:<i> “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”.</i> Al principio no hizo lo que Dios dijo, pues como con muchos de nosotros, parece que la familia hace competencia con la Palabra de Dios. Abraham fue llamado a salir y sacrificar tres cosas, para conocer la tierra que Dios le quería mostrar. Tendría muchas preguntas, pero Dios no le explicó más. Era una cuestión de fe. Le mandó salir de su tierra, su parentela y la casa de su padre. Hebreos 11.8 informa que <i>“Por la fe... salió sin saber a dónde iba”. </i>Lo más importante es saber lo que Dios dice, y confiar en Él.<br /> En Génesis 12.2-3 leemos las promesas que Dios hizo unilateralmente a Abraham: nación, engrandecimiento, bendición, y la maldición de sus enemigos. Esas importantísimas promesas todavía son operativas, pues Dios no ha desechado a Su pueblo, y muchos antisemitas han sido castigados por Dios.<br /> El verso 4 nos presenta el siguiente problema: Lot. Dios especificó que dejara su parentela, pero su sobrino <i>“Lot fue con él”.</i> Abraham tenía 75 años cuando salió, y Lot no era un niño que necesitaba cuidado. A veces por sentimentalismo o una idea errónea de compasión hacemos algo que Dios no quiere. A la larga esa decisión iba a traer más problemas. Lo que Abraham dijo luego a Lot (Gn. 13.9), tenía que haberselo dicho cuando salió de Harán.<br /> El verso 5 comenta que Abraham emprendió su viaje con Sarai, Lot, los bienes y las personas adquiridas en Harán (criados). Entraría desde el noreste, y la primera parada en la tierra de Canaán fue en Siquem, ante un gran árbol conocido como el encino de Moré (v. 6). Ahí Dios se le apareció por segunda vez, y le prometió: <i>“A tu descendencia daré esta tierra” </i>(v. 7). Fue otra promesa incondicional. Entonces, en este lugar Abram edificó su primer altar. El altar era para sacrificio, adoración, oración – invocando a Dios, y testimonio. No había ninguna imagen. Los cananeos tenían sus ídolos, pero Abram no tenía ninguno. Probablemente fue el primer altar a Dios en la tierra de Canaán.<br /> Siguió viajando hacia el sur (v. 8) y llegó a Bet-el. Plantó su tienda entre Bet-el y Hai, edificó su segundo altar <i>“e invocó el nombre de Jehová”</i>. Los cananeos, descendientes de Cam, no adoraban al Dios verdadero, así que la presencia y actividad de Abraham, descendiente de Sem, era un testimonio.<br /> Abram viajó más al sur, y llegó al Neguev (v. 9), la parte árida de Israel. No hizo altar en el desierto. El verso 10 informa que hubo hambre en la tierra, y vemos otro error de Abram. Se dejó guiar por las circunstancias, por su lógica, o por su estómago, sin consultar a Dios, y se fue a Egipto para morar. Dios no lo mandó a Egipto. Siglos más tarde Elimelec cometió ese error cuando fue a Moab.<br /> Los versos del 11 al 20 se ocupan del tiempo de Abram en Egipto. Observamos que no edificó altar en Egipto, y es perjudicial vivir donde no hay altar. En nuestros tiempos los creyentes cometen el mismo error cuando guiados solo por su estómago, se mudan a lugares donde no hay congregación ni testimonio. Así que, en Egipto Abram y Sarai engañaron a Faraón y sin saberlo pusieron en peligro el linaje patriarcal y mesiánico. Estaba fuera de la voluntad de Dios, porque no confiaba en Él para proveer y para guardarles. Dios quiere que siempre confiemos en Él y le permitamos guiar nuestros pasos. Pero Abram, motivado por el temor del hombre (Pr. 29.25), no por fe en Dios, quiso que Sarai dijera una mentira (vv. 13-16). No es un proceder de fe ni de santidad. Dios nunca miente y nunca nos da permiso a mentir. No digamos “media verdad” porque la otra mitad es mentira. Cuando sube la carne baja la vida espiritual. Cuando Dios hirió con plagas a Faraón y su casa (v. 17), y le hizo saber por qué, ese pagano rey de Egipto reprendió al patriarca. Digamos que vino a Abraham la palabra de Faraón: <i>“¿Qué es esto que has hecho conmigo?”</i> (v. 18). Es especialmente vergonzoso cuando el impío reprende al creyente por sus hechos. Seguramente le dolió la reprensión de Faraón, y le hizo pensar: ¿Qué hago yo en este lugar? A veces tiene que haber una humillación grande, para que demos media vuelta. Primero Abram tuvo que salir de Ur de los caldeos, y luego tuvo que salir de Egipto. Los creyentes podemos equivocarnos, y de hecho lo hacemos. Pero al ver nuestro error, debemos recordar a Abram y reaccionar como él. No discutió con Faraón, ni dio excusas. Fue sensible, aprendió y tomó medidas para corregir la situación. Subió de Egipto y volvió a la tierra que Dios le prometió (Gn. 13.1-3), el lugar del altar que edificó. <br /> Aprendemos la importancia de seguir implícitamente las instrucciones divinas y permitir siempre que Dios guíe nuestros pasos. No pongamos al país o la parentela antes que Dios. No vayamos a vivir lejos del altar. No seamos guiados por el temor del hombre, ni digamos la verdad a medias. Sean nuestras las palabras de un himno que dice: “Cerca de ti Señor, quiero morar”, y las de otro himno que dice: “Me guía Él, con cuanto amor me guía siempre mi Señor”. <br /></span></p><p style="text-align: right;"><span style="font-size: large;"><span style="font-size: small;">De un estudio dado por Lucas Batalla, 26 junio 2022</span><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><br /></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-92046634498950623692022-06-29T14:27:00.004-07:002022-06-29T14:27:41.292-07:00Vasti, y Otras Mujeres Insumisas<p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><b>Texto:</b> Ester 1.1-22<br /><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgN4bYnXtKQWoAlAhhCB0Z-c50uPund9N3dq5Rv5ZdzxQ3Nl57X0yfwaeqFyMqrQ5x8c9dVUAGZazjO82vSYYe55n7Yg_bu6sBMIkZygYObzVfmlRWpH31Qt5jtMrtTp8aAB7gSZPhfsHD8hRZgXjI_91-mDBGpbuz_ImvhbUDBge6MS3ZWypmCkHNN/s786/Vasti.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="786" data-original-width="606" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgN4bYnXtKQWoAlAhhCB0Z-c50uPund9N3dq5Rv5ZdzxQ3Nl57X0yfwaeqFyMqrQ5x8c9dVUAGZazjO82vSYYe55n7Yg_bu6sBMIkZygYObzVfmlRWpH31Qt5jtMrtTp8aAB7gSZPhfsHD8hRZgXjI_91-mDBGpbuz_ImvhbUDBge6MS3ZWypmCkHNN/s320/Vasti.jpg" width="247" /></a></span></div><span style="font-size: large;">Es una lectura que hoy seguramente a muchos les molestaría, con las leyes nuevas y la mentalidad de la sociedad respecto a temas como el matrimonio y el feminismo.<br /> La hermosa historia de Ester comienza con un grandioso banquete real en el que el rey Asuero mandó a la reina Vasti presentarse para ser admirada. Pero ella rehusó, y de esa manera afrontó públicamente a su marido el rey.<br /> Los versos 16-18 declaran las consecuencias extensas de la rebeldía de la reina, y llama <i>“pecado”</i> lo que hizo. Pues aun los medo-persas sabían como los demás en el mundo de aquel entonces que la mujer debe obedecer a su marido, y aunque Vasti era reina, no tenía disculpa. Ella desestimó y deshonró al rey. El mal ejemplo de una sola persona puede afectar a muchos, especialmente si es una figura pública como era ella. Y aunque no son reinas, hoy las mujeres de los ancianos, los obreros y los misioneros deben tener mucho cuidado con sus actitudes y conducta, porque están en el punto de mira de otras mujeres. En el Nuevo Testamento, textos en 1 Timoteo 3, Tito 2 y 1 Pedro 3 instan a las mujeres a poner ejemplo de piedad y estar sujetas.<br /> Esto se sabía en tiempos de Ester, pero ahí está el problema, porque hoy muchos no aceptan la posición bíblica de la mujer, porque no creen a Dios. Dicen que el mundo y los tiempos han cambiado, y es cierto, pero la Palabra de Dios permanece para siempre. La iglesia es designada <i>“columna y baluarte de la verdad”</i> (1 Ti. 3.15), y no debe aflojar ni cambiar con los tiempos. <br /> Comenzando en Génesis 1-3 leemos que Dios, el Creador, hizo primero al hombre. No es enseñanza anticuada, pues 1 Timoteo 2.11-13 indica que el orden de la creación es significativo.<i> “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva”</i>. Luego 1 Corintios 11.8-9 señala la importancia del pasaje en Génesis, porque aun hoy afecta la conducta y el orden en el matrimonio y la iglesia. “Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón”. Según Génesis, Adán vivió solo durante un tiempo, y era el único habitante del planeta hasta que Dios hizo Eva. Cuando Dios formó a Eva, la presentó a Adán como <i>“ayuda idónea para él”</i> (Gn. 2.18). No debía mandarle, ni competir con él, sino ayudarle. La orientación de la mujer era su marido. Ella no era independiente, ni tenía liderazgo, sino fue creada para acompañar y ayudar.<br /> La orden que Dios estableció sigue vigente en tiempos de la iglesia, pues 1 Timoteo 2.12 prohíbe que la mujer usurpe autoridad o ejerce dominio sobre el varón. La mujer, no el hombre, debe estar sujeta (v. 11). Aun los del mundo sabían esto en días de Ester, por eso llamaron <i>“pecado”</i> lo que hizo la reina. Así que, hablando claro, cuando una mujer no esté sujeta, o usurpe autoridad, es pecado. Volvamos a Génesis 3.16 y vemos a Dios declarar que el marido se enseñoreará de la esposa, no vice versa, y el plan de Dios no ha cambiado. Este precepto llega a lo más íntimo de la relación matrimonial, porque 1 Corintios 7.4 enseña que la mujer no tiene potestad sobre su cuerpo, sino el marido. No debe rehusar o evitar relaciones íntimas para castigar o presionar a su marido, ni él a ella.<br /> Así que, la conducta de Vasti para con Asuero fue reconocida como mala, porque desde la creación del mundo se sabía el orden que Dios estableció. Pero hoy, se ha perdido toda noción de la verdad de Dios, en el mundo y en muchas iglesias – las que no se rigen por la Palabra de Dios. Por eso algunas mujeres no quieren casarse, porque no quieren someterse a un hombre. Por esto también algunas de las casadas se separan y se divorcian, porque dicen: “No voy a obedecer a un hombre”. 1 Corintios 7.10 y 13 mandan que no se separe de su marido. Romanos 7.2 dice que <i>“la mujer casada está <b>sujeta</b> por la ley a su marido mientras éste vive”.</i> No puede divorciarle y casarse con otro, porque esto es el pecado del adulterio, y los adúlteros no heredarán el reino de Dios (1 Co. 6.9).<br /> Quiero dejar claro que no estamos a favor del machismo ni de los abusos. Dios manda claramente a los maridos cómo deben amar y cuidar de sus esposas (p. ej. Ef. 5.25; 1 P. 3.7). El marido debe honrar a su esposa, como vaso más débil, pero no dice que debe obedecerla. Y las mujeres tampoco deben actuar abusivamente con sus maridos, y eso es algo que pasa pero que por vergüenza pocos hombres lo reportan. Pero eso es otro tema. <br /> Volviendo al tema: Los derechos de la mujer no incluyen lo que Dios prohíbe. Los hombres pueden aprobar las leyes que quieran, pero Dios también tiene ley y debemos obedecer antes a Dios. El orden divino establecido en Génesis por el Creador es todavía aplicable. El Nuevo Testamento no lo cambia. Hagamos caso de las Escrituras.<br /> 1 Corintios 11.3 declara que el hombre es cabeza de la mujer. No hay dos cabezas, sino una.<br /> Efesios 5.23 dice que el marido es cabeza de la mujer, no viceversa. Él, no ella, manda. Efesios 5.33 manda que la mujer respete (reverencie) a su marido. Efesios 5.24 manda que la esposa esté sujeta en todo a su marido. Colosenses 3.18 repite la instrucción.<br /> Tito 2.4-5 manda a las mujeres ancianas a enseñar a las más jóvenes a amar a sus maridos (v. 4) y estar sujetas a ellos (v. 5).<br /> 1 Pedro 3.2 manda que su conducta sea casta y respetuosa. En 1 Pedro 3.6 vemos el ejemplo de Sara, que <i>“obedecía a Abraham, llamándole señor”.</i> Las mujeres cristianas deben imitarla, pues eso es hacer bien. Pero hoy, tal como están las cosas, muchas preferirían morir antes que someterse así a su marido y tratarle como su señor. Es curioso que cuando hay hombres, pobrecitos, que cuando hablan de su esposa dicen: “mi señora”, pero las mujeres no llaman a sus maridos “mí señor”. Las cosas están al revés, porque el pecado ha torcido todo.<br /> Y el problema se extiende fuera de casa, porque cuando no se sujetan debidamente en el matrimonio, esa actitud brota en la iglesia y la contamina. Mujeres feministas quieren ejercer “sus derechos” y ostentar “su libertad” en la iglesia. Quieren tener estudios para mujeres, donde ellas enseñan y predican. Quieren ser pastoras y ocupar otros puestos de autoridad. Quieren hablar en la congregación, en lugar de guardar silencio. Y por supuesto que no quieren llevar el velo, que la Biblia llama <i>“señal de autoridad”</i> (1 Co. 11.10). Todas estas conductas son pecado. Vasti afrontó a Asuero, pero hoy las mujeres y la sociedad afrontan a Dios, y desprecian Su Palabra. Su actitud y su conducta son peligrosamente similares a las de los apóstatas que Pedro describe: <i>“desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores”</i> (2 P. 2.10).<br /> En conclusión, todos debemos recordar la exhortación de Pablo a Timoteo respecto a la doctrina apostólica, que no ha cambiado desde entonces. <i>“Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello ...” </i>(1 Ti. 4.15-16).<br /></span><p></p><p style="text-align: right;"><span style="font-size: large;"> <br />Lucas Batalla, 29-5-22<br /></span></p><p style="text-align: justify;"><br /></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-11932017684050125062022-05-31T11:19:00.004-07:002022-05-31T11:19:37.628-07:00El Rey Manasés: el Colmo de la Maldad<p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><b>Texto</b>: 2 Cr. 33.1-20 (2 R. 21.1-18)<br /><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBD6LILK603DG7L6yyQkwHarq5KzNZHRBYPXiovpZwiUAt2li8u0Ku8BmM4TqZAK4qWdSCxUeQhxl4YFv6OVLtomJL08KGipsOuizcUhCcQVSJCS9rTIPWb51TWzZ3XSjiUSNRchz8SynYfsSJhNN-ANI1ShpugtrdAhQKSTzNGb9JJ1WYyRQLGLo-/s575/Manases.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="379" data-original-width="575" height="317" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBD6LILK603DG7L6yyQkwHarq5KzNZHRBYPXiovpZwiUAt2li8u0Ku8BmM4TqZAK4qWdSCxUeQhxl4YFv6OVLtomJL08KGipsOuizcUhCcQVSJCS9rTIPWb51TWzZ3XSjiUSNRchz8SynYfsSJhNN-ANI1ShpugtrdAhQKSTzNGb9JJ1WYyRQLGLo-/w481-h317/Manases.jpg" width="481" /></a></span></div><span style="font-size: large;"><br />Manasés era hijo malo de padre bueno – Ezequías. A los padres buenos y espirituales poco les duele más que un hijo incrédulo e infiel. Reciben todo el amor y cuidado, e instrucción en el buen camino, pero dan media vuelta y se van al mundo. No reconocen que son ingratos e infieles, solo piensan que son independientes. Así fue el caso de Manasés, hijo de Ezequías y Hepsiba (2 R. 21.1).<br /> Comenzó a reinar con solo doce años de edad, y aunque tenía padres piadosos, no honró su memoria ni guardó su instrucción. Proverbios 25.1 informa que los varones de Ezequías copiaron al libro algunos de los proverbios de Salomón. Pero Manasés no atesoró los sanos consejos y advertencias de Proverbios, sino escogió el camino de la maldad. Es muy posible que alguien o algunos en el palacio le aconsejaran malamente, pero Manasés tuvo que escoger entre esas voces y la instrucción piadosa de sus padres, y escogió mal. En lugar de proponer en su corazón el no contaminarse (Dn. 1.8), se propuso lo contrario.<br /> Toda la nación vio sus malas obras, pero lo más importante es que las hizo <i>“ante los ojos de Jehová”</i> (2 Cr. 33.2). Todo pecado es en primer lugar contra Dios. Las malas actitudes y palabras, los malos pensamientos y hechos, ofenden e insultan al Dios santo y justo. Manasés siguió al mundo, es decir, la filosofía, religión y cultura de las naciones alrededor de Israel, cosas abominables a Dios. Hoy los jóvenes como Manasés, que son criados en los caminos de Dios, cuando deciden desviarse y practicar el mal, no pueden excusarse apelando a la ignorancia.<br /> Los versos 3-7 presentan una lista detallada de los hechos de la “contrarreforma” de Manasés. Todo lo que su padre piadoso había quitado, lo volvió a poner, y más. En una sola generación deshizo todas las reformas de Ezequías, y dio rienda suelta a toda clase de maldad. Contaminó la tierra de Judá, la ciudad de Jerusalén y el templo de Jehová:</span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />· reedificó los lugares altos<br />· levantó altares a los baales<br />· hizo imágenes de Asera<br />· adoró y rindió culto a todo el ejército de los cielos (el zodíaco – la astrología)<br />· edificó altares en los dos atrios de la casa de Jehová<br />· edificó altares a todo el ejército del cielo<br />· pasó sus hijos por fuego en el valle del hijo de Hinom<br />· observaba los tiempos · miraba en agüeros<br />· era dado a adivinaciones, y consultaba a adivinos y encantadores<br />· puso una imagen fundida en el templo<br />· derramó mucha sangre inocente y llenó a Jerusalén de sangre (2 R. 21.16) * según la tradición mató aserrado al profeta Isaías, que había sido amigo y consejero de su padre. <br /> </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">El verso 6 resume así las cuentas de Manasés: <i>“se excedió en hacer lo malo ante los ojos de Jehová, hasta encender su ira”</i>.<br /> Los versos 7-8 relatan la promesa de Dios que Manasés violó. <i>“En esta casa... pondré mi nombre para siempre</i>” (v. 7), <i>“y nunca más quitaré el pie de Israel de la tierra que yo entregué a vuestros padres” </i>(v. 8). <b>Pero había una condición de bendición</b> – la obediencia y fidelidad del pueblo: <i>“a condición de que guarden y hagan todas las cosas que yo les he mandado, toda la ley, los estatutos y los preceptos, por medio de Moisés”</i> (v. 8). Observa que no divide entre “doctrinas fundamentales” y “doctrinas secundarias” como escuchamos hoy en muchas iglesias. La obligación era guardar y hacer <i> “todas las cosas...toda la ley, los estatutos y los preceptos”</i>. Y todavía hoy es así, según mandó el Señor Jesucristo: <i>“que guarden todas las cosas que os he mandado”</i> (Mt. 28:20). Israel debía guardar todo. No había un “mínimo” aceptable. ¿Por qué piensa la iglesia hoy que es diferente? <i>“Sed hacedores de la palabra</i>” todavía es el mandamiento (Stg. 1.22), y no hay rebajas.<br /> Pero Manasés hizo extraviarse la nación, <i>“para hacer más mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel</i>” (v. 9). Dios, en Su paciencia y misericordia, habló a Manasés y al pueblo, por los profetas, <i>“más ellos no escucharon”</i> (v. 10). El problema no era ignorancia, sino rechazo. Y por eso vinieron las consecuencias. En 2 Reyes 21.12-15 leemos el anuncio divino del juicio venidero y la destrucción de Jerusalén. Por Manasés habían llegado al punto de no retorno. En nuestros tiempos pasa algo similar, pues hoy muchos no sufren la sana doctrina sino escogen otras enseñanzas que les permiten hacer lo que quieran (2 Ti. 4.3-4).<br /> El verso 11 anuncia las consecuencias del desvío de Manasés: castigo y humillación a manos de los asirios. Pusieron a Manasés en grillos y cadenas como un animal, y lo llevaron así a Babilonia. Quizás pensaba que nadie podía tocarle porque era el rey. El poder y las riquezas corrompen a los hombres, y les hacen creer que pueden hacer casi cualquier cosa. Creen que no son como los demás hombres, y que deben tener preferencia. Pero Dios aborrece la soberbia y la altivez, y a Manasés le quitó del trono y lo abatió.<br /> Los versos 12-13 relatan que en sus angustias, oró a Jehová, <i>“humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres</i>” (v. 12). Lástima que no le buscaba antes. Pero cuando se humilló, Dios le oyó. Dios es misericordioso y responde a la oración. La puerta del perdón está abierta, pero solo entran los que se arrepientan, se humillen y así se acerquen a Dios. Restauró a Manasés a Jerusalén, a su reino (v. 13),<i> “entonces reconoció Manases que Jehová era Dios</i>”. Observa que no dice: “su Dios”, sino “Dios”. No está claro que realmente se convirtiera, sino más bien parece que tuvo temor de Dios por primera vez en su vida. Recuerda el caso del malvado rey Acab, que cuando Dios anunció su juicio, reaccionó así:<i> “rasgó sus vestidos y puso cilicio sobre su carne, ayunó, y durmió en cilicio, y anduvo humillado”</i> (1 R. 21.27). Dios respondió así: <i>“Pues por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa</i>” (1 R. 21.29). Acab no se convirtió, pero al humillarse experimentó una prolongación de la misericordia de Dios. <br /> El caso de Mansasés parece similar al de Acab. El libro de Reyes no menciona su oración y cambio posterior, sino solo su maldad. 2 Reyes 21.18 informa que fue sepultado en el huerto de Uza, no en los sepulcros de los reyes. Observamos en 2 Crónicas 33.15-17 que Manasés hizo reformas en Jerusalén, pero no en el resto de Judá, pues quedaron los lugares altos. Él había contaminado de tal manera la nación que pasó el punto de no returno, rumbo a la destrucción y el cautiverio. 2 Reyes 24.3-4 anuncia: <i>“Ciertamente vino esto contra Judá por mandato de Jehová, para quitarla de su presencia, por los pecados de Manasés, y por todo lo que él hizo; asimismo por la sangre inocente que derramó, pues llenó a Jerusalén de sangre inocente; Jehová, por tanto, <b>no quiso perdonar</b>”. </i><br /> Aprendamos de todo eso una lección. Manasés fue un hijo desobediente, y su camino terminó en castigo, destrucción, angustia y llanto. Fueron escritas esas cosas para nosotros. Ninguno de nosotros, ni jóven ni viejo, debe andar en el camino de Manasés. 1 Pedro 1.14 enseña que Dios quiere hijos obedientes que no se conforman a los deseos que tenían antes en su ignorancia.<br /><br /> <i>“sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinació</i>n” (1 P. 1.15-17).<br /></span></p><p><span style="font-size: large;"></span></p><p style="text-align: right;"><span style="font-size: large;"><span style="font-size: small;">de un estudio dado por Lucas Batalla, el 8 de mayo, 2022</span><br /></span></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-59095684829824534512022-05-31T11:11:00.002-07:002022-05-31T11:11:37.403-07:00Las Pruebas y Oraciones del Rey Ezequías<p><span style="font-size: large;"><b>Texto:</b> 2 Reyes 18:1-16<br /> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6AI2wwo6W6w8tw-Db8TBYYi03h-flChgqN2HtuDemukkSA2IuQOfnUvEHV32OFKuVFuo1llmeDTyDYtUdoAXOFcLIPHtt9ad0VmX85LzuWC5JJm0_hC9V-SFb897CoNe3CdXkD4dYXF16rxZRYIuasu7q00Sz8KZ1LDYOZlxFeHX_0JJILntGWoc5/s860/ezequias%20ora2.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="430" data-original-width="860" height="226" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6AI2wwo6W6w8tw-Db8TBYYi03h-flChgqN2HtuDemukkSA2IuQOfnUvEHV32OFKuVFuo1llmeDTyDYtUdoAXOFcLIPHtt9ad0VmX85LzuWC5JJm0_hC9V-SFb897CoNe3CdXkD4dYXF16rxZRYIuasu7q00Sz8KZ1LDYOZlxFeHX_0JJILntGWoc5/w451-h226/ezequias%20ora2.jpg" width="451" /></a></div><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"> El rey Ezequías, hijo de Acaz, es mencionado en 2 Reyes, 2 Crónicas e Isaías. Tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reino 29 años, lo cual significa que murió a los 54 años de edad. Había vivido durante 25 años del reino de su malvado padre que desvió a la nación, contaminó al templo y al final cerró las puertas del templo. Pero Ezequías creyó de veras en Jehová, e hizo lo bueno delante de Sus ojos, lo cual siempre es la fórmula para una vida que agrada a Dios. Mediante su fe y obediencia Ezequías trajo un gran avivamiento al país.<br /> Pero desde su cuarto año (29 años de edad) hasta el sexto año (31 años de edad) los asirios sitiaron y destruyeron a Samaria. Como los profetas de Dios había advertido, Israel fue llevado en cautiverio (vv. 9-12). Por su larga desobediencia al Señor el reino del norte desapareció, y por su obediencia al Señor el reino de Judá prosperó.<br /> Pero ocho años después, en el año 14 de su reino (39 años de edad), los asirios invadieron a Judá (v. 13). Esto no fue un castigo sino una prueba, porque los versos 3-8 declaran su fe y obras. Pero Ezequías, aunque era creyente, se dejó intimidar y cometió un error ante la presión de esa invasión (vv. 14-16) y dio el oro del templo al rey asirio para aplacar su ira. Ese plan salió de su sabiduría humana, no de la fe, y no funcionó. <br /> Los versos 17-37 demuestran que no sirvió para librarle, y tuvo que soportar las amenazas y la propaganda arrogante de los asirios. Entonces hizo lo que tenía que haber hecho al principio, oró al Señor pidiendo Su intervención (19:1-4). Esto debe hacernos pensar. ¿A quién acudimos cuando hay problemas? Los hijos piden a sus padres. Otros piden a un pariente, a un vecino, o a un hermano con dinero y poder. Pero debemos acudir a nuestro Padre celestial, porque Él sabe qué es lo que realmente necesitamos (Mt. 6.32). Cuando Ezequías escuchó del profeta Isaías la respuesta divina (2 R. 19.6-7), se dio cuenta de que a Dios le afectan las cosas que afectan a Su pueblo. Siglos después, Saulo perseguía a la iglesia, pero en Hechos 9.4 el Señor le preguntó: <i>“¿Por qué me persigues?”</i> Lo que afecta a los hijos de Dios afecta también a Dios.<br /> Las dos oraciones de Ezequías (2 R. 19.1-4 y 19.14-19), y la respuesta de Dios, ilustran lo que Santiago 5 dice, que<i> “la oración eficaz del justo puede mucho”</i> (Stg. 5.16). Esto debe darnos gran ánimo a orar y presentar nuestras peticiones al Señor, y confiar en Él antes que en los hombres. Dios respondió a Ezequías, primero por mensajes a través de Isaías, y luego por el ángel de Jehová que salió y mató a todo el ejército de los asirios en una noche (v. 35), y cuando Senaquerib volvió a Nínive, sus propios hijos lo mataron en el templo de su dios (vv. 36-37). Dios cumplió poderosamente Su promesa, en respuesta a una sencilla oración de un humilde justo. No hizo falta organizar nada, ni pedir a otros su ayuda, sino esperar en Dios. Es muy serio confrontarse con Dios y blasfemar como los asirios. Aprendieron lo que dice Hebreos 10.31, <i>“¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!”</i> Senaquerib no tuvo temor porque miraba a los débiles judíos, y confió en su ejército superior y en sus dioses, sin conocer al Dios vivo y verdadero y su gran poder. Tenía muchas máquinas de guerra, y gran fuerza militar, pero Ezequías tenía la oración y la fe en Dios. La victoria sorprendente nos debe animar a orar y confiar en Dios.<br /> Poco después de todo esto surgió otro problema. Con 39 años de edad, Ezequías se enfermó gravemente, y el mensaje de Dios llegó por Isaías: <i>“Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás”</i> (20.1). Pero en lugar de aceptar esto, oró con lágrimas y pidió más vida. Esto fue otro error suyo, por miedo a la muerte, o porque esperaba vivir más años para consolidar el reino. Podemos identificarnos con él, porque es natural que el ser humano sienta ansiedad ante las enfermedades y la muerte, aunque como creyentes debemos vencer por la fe esos temores.<br /> Otra vez oró Ezequías, y es a la vez bonita y patética su oración. Entre sollozos pidió más vida, y recordó al Señor que había hecho bien (20.2-3). Oró con todo su corazón, alma y emoción, implorando al Señor. Sin embargo, pedir así en oración no significa que tengamos razón. Hubiera sido mejor aceptar el plan de Dios. No siempre sabemos pedir lo que conviene. Es mejor decir <i>“no se haga mi voluntad, sino la tuya”</i>, pero Ezequías no dijo eso. De todos modos, Dios le tuvo misericordia, y concedió su petición, porque es compasivo. <br /> Ahora bien, no todos podrían decir como Ezequías:<i> “he hecho las cosas que te agradan”</i> (v. 3), y eso quita poder y eficacia de sus oraciones. Cuando hay pereza o pecado en nuestra vida, esto impide que Dios nos conteste las oraciones. <i>“Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado”</i> (Sal. 66.18). Si pedimos con duda o doblez en el corazón, no recibiremos lo que pedimos (Stg. 1.6-7). Hermanos, debemos vivir para agradar a Dios, no a nosotros mismos, y uno de los beneficios de vivir así es confianza al acercarnos en oración. Dice 1 Juan 3.22, <i>“y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él”</i>. <br /> Es interesante notar que Dios respondió en misericordia a Ezequías (2 R. 20.4-6) y le concedió 15 años más de vida. Pero esos años eran una gran responsabilidad. ¿Para qué quería vivir más? ¿Y para qué queremos tú y yo vivir más? Esos años extra que Dios le concedió fueron una prueba para Ezequías (2 Cr. 32.31), y no los aprovechó bien. Se portó locamente recibiendo a los embajadores de Babilonia y enseñándoles todos sus tesoros – una gran indiscreción que sembró en Babilonia la idea de tomar los tesoros de Jerusalén (2 R. 20.12-19). Nos informa 2 Crónicas 32.25-26 que Ezequías no correspondió al bien que Dios le hizo, y hermanos, me temo que esas tristes palabras se podrían decir también de nosotros. Hemos recibido mucho bien y muchas misericordias de Dios, y vida que nos ha concedido, pero ¿qué hacemos para Él con lo que nos ha concedido? Luego Ezequías se humilló (v. 26), y eso es lo que debemos hacer. Cuando estamos en apuros pensamos en Dios y oramos, pero cuando recibimos bendición, ¿qué hacemos, cómo vivimos? Dice 2 Crónicas 32.33 que Ezequías fue honrado en su muerte, pues lo sepultaron en el lugar más prominente, en reconocimiento del bien que había hecho.<br /> De la vida de este rey piadoso aprendemos que a veces vienen pruebas y dificultades, y puede que en un momento de poca fe o de temor fallemos, pero siempre debemos humillarnos y clamar a Dios. En las pruebas aprendemos que nosotros no tenemos sabiduría ni fuerza, sino dependemos de Dios. Siempre debemos acudir a Él en oración: confiar, orar, esperar y luego manifestar nuestra gratitud mediante vidas obedientes. La oración eficaz del justo puede mucho. Seamos personas de fe, de obediencia y de oración.<br /></span></p><p style="text-align: right;"><span style="font-size: large;"><span style="font-size: small;">Lucas Batalla, de un estudio dado el 20 de marzo, 2022<br /></span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><span style="font-size: large;"><i><b>“En el día que temo, yo en ti confío”</b></i><br />Salmo 56.3<br /></span></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-23419015014655396272022-05-31T11:04:00.003-07:002022-05-31T11:04:55.601-07:00El Asiento Vacío<p><span style="font-size: large;"><b>Texto:</b> 1 Samuel 20.1-4; 18-34<br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgf_AgHXIq6dVECWbReEaoYhoLp3wPQgddZCSIizn1ZeB0WDnVBtw8hxX9liYdg1pNQ5gZL_nmAXxfpXcAno60mzjwIUxHvFOw6BR9uquotGFmxAhWDdmt9YwQECPh-bSAr1OAT0Rf2wN9EtLeXUKaRhQ8FuihR8LBR2TSDmdDtycpkfr-tYbJshrFw/s225/banco%20vacio.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="176" data-original-width="225" height="276" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgf_AgHXIq6dVECWbReEaoYhoLp3wPQgddZCSIizn1ZeB0WDnVBtw8hxX9liYdg1pNQ5gZL_nmAXxfpXcAno60mzjwIUxHvFOw6BR9uquotGFmxAhWDdmt9YwQECPh-bSAr1OAT0Rf2wN9EtLeXUKaRhQ8FuihR8LBR2TSDmdDtycpkfr-tYbJshrFw/w353-h276/banco%20vacio.jpg" width="353" /></a></span></div><span style="font-size: large;"> </span><span style="font-size: large;"> Saúl, impulsado por envidia, había comenzado a perseguir a David, buscando matarlo. Por eso David se ausentó de la fiesta tradicional de la nueva luna. Saúl notó su asiento vació, y el príncipe Jonatán, su amigo, presentaba sus disculpas para ver cómo reaccionaría Saúl. Su reacción violenta dejó claro que sus intenciones eran malas, y así comenzó la huida de David.<br /> Tarde o temprano cada uno de nosotros tendrá que dejar el asiento vació. Notamos la ausencia de familia y amigos que ya no están con nosotros. Y no solo es por fallecimiento, pues en algunos casos es por enfermedad, o por un viaje o un traslado, y tristemente en otros es porque se apartaron, como por ejemplo en la historia del hijo pródigo (Lc. 15). Pero aun los fieles creyentes dejarán un día su asiento vació, cuando partan para ir a la presencia del Señor. Lo peor no es el asiento vacío en el hogar o en la congregación, sino el asiento vació en el cielo, porque podía haber sido salvo pero no creyó. Cierto es que en el corazón de Dios hay lugar para todos, ya que Cristo gustó <i>“la muerte por todos”</i> (He. 2.9), pero solo los que creen estarán en el feliz hogar eterno en el cielo.<br /> En Lucas 13.25-28 el Señor advierte que algunos serán excluidos, no porque no fuesen elegidos, sino porque no se esforzaron para entrar por la puerta angosta. Su asiento estará vacío. Pero en el verso 29 vemos a otros, los creyentes que <i>“se sentarán a la mesa en el reino de Dios”</i>. Luego en Lucas 16. 22-29, Lázaro <i>“fue llevado por los ángeles al seno de Abraham”</i> (v. 22), pero el rico faltó ahí porque abrió sus ojos en el Hades, el lugar de los incrédulos muertos. Dios quiere que todos los hombres sean salvos (1 Ti. 2.4), quiere llenar Su casa (Lc. 14.23), pero faltarán los que rehúsan creer el evangelio.<br /> Pero mis hermanos, a veces vemos en los creyentes un concepto equivocado de la seguridad. Es cierto que todo creyente tiene seguridad eterna en las manos del Señor. Pero a veces parece que pensamos que siendo eso verdad, no pasa nada si faltamos, o que nuestra presencia en la asamblea no es importante ni necesaria. Pensar así es un error. Pablo escribió a la asamblea en Corinto: <i>“Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular”</i> (1 Co. 12.27). En ese cuerpo, si faltan miembros los demás se ven afectados – se nota el asiento vacío. <br /> Cuando fallece un hermano, notamos su ausencia entre nosotros. Con tristeza nos hemos despedido de varios hermanos así, tristes porque no los veremos más aquí. Su asiento entre nosotros está vació, y les echamos en falta, pero aun así nos gozamos por ellos porque están con el Señor y eso es mejor. Tienen lugar en la casa del Señor (Jn. 14.1-3). Un día cuando estemos ahí, nuestra tristeza se convertirá en gozo (Jn. 16.10).<br /> También notamos el asiento vacío del hermano que está enfermo, o de viaje. Entre nosotros, lastimosamente, sucede que algunos faltan en la reunión pero no sabemos por qué, porque no han tenido la consideración de comunicarse con los hermanos. Tales casos deben ser investigados por los ancianos, porque el Señor les manda velar por las almas de los hermanos (He. 13.17). Si faltas sin decir nada a nadie, causas preocupación, y no te debes extrañar si los hermanos llaman o visitan para ver qué pasa.<br /> Una de los privilegios de la comunión en la asamblea es la asistencia y participación en las reuniones, y el beneficio espiritual que esto nos da. Pero este privilegio también es una responsabilidad que debemos tomar en serio. No es correcta la práctica de andar entre varias asambleas. Debemos ser recibidos en comunión en una, y echar nuestra suerte con ella. Si por alguna razón no podemos ir, lo correcto es informar antes a los hermanos, para que al ver nuestro asiento vació sepan qué es lo que pasa. Así que, es importante reunirse con los hermanos pero todavía más importante es reunirse con el Señor, porque Él no falta en ninguna reunión. Él quiere vernos ahí, como dice el Salmo 50.5,<i> “Juntadme mis santos”. </i><br /> En Números 9.10-13 vemos un precepto importante acerca de la pascua. Solo era permisible faltar en la pascua por estar inmundo o estar de viaje (v. 10), y en tales casos la debía celebrar el siguiente mes (v. 11). Pero si estaba limpio y no estaba de viaje, y no celebraba la pascua, debía ser cortado del pueblo – pena de muerte, <i>“por cuanto no ofreció a su tiempo la ofrenda de Jehová, el tal hombre llevará su pecado”</i> (v. 13). Esto era para Israel, por supuesto. Pero recordemos que el Señor reemplazó la pascua con la cena del Señor, y el precepto es que debemos tomar muy en serio nuestra responsabilidad de acudir y hacer esto en memoria de Él. Las reuniones de la asamblea tienen prioridad para todos los que están en comunión en ella, y esto es una de las maneras de buscar primeramente el reino de Dios y Su justicia (Mt. 6.33). El domingo es día del Señor, no nuestro. No tenemos Su permiso para dar este día a la familia o los amigos, o para otras cosas. Si nos preguntan o dicen que quieren planificar algo para ese día, debemos responder: “Ya tengo compromiso con el Señor, pues los domingos son Suyos”. Es parte del testimonio que damos a ellos, y recuerda, el Señor honra a los que le honran.<br /> Cualquiera puede faltar alguna vez debido a una enfermedad, o porque tenga que trabajar o esté de viaje. Pero es preocupante cuando hermanos comienzan a faltar frecuentemente, de manera crónica, y la mitad del tiempo no están, y no se puede contar con ellos. Entonces, algo pasa en su corazón, en su vida espiritual, porque este comportamiento no es normal. La actitud buena y sana del creyente es como dijo David: <i>“Yo me alegré con los que me decían: a la casa de Jehová iremos”</i> (Sal. 122:1). Su corazón lo desea, como dice el Salmo 42.2, <i>“Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?” </i><br /> Curiosamente, hay un caso cuando el Señor faltó en cierto lugar. En Juan 11.21 y 32, Marta y María se quejaron de la ausencia del Señor, diciendo: <i>“si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto”</i>. Por supuesto que esa ausencia fue con un bendito propósito: la resurrección de Lázaro y la gloria de Dios. Pero hermanos, podemos estar seguros de que el Señor no falta en ninguna reunión de los creyentes, porque cumple Su promesa. <i>“Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”</i> (Mt. 18.20). No le importa que sean pocos, Él se une a ellos. ¿Cómo sería, hermanos, si Cristo faltara, si no estuviera en la reunión? ¿Hemos pensado en esto? Pero algunos tratan la reunión como si Él no estuviera. Y hay quienes les importa el tamaño de la congregación, porque siempre preguntan: “¿cuántos sois?”. Parece que si no hay muchos, no les interesa ir. El tamaño significa muy poco. Los estadios, los cines, los restaurantes y las discotecas están llenos de muchedumbre de personas, y todas ellas están equivocadas y en mal camino.<br /> El que no quiere estar con el Señor en la vida (en comunión diaria y en la congregación), no estará con Él en el cielo. ¿En qué lugar estamos mejor que en la presencia del Señor, y con Él en la reunión de los santos donde Él es honrado? Por eso, el asiento vacío es cosa triste, pero todavía más triste es el asiento vacío en el cielo – el de los que no quieren oír Su Palabra, no quieren arrepentirse, y de los que quieren “creer” a su manera pero seguir en el mundo.<br /> Hermanos, debemos poner al Señor primero. Debemos manifestarle nuestro amor de manera práctica, y esto incluye la reunión. Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Si nosotros amamos al Señor y a la iglesia, se verá en nuestra conducta, en nuestras prioridades.<br /> En Juan 20 leemos acerca del asiento vacío de Tomás. El verso 19 relata que los discípulos estaban reunidos a puerta cerrada, y que el Señor vino y se puso en medio de ellos. Fue un encuentro maravilloso, porque Él se manifestó a ellos. Y el verso 24 dice: <i>“Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino”</i>. Tomás perdió el encuentro con el Señor y la comunión con los demás discípulos. Si hacemos como Tomás, también perderemos. <br /> Hebreos 10:25 manda claramente a todo creyente: <i>“no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”</i>. Hechos 2.42 habla de perseverar en las reuniones de la asamblea. Perseverar no es algo esporádico, sino indica nuestro compromiso y devoción. Examinemos nuestro corazón e invitemos al Señor a examinarnos, para ver si hay en nosotros cualquier actitud incorrecta acerca de la iglesia, y dejemos que el Señor nos guíe en el camino eterno. En esta vida este camino conduce a las reuniones de la asamblea y la comunión de los santos. No dejemos vacía nuestro asiento.<br /></span><p></p><p style="text-align: right;"><span style="font-size: large;"><span style="font-size: small;">Lucas Batalla y Carlos Knott, adaptación del estudio dado por Lucas el 24-4-22</span><br /></span></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-83085847617279588312022-05-31T10:56:00.003-07:002022-05-31T10:56:31.761-07:00Salmo 122: La Dicha y el Deber de Congregarse<p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><b>Texto:</b> Salmo 122<br /> </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEit4rX5CJbhl-Xa2wDWEPCzQeBp4vUoLrYbYg6V4O7Psir8STbmG3cTL9GQNqQbb6Hk8v3io1eP9aCpEvZGQG5EeDI7tTUnc690yBSQX2Uxpjhrfv109iJXWTBAZBTsKgUWaCRH4MgemfnQ73pnU1Ux1zq9nQzb7SmIzLrGhToZWCS-1C9gyU5dOVnx/s225/congregacion.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="224" data-original-width="225" height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEit4rX5CJbhl-Xa2wDWEPCzQeBp4vUoLrYbYg6V4O7Psir8STbmG3cTL9GQNqQbb6Hk8v3io1eP9aCpEvZGQG5EeDI7tTUnc690yBSQX2Uxpjhrfv109iJXWTBAZBTsKgUWaCRH4MgemfnQ73pnU1Ux1zq9nQzb7SmIzLrGhToZWCS-1C9gyU5dOVnx/s1600/congregacion.jpg" width="225" /></a></span></div><span style="font-size: large;">Este “cántico gradual” es uno de los Salmos compuestos para ser cantado al subir a Jerusalén para adorar. Comienza así: <i>“Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos”</i> (Sal. 122.1). Así escribió David acerca de la dicha de reunirse con el pueblo de Dios. Pero hoy no todos comparten su sentir. El hijo de un predicador bien conocido en España dijo a su padre que si le amaba de verdad no iría a la reunión de la tarde para predicar, sino saldría al recreo con él. Así hizo, se ausentó del culto y no predicó. Esto es lo contrario de lo que dice el verso citado arriba. Dios quiere a Sus santos reunidos, y quiere ocupar primer lugar en la vida de todos. Ese predicador cometió varios errores. Primero, no iba a ganar así a su hijo. Segundo, puso mal ejemplo para los hermanos. Y tercero y lo más importante, desagradó a Dios, poniéndolo en segundo lugar.<br />El verso 1 expresa lo importante que es la casa de Dios. Obviamente, para los israelitas esa casa era el templo de Dios en Jerusalén, que es lo que especialmente destacaba esa ciudad elegida por Dios. Recibieron instrucciones detallando la distribución y construcción de esa magnífica casa. El templo era el centro de la vida espiritual de la nación, y como tal, de suma importancia. El salmista expresó su añoranza de estar ahí, en el Salmo 42.2 y 4. <br /> Pero hoy también Dios tiene casa. No es un edificio, sino la iglesia, como bien dice 1 Timoteo 3.15, <i>“para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad”.</i> Aclaramos que Israel, Jerusalén y el templo no son hoy la iglesia. Sin embargo, podemos hallar principios espirituales que son aplicables a la iglesia.<br /> La actitud de David debe ser la nuestra: <i>“Yo me alegré”</i>. El Salmo 84 expresa el deseo personal: <i>“¡Cuán amables son tus moradas, o Jehová de los ejércitos! Anhela mi alma, y aun ardientemente desea los atrios de Dios”</i> (vv. 1-2). Pero no siempre es así, pues en Malaquías 1.13 Dios acusa a Su pueblo:<i> “Habéis además dicho: ¡Oh, qué fastidio es esto!</i>”. Hoy también hay los que suspiran porque no desean ir a otra reunión, y es señal de malas prioridades o de malestar espiritual.<br /> David dijo:<i> “con los que me decían…”</i>, es decir, reunirse con el pueblo de Dios, en presencia de Dios. No cada uno en su casa, sino reunidos, congregados en el lugar donde el Señor ha puesto Su Nombre. Debemos alegrarnos en la reunión con los santos. La pregunta es: ¿Amo la casa de Dios—la iglesia? No podemos prescindir de la reunión del pueblo de Dios, ni debemos permitir que otras cosas se antepongan a las reuniones y la comunión en presencia del Señor.<br /> Los versos del 2 al 5 describen su experiencia en el pasado, cuando subían. En los versos 2 y 3 notamos que en aquel entonces Jerusalén era el lugar escogido por Dios. <i>“Nuestros pies estuvieron dentro de tus puertas”</i> indica la presencia física. ¿Dónde mejor? No estaban ahí solo en sus pensamientos, sino <i>“cuerpo presente</i>”. Es importante que recordemos esto hoy, porque el internet y los programas como Zoom y YouTube no deben reemplazar la reunión de los santos. No es una reunión la que se hace en pantallas y redes sociales. Sus pies están en su casa o donde sea, pero no <i>“dentro”</i> del local de reunión con los demás hermanos. <br /> El verso 4 continúa: <i>“allá subieron las tribus…”</i>. No se quedaron cada uno en su lugar, sino había que subir a Jerusalén, a la casa de Dios, y reunirse para adorar. Observa que subieron <i>“conforme al testimonio dado a Israel”</i>, porque era Dios que mandó reunirse el pueblo. Y podemos afirmar que hemos sido salvados para vivir en comunión con Dios y los Suyos. El Salmo 22.25 afirma: <i>“De ti será mi alabanza en la gran congregación; mis votos pagaré delante de los que le temen”</i>. Hoy nos reunimos como iglesia porque así el Señor lo desea y lo ha mandado.<br /> El verso 5 enseña la importancia de aquella ciudad: <i>“las sillas de juicio”</i> y <i>“los tronos de la casa de David”</i>. El templo y el tribunal real estaban solamente en Jerusalén. Allí el israelita encontraba un ambiente sano, santo y edificante. Era mejor estar ahí que quedarse en casa. Vemos ilustrada la importancia de la reunión de la iglesia, porque el Señor mismo ha prometido estar en cada reunión. <i>“Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”</i> (Mt. 18.20). Ahora bien, <i>“congregados”</i> no es por email o videoconferencia, sino indica el compromiso, esfuerzo y sacrificio de alistarse e ir al lugar de reunión. Es curioso como algunos van al trabajo o reciben visitas, aunque tengan algún dolor o molestia, pero cualquier cosa de esas les vale de excusa para no congregarse. Hermanos, el sacrificio de alabanza incluye el sacrificio vivo de nuestro cuerpo (Ro. 12.1). Vemos la importancia de la familia espiritual sobre la familia física, porque la espiritual honra a Dios y es la que tendremos en el cielo. Nuestra familia es importante, pero no tiene preferencia. <br /> Lucas 4.16 enseña que el Señor daba prioridad siempre a la reunión del pueblo. En los días de reposo, Él estaba en la sinagoga <i>“conforme a su costumbre”</i>. Ya estaba decidido de antemano. No se levantaba con la decisión pendiente – voy o no voy. Se congregaba en los tiempos señalados. Si había reunión, Él estaba. En Mateo 13.54 le vemos en la sinagoga. Debemos seguir Su ejemplo y tener por costumbre fijo el reunirnos con la iglesia. Esto hacían los primeros cristianos, porque las cosas del Señor tomaban preferencia sobre lo demás. Hechos 2.46-47 enseña que <i>“perseverando unánimes cada día”</i> – no cada uno en su casa. En Hechos 13.14-15 observamos que en su viaje Pablo y Bernabé acudieron a la reunión de sinagoga. Hebreos 10.25 amonesta: <i>“no dejando de congregarnos”</i>, porque algunos ya habían comenzado a ausentarse, y eso no es bueno. <br /> Volviendo al Salmo 122, vemos en el verso 6 lo más destacado de Jerusalén: el templo – la casa de Dios. David desea para ese lugar prosperidad, paz y descanso (vv. 6-7). El verso 8 expresa su amor a sus hermanos y compañeros – porque se veían en el templo cuando se congregaban. Apliquemos estas verdades de la siguiente manera. Si amamos a los hermanos, nos congregaremos con ellos. ¿Quiénes son nuestros compañeros? ¿Son los que aman al Señor y la iglesia? ¿Son <i>“los que de corazón limpio invocan al Señor”</i>? (2 Ti. 2.22). <i>“Buscaré tu bien”</i>, declara, y hermanos, nosotros también debemos buscar el bien de la iglesia. En el verso 9 el salmista expresa que ama a la casa del Señor. Así nosotros debemos amar a la iglesia, y congregarnos siempre con los hermanos en presencia del Señor.<br /> Pero no podemos buscar el bien de la casa de Dios si nos ausentamos, ni si nos juntamos con los que quieren cambiar a la iglesia usando la excusa: “el mundo cambia” o “los tiempos cambian”. La iglesia es obra del Señor, y no nos toca cambiarla, ni desestimarla. No demos prioridad a una visita de familia o amigos, ni a comidas especiales, cumpleaños y despedidas. Ya tenemos compromiso previo con el Señor, y no debemos dar a otros el tiempo que es para Él. Hagamos nuestras las palabras de David: <i>“Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos”</i>, y conoceremos Su aprobación y bendición.</span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"> </span><br /></p><p style="text-align: right;">De un estudio dado el 10 de abril, 2022 <br /></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-42808073615229088892022-05-31T10:42:00.004-07:002022-05-31T10:42:37.977-07:00Salmo 116: Un Salmo de Amor y Gratitud<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuU0FBNTo2pn2oq1bW7sLyHX2huudsF7BMmLTVvnFhXxyRgE4_ra5TnyPtbKBLUvaLXeMs9vcOmHc8OO74xQuuRUiqrAwtL-wXXCDc-l18J4E1815liAxMmZBlcSs5SGAtArT-9N55torgq-WYkoAtJjvT9Rvi2DMl-TasPtynFMvVd5oBT78pU7Lc/s343/David%20con%20arpa.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="343" data-original-width="300" height="343" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuU0FBNTo2pn2oq1bW7sLyHX2huudsF7BMmLTVvnFhXxyRgE4_ra5TnyPtbKBLUvaLXeMs9vcOmHc8OO74xQuuRUiqrAwtL-wXXCDc-l18J4E1815liAxMmZBlcSs5SGAtArT-9N55torgq-WYkoAtJjvT9Rvi2DMl-TasPtynFMvVd5oBT78pU7Lc/w300-h343/David%20con%20arpa.jpg" width="300" /></a></div><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Este hermoso salmo fue escrito por un autor desconocido, en respuesta a un hecho puntual de liberación, una intervención divina a favor suyo. Los salmos están para más que empezar una alabanza. Contienen ejemplos y lecciones muy importantes para nosotros. En éste vemos qué hacer cuando sufrimos o estamos en algún peligro: suplicar al Señor e invocar Su Nombre en oración. Y cuando responda, no olvidemos de expresar gratitud.<br /> Comienza diciendo: <i>“Amo a Jehová”</i> (v. 1), que es algo que decimos poco y deberíamos decir más. Es el amor sano y superior a todos los otros amores, y está contemplado en la Ley de Dios (Dt. 6.5). <br /> El resto del verso 1 y el verso 2 dan el motivo específico en este caso, pero no la única razón. <i>“Pues ha oído mi voz y mis súplicas. Porque ha inclinado a mí su oído”.</i> Por eso, resuelve invocarle durante toda la vida, no solamente en los apuros. No debemos acercarnos a Dios solo en tiempos malos, ni amarle solo porque contesta nuestras oraciones.<br /> Los versos 3-4 relatan cuál era su situación: <i>“ligaduras de muerte”, “angustias del Seol”, “angustia y dolor”. </i>Estaba en gran peligro y no veía la solución. Entonces no habló con los hombres, sino oró a Dios: <i>“libra ahora mi alma”</i>. En el Salmo 56:3 David declaró: <i>“En el día que temo, yo en ti confío”</i>. Lo primero y principal que debemos hacer en todo caso es confiar en Dios y orar a Él buscando Su ayuda.<br /> Los versos 5-8 hacen memoria de la respuesta divina. Dios es clemente, justo y misericordioso, y guarda a los sencillos. Estos atributos se manifiestan en los hechos, a favor de los sencillos. Sencillo quiere decir que sinceramente confían en el Señor, y Él es su esperanza. La clemencia y misericordia divina están en perfecta armonía con la justicia divina. No hay conflicto ni desequilibrio. En el verso 7 el salmista se habla: <i>“Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, porque Jehová te ha hecho bien”</i>. Nosotros también debemos hablarnos así, pues no es marca de locos sin de los que están espiritualmente en sus cabales. Es bueno darse consejos sanos y vocalizar el bien que Dios nos hace. De esta manera encaminamos nuestra mente y nuestras emociones hacia lo bueno. En el verso 8 vuelve a hablar a Dios, confesando con gratitud que ha sido liberado de muerte, lágrimas y de resbalar.<br /> Resuelve en el verso 9 que andará delante de Él, y no está pensando en el cielo en el futuro, sino en su vida aquí y ahora – <i>“en la tierra de los vivientes”</i>. Dios dijo a Abraham:<i> “Anda delante de mí y sé perfecto”</i> (Gn. 17.1). Andamos delante del Señor cuando estamos conscientes de que Él nos ve, y procuramos agradarle en nuestros hechos. Así debemos vivir.<br /> En los versos 10 y 11 confiesa que cuando estaba afligido y apresurado se desconfió de todo. Es una reacción típica pero a veces equivocada: <i>“Todo hombre es mentiroso”</i> quiere decir que no se fiaba de nadie, quizás porque alguien le había fallado o engañado. Todos hemos pasado por experiencias así, pero no debemos amargarnos ni ceder a una desconfianza total. Efesios 4.15 nos llama a seguir la verdad en amor, y los creyentes debemos hablar la verdad, ser fieles, ayudarnos mutuamente y cumplir nuestras promesas.<br /> Los versos 12-19 dan su respuesta a Dios por Su bondad. <i>“¿Qué pagaré?”</i> (v. 12) no quiere decir que haya que comprar el favor divino, sino expresa la idea de responder y enseñar que apreciamos Su ayuda. Nuestra deuda es de gratitud, y la expresamos en los hechos. La salvación es gratis, no por obras, pero el que es salvo siente gratitud y obligación. <i>“Tomaré la copa de la salvación, E invocaré el nombre de Jehová”</i> (v. 13). Los salvos hacemos esto, pues otros no pueden. El Señor apuró la copa de maldición por nosotros en el Calvario, y nos dejó copa de salvación, y de bendición (1 Co. 10.16). El salmista promete pagar sus votos (v. 14). Números 30.2 enseña que hay que cumplir lo que prometemos a Dios. A veces le prometemos cosas cuando estamos en apuros, pero cuando Él responde, no cumplimos lo que habíamos dicho, y eso es feo y desagradable. Seamos fieles a nuestras promesas. Además de esto, el matrimonio es un voto, hecho delante de Dios y no se debe violar. El verso 15 indica cómo Dios considera la muerte de los creyentes: es preciosa en Sus ojos, porque así ellos llegan a Su presencia, y eso es lo que Él quiere, que estemos con Él. Pero no es la muerte de todos, o de cualquiera, sino de <i>“sus santos”</i> – los creyentes. La muerte del creyente no es un desastre ni una desgracia, pues al abandonar el cuerpo se encuentra presente con el Señor. El Salmo 16.11 dice: <i>“En tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre”. </i>No es agradable la muerte, sino el resultado de ella. No debemos actuar como los del mundo que tienen tanto temor y pánico frente a la muerte.<br /> Expresa certeza en el verso 16, <i>“Ciertamente yo soy tu siervo, siervo tuyo soy, hijo de tu sierva”</i>. Reconoce a su madre, una mujer espiritual y servidora. Las hay buenas y malas, espirituales y mundanas, pero la del salmista era creyente. La expresión: <i>“siervo tuyo soy”</i> indica que puso el servicio a Dios antes que su madre, y así debe ser, que Dios tenga la preeminencia significa que viene antes que la familia. Cuando dice: <i>“Has roto mis prisiones”</i>, habla poéticamente de su enfermedad, sus apuros y el peligro en que estaba. Dios puede romper prisiones, y librarnos de vicios, y de situaciones en las que no vemos salida.<br /> Por esa libración, el salmista expresa nuevamente su intención de manifestar gratitud, primero con sacrificios de alabanza (v. 17). Hebreos 13.15 enseña que esto también es nuestro deber. Repite: <i>“Pagaré ahora mis votos delante de todo su pueblo”</i> (v. 18), esto es, en la congregación, como testimonio de gratitud. Todo esto lo hará <i>“en los atrios de la casa de Jehová, en medio de ti, oh Jerusalén. Aleluya”</i> (v. 19). Cuando escuchamos la gratitud y la alabanza de otros, esto nos estimula y anima.<br /> Debemos vivir en constante gratitud y confianza, y expresarlo a Dios. Debemos hacer memoria de todo el bien que nos hace. Debemos amarle, y expresar nuestro amor, pues Él quiere nuestro corazón. Él nos ha amado primero (1 Jn. 4.19), y sin nada en nosotros que mereciera Su amor. En cambio, Él merece todo nuestro amor, y espera escucharnos expresarlo, y también espera ver nuestro amor en hechos de obediencia a Su Palabra (Jn. 14.15). Respondamos, pues, el amor con amor se paga.<br /></span></p><p style="text-align: right;"><span style="font-size: large;"> <span style="font-size: small;">Lucas Batalla, estudio dado en Sevilla, 27-2-22</span><br /></span></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-46849397042464607292022-05-31T10:36:00.009-07:002022-05-31T10:37:20.156-07:003 Juan: Vivir La Verdad<p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><b>Texto:</b> 3 Juan 1:1-15<br /> </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMHOopEVPiaf5fNHtZomnJVXct-Yoeileuv0qzUNB3vOndns5Y330lI1VNhAFOMlZ3oNJ86FULSV-nmft_f8lGQNXVZjNSKVADB3OBnM33dXrjG5fwRvCoP-W-rhUpIPGCWMtdq9KGC4o0SDc2cd_wJoJElW4fJspJI0AksdeL2Ldvok7a9qBJRI5A/s2000/manos%20unidas2.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1333" data-original-width="2000" height="197" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMHOopEVPiaf5fNHtZomnJVXct-Yoeileuv0qzUNB3vOndns5Y330lI1VNhAFOMlZ3oNJ86FULSV-nmft_f8lGQNXVZjNSKVADB3OBnM33dXrjG5fwRvCoP-W-rhUpIPGCWMtdq9KGC4o0SDc2cd_wJoJElW4fJspJI0AksdeL2Ldvok7a9qBJRI5A/w320-h197/manos%20unidas2.jpg" width="320" /></a></span></div><span style="font-size: large;">Después de apóstol Pablo, Juan fue el que más contribuyó al Nuevo Testamento: el Evangelio según Juan, tres epístolas y el libro de Apocalipsis. Cada libro tiene su tema o clave, y en esta epístola la clave es <i>“la verdad”</i>. Hay cuatro personas nombradas: Juan, Gayo, Diótrefes y Demetrio, y otras solo llamadas <i>“hermanos”.</i><br /> Juan se describe como <i>“el anciano”</i> (v. 1), es decir, avanzado en años. Dirige su epístola a Gayo, diciendo: <i>“a quien amo en la verdad”</i>. La verdad es el ámbito del amor del apóstol, y aquí describe la comunión fraternal de los que creen, y la base de su relación es <i>“la verdad”</i>, no otra cosa.<br /> El verso 2 continúa el saludo, y afectuosamente llama a Gayo <i>“amado”</i>. Daniel también fue llamado “muy amado” (Dn. 9.23), por su lealtad y piedad práctica. Dios ama a todo creyente, pero hay una esfera especial del amor divino para los que se acercan a Él y viven piadosamente. ¿Conocemos este amor especial? Juan desea a Gayo prosperidad y salud, pero no de cualquier modo, sino de acuerdo al estado de su alma. Es una bendición para los que andan en comunión con el Señor, pero para los que no, resulta ser una maldición. Si tuviéramos todos la misma prosperidad y salud que tiene nuestra alma – si nuestra vida económica y física correspondiera a nuestra condición espiritual, ¿cómo estaríamos? Obviamente Juan consideraba la salud del alma más importante que otras cosas, pero hoy no muchos piensan como él. Pocos buscan la prosperidad espiritual. ¿Cómo podemos hacer esto? Hay que ejercitarnos para la piedad, dedicando tiempo diario a la oración, al estudio de la Palabra y en adoración a Dios. El médico puede decirnos cómo está nuestra salud física, pero con qué frecuencia analizamos nuestra salud espiritual?<br /> En el verso 3 Juan expresa el gozo que sentía cuando llegaron algunos hermanos que habían estado de visita donde Gayo, y dieron buen testimonio de él. Dice <i>“de tu verdad”,</i> porque esto enfatiza que ellos vieron la verdad en él, porque vivía conforme a ella. Para muchos hay una discrepancia entre la verdad que dicen que creen, y como viven, pero Gayo no era así. <i>“Dieron testimonio...de cómo andas en la verdad”</i>. Esto es qué hacer con la verdad, no solo saberla, hablar o cantar de ella. La verdad no se practica solo en unas reuniones, sino en la vida cotidiana, donde afecta nuestro carácter y conducta:<i> “tu verdad”</i>. Pablo enfatizó <i>“el conocimiento de la verdad que es según la piedad”</i> (Tit. 1.1). El Señor Jesucristo rogó al Padre: <i>“santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”</i> (Jn. 17.17). Juan valoraba grandemente la verdad, pues él estuvo exiliado en la isla de Patmos por seguir la verdad (Ap. 1.9).<br /> En el verso 4 Juan expresa el gran gozo de ver a sus hijos andando en la verdad (véanse 2 Jn. 4, 6). La palabra <i>“hijos”</i> indica a los creyentes que él había enseñado personalmente, como Pablo llamaba a Timoteo <i>“hijo”</i> en la fe. Que sean nuestros hijos físicos, o espirituales, el gozo verdadero no viene de verles adquirir títulos, fama y dinero en el mundo, sino de observar su progreso espiritual, andando en la verdad. <i>“Ando en tu verdad”</i> dijo el salmista (Sal. 26:3). Los hijos nuestros que no andan en la verdad, sino que nos tienen por locos, anticuados o estrictos, un día se darán cuenta de su error, porque la bendición de Dios es con los que andan en Su verdad.<br /> El verso cinco contiene su consejo a Gayo, animándole a seguir su fiel conducta de ayudar a los hermanos – esto es – los que llegan de visita, porque dice <i>“especialmente a los desconocidos”</i>, los que vienen de fuera. No olvidemos de brindar la hospitalidad y ayuda práctica a los hermanos que viajan para servir al Señor. Gálatas 6.10 da prioridad a<i> “los de la familia de la fe”.</i> 1 Juan 3.16-18 nos llama a enseñarles el amor práctico y ayudarles en su necesidad. Parte del buen testimonio de Gayo era que hacía esto. El verso 6 le anima a encaminarles como es digno “de su servicio a Dios”. Encaminar es proveer lo que necesitan en su viaje, incluso los gastos de viajar pero más que esto. Esos hermanos no se servían a sí mismos, sino a Dios, y a las iglesias del Señor. Dios aprecia su servicio y nosotros también debemos apreciarlo.<br /> ¿Qué es lo que motivó a esos hermanos a salir para servir a Dios? Sencillamente: <i>“por amor del nombre de Él”</i>. Nosotros nos congregamos en el nombre del Señor, oramos en Su nombre y hacemos buenas obras en Su nombre. Los que salen a la obra misionera, dejando atrás su patria, empleos, parientes y casas, lo hacen por amor a Cristo, deseando dar a conocer Su N ombre, porque según Hechos 4.12 no hay otro nombre por el cual podamos ser salvos. Por amor al nombre del Señor se sacrifican, y viven por fe, confiados en Él para su sostenimiento:<i> “sin aceptar nada de los gentiles”</i>. Esto quiere decir que no recibían apoyo económico de los que eran ajenos a la fe. En el verso 8 Juan afirma que es nuestro privilegio y deber ayudar a los siervos de Dios: <i>“debemos acoger a tales personas, para que cooperemos con la verdad”</i> . Ellos predican y enseñan la verdad, y si les damos ayuda, cooperamos con la verdad.<br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxGFVzm7GfgiTJO4OEXdVdHxiM2kyS5f-JaZLLUyaZ2uhPUImrrfAXyzmHAT9r1Y5QdQ4LaJyHNy9TmdTm9tbyLo4jcZ20t_k08LSA0U0hYSdOlkgHdWbcpDMZ28y5ae9jgTgqkJAriRWFGoTpyDXHj0YauDD17fEU819mAKJs_OOAnh4ftMoQeheA/s365/diotrefes4.png" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="351" data-original-width="365" height="249" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxGFVzm7GfgiTJO4OEXdVdHxiM2kyS5f-JaZLLUyaZ2uhPUImrrfAXyzmHAT9r1Y5QdQ4LaJyHNy9TmdTm9tbyLo4jcZ20t_k08LSA0U0hYSdOlkgHdWbcpDMZ28y5ae9jgTgqkJAriRWFGoTpyDXHj0YauDD17fEU819mAKJs_OOAnh4ftMoQeheA/w258-h249/diotrefes4.png" width="258" /></a></div> En los versículos 9 y 10 Juan cambia y habla de un hombre que no coopera con la verdad: Diótrefes. Informa a Gayo: <i>“Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes... no nos recibe”</i> (v. 9). Quizás por eso escribía a Gayo, porque sus cartas a la iglesia habían sido rechazadas por Diótrefes. Es el peligro que corre cualquier iglesia cuando hay un solo hombre que ejerce autoridad y responsabilidad. Debe haber una pluralidad de ancianos, sin rango entre ellos, para administrar el cuidado espiritual y los asuntos de la iglesia. Pero de algún modo Diótrefes había conseguido tener las riendas en sus manos. Su problema era: <i>“le gusta tener el primer lugar entre ellos”</i> (v. 9). Ya que ocupaba ese lugar, no quería recibir instrucción ni corrección de otros como el apóstol, así que no los recibía. No quería que nadie señalara un error en su vida ni que se opusiera a sus prácticas, así que usó de la censura. No solo no recibía las cartas ni las propuestas visitas, sino: <i>“y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohibe, y los expulsa de la iglesia”</i> (v. 10). De este modo censuraba y controlaba todo contacto con los que podía causarle dificultades. Tristemente, consiguió controlar a los creyentes en esa iglesia. Quizás algunos eran empleados suyos, o él les sostenía económicamente, y por eso ellos temían contradecirlo. Pero Juan no temía, sino prometió confrontarlo: <i>“Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros”</i> (v. 10). Diótrefes hablaba contra Juan y otros siervos del Señor, y trataba de poner a la asamblea en contra de ellos para así proteger su dominio. Tomemos nota, hermanos. Ningún hombre debe controlar así a una asamblea del Señor, pero hay quienes lo hacen. Los tales no cooperan con la verdad, sino más bien se oponen a ella. No digan que es necesario para que funcione bien la iglesia. El Señor ha dado claras instrucciones a través de los apóstoles, y juzgará a los que usurpan Su lugar o modifican Su plan (Stg. 3.1). ¡Ay de los como Diótrefes cuando se presenten ante el tribunal de Cristo!<br /> En los versos 11 y 12 Juan exhorta a Gayo: <i>“Amado, no imites lo malo, sino lo bueno”</i> (v. 11). Es decir, no seas como Diótrefes. Debemos imitar a los que dan buen ejemplo. Por ejemplo, Pablo dijo: <i>“Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo</i>” (1 Co. 11.1; Fil. 3.17). Juan declara que <i>“el que hace lo bueno es de Dios”. </i>En cambio, los que hacen lo malo, como Diótrefes, aunque tengan control de una iglesia, no han visto a Dios (v. 11). El que conoce y ama al Señor no ocupa el primer lugar entre sus hermanos, sino es humilde.<br /> El buen ejemplo que Juan menciona es Demetrio (v. 12), que sería otro hermano en aquella asamblea. Había tres testimonios buenos a su favor: <i>“todos”</i> – es decir, los hermanos; <i>“la verdad misma”</i> – su vida concordaba con las Escrituras; <i>“nosotros”</i> – los apóstoles y sus colaboradores. En Juan 21.24 leemos, <i>“nuestro testimonio es verdadero”</i>. Demetrio era conocido por fe y sus hechos, y ojalá que haya más hermanos como él en las iglesias. No podemos ser apóstoles como Juan, ni debemos ser como Diótrefes, ni seguir a personas como él, pero todos podemos seguir la verdad, ser fieles, y ayudar a los hermanos, como hacían Gayo y Demetrio.<br /> En los versos 13-14 Juan intima que tiene más que decir a Gayo, pero prefiere decirlo cara a cara y no con tinta y pluma. Cuando sea posible, no hay nada como una vista y conversación personal, en la que podemos ver el rostro y notar el tono de voz del que habla con nosotros. Las cartas, los artículos y las revistas tienen gran valor. Pero la visitación personal debe ser parte de toda obra pastoral. El apóstol termina en el verso 15 deseándole <i>“la paz”</i>; un saludo hebreo (<i>shalom</i>) y ahora cristiano, porque en el Señor Jesucristo tenemos esta paz (Ro. 5.1; Col. 1:20), y la paz de Dios debe gobernar en nuestros corazones (Col. 3.15). La epístola finaliza con el <i>intercambio de saludos fraternos. Que nos animemos a vivir y andar “en la verdad”</i> y que nuestra conducta dé buen testimonio de ella, para la gloria de Dios. <br /></span><p></p><p style="text-align: right;"><span style="font-size: small;">de un estudio dado por Lucas Batalla, 13-2-22</span><br /></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-23505434399501721912020-11-23T04:59:00.000-08:002020-11-23T04:59:05.519-08:00Dios Santo, Pueblo Santo (parte 3)<div><p style="text-align: center;"><span style="font-size: large;"> Lucas Batalla<br /></span></p><p style="text-align: center;"><span style="font-size: large;"><b><span style="font-size: x-large;"> Un Sacerdocio Santo</span></b><br /></span></p><p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjR5rO6KwDuAZMnTN55_YlsdrWZC-lYdV6NBwdgh8xUVe7k-Ie1YX5APzRLy0lb-y1mBSkcwH0m1O6SFMIVTBm_vzSmJ9C8vCxty1nDEx6O8BAmCEKIt_S-haRR_BMGYkDUT1wz2ghPcIA/s464/mitra-santidad.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="251" data-original-width="464" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjR5rO6KwDuAZMnTN55_YlsdrWZC-lYdV6NBwdgh8xUVe7k-Ie1YX5APzRLy0lb-y1mBSkcwH0m1O6SFMIVTBm_vzSmJ9C8vCxty1nDEx6O8BAmCEKIt_S-haRR_BMGYkDUT1wz2ghPcIA/s320/mitra-santidad.jpg" width="320" /></a></div><br /></div><span style="font-size: large;"><br /><b>Texto:</b> Éxodo 28:36<br /><br /></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Dios indicó la importancia de la santidad entre Sus sacerdotes con estas palabras acerca de Aarón: <i>“Harás además una lámina de oro fino, y grabarás en ella como grabadura de sello, SANTIDAD A JEHOVÁ”</i>. Pero hoy en día la iglesia está en muchos lugares en una fase de descuido de los principios del Antiguo Testamento que tienen mucha instrucción importante para nosotros. Dios da instrucciones para un sacerdocio santo y su descendencia (v. 43). No somos descendientes físicamente, pero espiritualmente lo somos, porque Cristo es Sumo sacerdote y nosotros sacerdotes. Entonces debemos sacar lecciones espirituales de estos pasajes. Estas ordenanzas son importantes. Nosotros también debemos ver que a Dios le importa nuestra forma de vestir y de actuar. El argumento de que las cosas así son del Antiguo Testamento no tiene validez porque no reconoce el valor y la autoridad de la Palabra de Dios para enseñarnos.<i> “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil”</i> (2 Ti. 3:16).</span><br /><span style="font-size: large;"> Dios separa a los Suyos de los que no lo son, y también de entre los Suyos aparta a hombres para el ministerio, pero hombres, es decir, varones, no mujeres ni entonces ni ahora. Los que ponen de ejemplo a María hermana de Moisés se equivocan, porque ella no lideró ninguna reunión ni estuvo en el tabernáculo ni el templo. Además, luego fue castigada con lepra por criticar por envidia a su hermano. Hermanos, el pueblo que quiere agradar a Dios tiene que ser fiel a lo que Él ha dicho. Luego algunos usan Gálatas 3:28 como su texto (mejor dicho pretexto) para defender su concepto del “ministerio de la mujer”, ya que dice que no hay varón ni hembra. Su concepto es que la mujer puede liderar, hablar en las reuniones, enseñar, orar en voz alta, pedir himnos, dirigir los himnos, etc. En breve, que haga todo lo que la Palabra dice que no debe hacer. La instrucción apostólica y los mandamientos del Señor son: <i>“No permito a la enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio”</i> (1 Ti. 2:12). <i>“Vuestras mujeres callen en las congregaciones, porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como la ley también lo dice”</i> (1 Co. 14:35). Pero algunos piensan que Gálatas 3:28 da apoyo al movimiento feminista en las iglesias – el protagonismo de la mujer “liberada” como dicen. Pero no se sitúan bien y sacan una conclusión equivocada. Allí habla de la salvación y nuestra posición ante Dios, no del ministerio ni el servicio cristiano. El hecho de que otras iglesias tengan sus pastoras y matrimonios pastorales (pastor y pastora), o que algunas asambleas permitan reuniones de hermanas y que las mujeres prediquen o den estudios, todo eso carece totalmente de peso, porque no tiene apoyo bíblico. Nuestro patrón no es lo que hacen en otras iglesias sino lo que dice la Palabra de Dios. Por eso es importante leer y estudiar toda la Biblia y estar bien fundamento en ella.</span><br /><span style="font-size: large;"> El sumo sacerdocio pasó de Aarón a uno de sus hijos, y así por el estilo durante siglos. Todo sacerdote era levita porque venía de la tribu de Leví, pero no todo levita era sacerdote porque ellos sólo venía de la familia de Aarón. En Éxodo 13:2 Dios demandó la consagración de todo primogénito en Israel. Luego, en Números 3:12-14, el Señor toma a los levitas en lugar de todos los primogénitos, y declara: <i>“serán, pues, míos los levitas”</i> (v. 12). Todo primogénito israelita era consagrado, pero Dios tomó a los levitas para servirle en lugar de todo primogénito (véase Nm. 4:40-58 con 3:40-51). Cada uno tenía su servicio como Dios había escogido e indicado. En Números 1:49-54 Dios les pasó este servicio, y les hizo quedar cerca de Él. Él les tenía consagrados, apartados para uso especial. En 2 Crónicas 17:7-9 leemos que tuvieron que conocer la Palabra de Dios y enseñarla a los demás. En 2 Samuel 6:1-7 el rey David intentó mover el arca a Jerusalén pero lo hizo incorrectamente, llevándola sobre un carro tirado por bueyes y no sobre los hombros de los levitas. Uza murió y David se entristeció. Pero hay que aprender que Dios no pasa por alto Su Palabra ni tolera que hagamos las cosas como se nos ocurre o nos parece. Habían pasado siglos desde que dio la instrucción acerca de cómo llevar el arca, pero estas instrucciones divinas todavía eran vigentes. No había que ponerse al día como oímos en nuestros tiempos. Dios quiere que respetemos lo que Él ha establecido sin alterarlo (Nm. 3:30-32). En Números 4:15 les recuerda que los hijos de Coat no debían cosa santa para que no mueran. Dios ya les anunció de antemano que estas leyes son cosa seria y hay que respetarlas y cumplirlas. A veces pasamos por alto cosas importantes así, y luego tenemos que decir como David cuando hizo censo del pueblo: <i>“yo he hecho muy neciamente” </i>(2 S. 24:10). Volviendo a lo del traslado del arca, en 1 Crónicas 15:1-15 consultó la Palabra de Dios y rectificó, porque vio lo que Dios dijo, y mandó hacer así el traslado. La muerte de Uza y el disgusto la tristeza del pueblo podía haberse evitado simplemente consultando a Dios antes de hacer las cosas.</span><br /><span style="font-size: large;"> Levítico 21:7 da instrucciones acerca del matrimonio de los sacerdotes. No se podían casar con rameras, ni infames ni repudiadas. Los versículos 13-15 dan más instrucciones sobre el asunto: <i>“Tomará por esposa a una mujer virgen. No tomará viuda, ni repudiada, ni infame ni ramera, sino tomará de su pueblo una virgen por mujer, para que no profane su descendencia en sus pueblos; porque yo Jehová soy el que los santifico”. </i></span><br /><span style="font-size: large;"> El Dios santo tiene derecho a decirnos cómo casarnos, y observamos que no todos los matrimonios son consagrados. Levítico 21:17-24 instruye que el que se acerca para presentar la ofrenda delante de Dios no puede tener defecto alguno. Dios demanda la santidad, la pureza y la integridad en Sus sacerdotes. Luego recordando que nosotros somos sacerdotes, ¡cuánto cuidado debemos tener de no entrar en relaciones que Dios no aprueba, y de no permitir en nuestro carácter y conducta cosas que no agradan a Dios. </span><br /><span style="font-size: large;"> En Levítico 8 vemos que los sacerdotes habían sido separados con la sangre aplicada, con el aceite de la unción, y con sacrificios especiales de consagración (Éx. 28-29). Su oreja, mano y pie fueron marcados con sangre y aceite, símbolos del redención, la sangre de Cristo, y la unción del Espíritu Santo. Nosotros también hemos sido apartados por el sacrificio sacrosanto del Señor Jesucristo, por Su sangre, y sellados por el Espíritu Santo. En animal del sacrificio tenía que ser sin defecto. Los sacerdotes que llevan estos sacrificios tenían que ser santos y sin defecto físico. Nosotros los creyentes tenemos normas acerca de nuestra vida, la convivencia, el matrimonio, el trabajo, las amistades y muchas otras cosas. Hemos sido rociados con la sangre de Cristo y ungidos por el Espíritu Santo, cosas que marcan una diferencia entre nosotros y los demás. Tiene que haber distinción entre nosotros y los del mundo, incluso los del mundo evangélico. Pero hoy en muchas iglesias hay vestido inmodesto y inapropiado para una reunión de santos. La apariencia es como en el mundo – anillos, pendientes, zarcillos, piercings, tatuajes, peinados raros y ostentosos, etc. Son como el mundo, no como santos de Dios. Hermanos, Dios quiere y demanda un sacerdocio santo, separado, consagrado.</span><br /><span style="font-size: large;"> Los sacerdotes tenían que hacerlo todo como mandaba Dios,<i> “para que no mueran”</i> (Éx. 28:43; 30:20-21; Lv. 22:9; Nm. 4:15, 19) – cosa seria era, y es. Hoy dicen que Dios no mira la apariencia externa sino el corazón. Esto es un error, hay que hablar claro. Dios mira las dos cosas. Pongamos las cosas claras. A Dios le importa cómo nos vestimos y presentamos, y le importa también la condición de nuestro corazón. Lo externo acompaña lo interno. Las dos cosas van juntas.</span><br /><span style="font-size: large;"> Estos sólo podían entrar en el tiempo indicado: <i>“que no entre en todo tiempo... para que no muera”</i> (Lv. 16:2), pero nosotros podemos entrar en todo momento (He. 4:16; 10:22). Tenemos acceso al Señor, al lugar santísimo, por la gracia de Dios. Seamos sabios y vivamos de una manera siempre consagrada para que podamos aprovechar este gran privilegio que Dios nos otorga. Con la ayuda del Señor, seamos sacerdotes santos del Dios santo.</span></div><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"> </span><span style="font-size: large;"><span style="font-size: small;">todos
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Israel era un pueblo escogido y apartado, y de esto podemos aprender lecciones porque la iglesia también es un pueblo escogido y apartado. Israel tenía los sacrificios para limpiarse, pero nosotros tenemos al Hijo de Dios, el Cordero de Dios. Él fue ofrecido para redimirnos y para que fuésemos un pueblo santo, Suyo propio (Tit. 2:14), puro y limpio. Debemos tener en nosotros una reciprocidad ante el Señor que tanto dio por nosotros. Dios demandaba la santidad y limpieza en medio del campamento de Su pueblo que iba peregrinando hacia la tierra prometida, y hoy en día la iglesia es este pueblo redimido y peregrino. Debemos vivir en santidad porque el Señor está en medio de nosotros.<br /> Hermanos, la santidad era y es saludable. Significa consagrado y esto también desea Dios. 1 Tesalonicenses 4:3 enseña que la voluntad de Dios es nuestra santificación – habla de nosotros los creyentes en este tiempo, la edad de la gracia. Dios desea nuestro apartamiento de lo inmundo y separación de lo malo. Esto no lo guardó el hijo pródigo cuando se apartó de su padre y se fue a vivir con amigos mundanos. Le ayudaron a despilfarrar su herencia y luego le abandonaron, porque así son los amigos del mundo. El diablo los manda para arruinar la vida, la comunión y la herencia tanto física como espiritualmente. Muchos jóvenes han caído simplemente por amistades que no agradan a Dios, bajo la influencia de los que no aman a Dios. No debemos tener amigos así – debemos estar separados.<br /> El versículo 7 de 1 Tesalonicenses 4 dice: <i>“No nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación”</i>. Dios no nos ha llamado a practicar cosas nocivas. Nada nocivo debe estar en la vida del creyente ni en el ambiente de la iglesia, pero lo que uno tiene en su vida, lo trae a la iglesia de la cual forma parte y esto es inevitable. Así que tu santidad personal o la falta de ella afecta a toda la congregación. Acán y su pecado escondido afectó a toda la nación de Israel. Recordemos esto.<br /> El siguiente versículo (v. 8) advierte que desechar esta enseñanza es cosa seria. <i>“El que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios”.</i> Así que no diga nadie que aquí estamos hablando de opiniones ni puntos de vista ni que toleremos diferencias, porque es Dios quien nos llama a vivir en santidad. Si la santidad no te es importante, en esto no agradas a Dios. Algunos dicen que no hay que ser tan extremista, pero es Dios quien insiste. Hay iglesias y “cristianos” que no practican la separación del mundo, sino que intentan consagrar la mundanalidad y esto es un error grande y muestra de falta de madurez espiritual, una falta de discernimiento espiritual, una falta de amor a Cristo. No quieren salir a Él llevando Su reproche, sino integrarse en el mundo y disfrutarlo. Quieren nadar y guardar la ropa. <br /> Israel en el tiempo pasado tenía que ser un reflejo de lo que quería Dios – un pueblo apartado y consagrado que le servía con el corazón, y con Dios en medio del pueblo.<br /> En Génesis 20 encontramos que la tierra de Canaán era malísima, perversa, y por el miedo que tenía Abraham el patriarca le pasó lo mismos que en Génesis 13 con la mentira acerca de Sara. Los del mundo al descubrir esto lo echaron en su cara y le despreciaron por su comportamiento. La situación era sin temor de Dios, y es la misma situación hoy. ¿Quién tiene este temor? Sólo el creyente. Pero esto no le disculpó a Abraham ni nos disculpa a nosotros. Tenemos que vivir claramente como Dios manda y sin trapicheos ni camuflajes. Luego en el capítulo 23 Abraham envió a su criado a buscar esposa para Isaac, pero no de la gente perversa e idólatra de Canaán. Había aprendido a no integrarse, y hermanos míos, esto lo tenemos nosotros que aprender. El Dios santo no quiere que Su pueblo se integre al mundo. <br /> En Génesis 22:46 Rebeca recalca esta misma verdad que había aprendido Abraham, cuando habla con Isaac para que Jacob no se case con las hijas del mundo, y aunque ella estaba manipulando las cosas por otro motivo, hasta allí tenía razón, porque Esaú había hecho mal. Había tomado para sí, sin consultar ni tener la aprobación de sus padres, a dos mujeres de cananeas. Ella no quería que se repitiera esta historia porque traía conflicto y contaminación a la familia. Todavía hay hijos que se casan con quienes les da la gana sin consultar ni considerar el efecto que esto puede tener no sólo en su vida sino también en su familia y en la iglesia. Es importante la separación y la distinción, y tarde o temprano hay que aprender esto.<br /> Luego en la historia, el rey Josafat, con todo y ser un rey bueno, descuido este asunto de la separación y emparentó con la casa de Acab, casando a su hijo con Atalía hija de Acab y Jezabel. Esto trajo problemas, maldad, desvío espiritual, tragedia y pérdida. No podemos ir en contra de lo que Dios manda sin sufrir y causar sufrimiento en los demás.<br /> La idolatría en Canaán incluía la prostitución idolátrica de hombres y mujeres, toda clase de perversión sexual y la matanza de niños en sacrificios a sus dioses. Profanaron la familia y el matrimonio, y si no estamos separados de personas así, ellas influyen en nosotros. La Biblia declara esto en 1 Corintios 15:33, <i>“No erréis, las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres”.</i> La palabra <i>“conversaciones”</i> aquí no se refiere realmente a hablar o conversar. "Malas conversaciones" es del griego:<i> homiliai kakai,</i> literalmente "malas amistades" , e indica amistades y relaciones sociales. ¿No te parece buena idea la separación? Entonces, ¿quieres decir que sabes mejor que Dios? No, hermanos míos, no sabemos más que Dios.<br /> Deuteronomio 7:6-7 afirma: <i>“eres pueblo santo para Jehová tu Dios”</i>, y<i> “escogido para serle un pueblo santo”</i>. El Dios santo no quería pueblo perverso como los pueblos de los ídolos, sino un pueblo santo, separado del mal, distinto, consagrado, y esto es lo que quiere en la iglesia. Dios desea una iglesia santa, no mundana. Dios separó de Egipto al pueblo Suyo, pero muchos lo llevaban en el corazón, como muchos llamados cristianos hoy en día: de boca profesan creer, pero su vida y los deseos de su corazón es pura mundanalidad.<br /> Dios se reveló ante Faraón por medio de Sus milagros, y a Israel ante el monte de Sinaí y luego por Sus leyes y estatutos. El tabernáculo también ilustraba Su santidad, con la valla blanca alrededor del atrio, y el acceso por una sola puerta, el altar y la fuente. Dios no ha cambiado. Sigue siendo tan santo hoy como en aquel entonces. En Deuteronomio 4:23-24 Dios les recuerda la importancia de Su pacto: <i>“Guardaos, no os olvidéis del pacto de Jehová vuestro Dios, que él estableció con vosotros, y no os hagáis escultura o imagen de ninguna cosa que Jehová tu Dios te ha prohibido. Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso”</i>. <i>"Escultura o imagen de ninguna cosa"</i> prohíbe también el uso de los belenes que algunos disculpan diciendo que es en honor a Cristo y Su nacimiento. ¡¿Cómo pretenden honrar a Dios haciendo lo que Él prohibe?! Luego en Hebreos 12:29 vemos lo mismo en la época de la iglesia: <i>“Dios es fuego consumidor”. </i><br /> En Hechos 5 Dios manifestó Su juicio contra el pecado de Ananías y Safira – la mentira y el engaño – y así mantuvo la santidad de la iglesia naciente. Él quiere un pueblo santo hoy en la era de la iglesia. Nos dice que no mintamos unos a otros, pero hay quienes no vienen a las reuniones y dicen que están enfermos, pero luego por la tarde se les ve en la calle o en el parque paseando al perro, o resulta que se fueron a la playa. Mintieron y esto deshonra y desagrada a Dios. Cada día debemos orar y pedir ayuda para vivir limpiamente y dejemos a Dios seguir perfeccionando nuestra vida, para que no sea como el mundo. Seamos extraños al mundo, pero no a Dios.<br /> El sistema de inmolación también muestra que Dios es santo y justo, y no convive con el pecado. Además, vemos en Levítico 10:6-7 que Dios no permitió a Aarón ponerse de parte de sus hijos pecaminosos. Ofrecieron fuego extraño y Dios los mató, pero Aarón no pudo salir del tabernáculo ni lamentar. Tuvo que sacrificarse en esto y estar de parte de Dios y no de sus hijos. El que toma la parte de hijos rebeldes y pecaminosos está pecando. En los versículos 9 y 10 mandó a los sacerdotes no beber vino ni sidra cuando entraban a servir en el tabernáculo,<i> “para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio”.</i> En Levítico 18:3-5 los mandó no imitar a los del mundo:<i> “No haréis como hacen en la tierra de Egipto...ni haréis como hacen en la tierra de Canaán...”. </i><br /> Y como pueblo y sacerdotes de Dios en la edad de la Iglesia, nosotros los creyentes no debemos imitar a los del mundo en sus costumbres que no agradan a Dios. Por ejemplo, enseñan la desnudez, descubren el cuerpo y lo ponen a vista de los demás, con la excusa de la moda, el calor o cualquier otra cosa. De ninguna manera debemos imitar estas cosas. Recordemos lo que el predicador C.H. Spurgeon dijo acerca de la moda: que Londres traía la moda de París, y París la traía del infierno. Así que ni por la moda ni por la comodidad ni por nada. Seamos distintos. La iglesia del Señor tiene sus requisitos también. Dios no va a permitir estas cosas ahora que antes prohibía – no ha cambiado con los tiempos. Ni por estar en un campamento ni en la playa, que es donde frecuentemente se les ve a creyentes abandonando todo pudor y modestia. Cubrirse es lo que Dios quiere, y no con hojas de higuera como en Edén. Recordemos que Dios cambió las hojas escogidas por ellos por unas túnicas. No debemos estar en la playa u otro lugar vestidos como los que no temen a Dios ni tienen vergüenza de exponer el cuerpo. Es bíblico, es la voluntad soberana de Dios. En Juan 21:7 vemos a Pedro pescando con los demás, que para trabajar se había quitado la túnica exterior o superior, es decir, de la cintura para arriba (como indica A.T. Robertson en su comentario sobre el texto). Pero cuando oyó que el Señor estaba allí, ¿qué hizo? Fijaos bien. Pedro se ciñó, cubrió su cuerpo, en presencia del Señor, y nosotros estamos reunidos en presencia del Señor. Seamos reverentes y santos en nuestro vestir y nuestro comportamiento. Hermana, no vienes al culto para que te miren y te contemplen. No es un desfile de modas. No entres llevando joyas, ropa ajustada y taconeando. Nos congregamos en presencia de Dios, para adorarle. Dios todavía es santo y todavía quiere un pueblo santo.</span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"> </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-size: small;">todos estos artículos están en el libro DIOS SANTO - PUEBLO SANTO, Libros Berea, Apartado 75, Los Palacios y Villafranca, SE, España, o contáctenos por email: berealibos en nuestra cuenta de gmail</span> </span><br /><br /></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-82308047835418537942020-11-22T10:13:00.001-08:002020-11-22T10:13:07.863-08:00DIOS SANTO - PUEBLO SANTO<p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><b></b></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><b><span style="color: black;">Lucas Batalla</span></b></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><b><span style="color: black;"> </span></b></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><b><img border="0" data-original-height="1397" data-original-width="1998" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijpnQeUQ20uA3g9wtJMviLGzb3SHrB3NW6lGqwVpq2ePwi3_zT-HbbR7IC4aqwRwUPfhyRAvTBWLWNSQT48nO-STOVHy9YeWtAfXGAjRDumr5YF3hAZwBgTira8uOrsNMfnTVFXFKRZ_c/s320/sinai-ley.jpg" width="320" /></b></span></div><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><b>Textos</b>: Éxodo 28:36-38; Levítico 11:44-45<br /><br />Vamos a considerar el tema de la santidad. Hoy la felicidad y no la santidad es la meta principal de mucha gente, no sólo entre los del mundo, sino también entre muchos cristianos. Quieren que Cristo les resuelve los problemas, pero no quieren que Él gobierne y cambie Sus vidas. Esto no debe ser así. Yo me siento indigno de hablar de este tema porque soy imperfecto y pecador salvo sólo por la gracia de Dios. Pero este tema está en la Palabra de Dios y Dios quiere que sea predicado y enseñando, así que lo hago con temor.<br /> El Salmo 93:5 dice: <i>“la santidad conviene a tu casa, oh Jehová, por los siglos y para siempre”</i>. Esto quiere decir que todavía es así. Muchísimas veces en la Palabra de Dios habla de la santidad y nos recuerda que Dios es así, y nosotros debemos ser así. No es suficiente ser creyente, sino santo. Pero muchos salen diciendo que no es vigente esto de la santidad porque no estamos bajo la ley sino la gracia, pero se equivocan y quieren escamotearse. El apóstol Pablo, campeón de la gracia, declara que está bajo la ley de Cristo (1 Co. 9:21), y mucho de la ley se repite en preceptos en el Nuevo Testamento. El Señor representó y cumplió la ley. A los que dicen que no están bajo la ley, pregunto: ¿Bajo qué ley estás? Estamos bajo la autoridad de Cristo, si somos Suyos.<br /> En 2 Corintios 7:1 Dios llama a los creyentes a limpiarse de toda contaminación, perfeccionando la santidad. Así que todavía es importante la santidad en tiempos de la iglesia. Como los levitas no debían contaminarse, tampoco nosotros los creyentes.<br /> 1 Pedro 1:15-16 dice: <i>“sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque <b>yo soy santo</b>”.</i> Esto está escrito a creyentes en los tiempos de la iglesia. ¿Quién llamó al pueblo de Dios? El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Entonces, debemos ser como Él. Todavía la santidad es un mandamiento. Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil (2 Ti. 3:16). Es provechosa para crecer. No puede haber crecimiento sin la santidad. Y además, sin la santidad ninguno verá a Dios (He. 12:14). Esto habla de verle, estar en Su presencia al final, pero también se le oscurece la vista espiritual y no tienen comunión con Dios él que no anda en santidad. Somos llamados a rechazar y no quedarnos en la mundanalidad. Dios quería en el Antiguo Testamento un pueblo santo, y todavía lo quiere hoy en tiempos de la gracia.<br /> La santidad significa justicia, limpieza, pureza, consagración y separación. En Éxodo 28:1 Dios hizo a los sacerdotes acercarse a Él. En el versículo 36 instruyó a Aarón a llevar una lámina (o sello) en su cabeza que dice: <i>“Santidad a Jehová”.</i> Así debe ser el creyente, porque todos somos sacerdotes de Dios. Así es el Señor Jesucristo nuestro Sumo Sacerdote, y nosotros somos sacerdotes (1 P. 2:5, 8). <br /> En énfasis en la Biblia está en la santidad, no en el amar a Dios. Si la santidad no se vislumbra en nuestra vida, no se nos reconoce como pueblo de Dios. El amor de Dios es un amor santo, no lo olvidemos. No es mundano ni permisivo. El amor cristiano permanece porque es santo. Y Cristo al entregarse en el Calvario tuvo que ser santo, porque si no, el amor mostrado hubiese sido en vano. El amor sin la santidad no agrada a Dios, ni la santidad sin amor, pero esto último no quiere decir la permisividad. Muchos se equivocan describiendo el amor como permisividad.<br /> En Isaías 57:15-16 leemos que Su nombre es <b>“el Santo”,</b> y que Él habita en la altura y la santidad. Este Dios santo ama y se acerca al quebrantado y humilde, y Su amor es verdadero, y duradero. Él no es como los que hoy se casan y mañana se divorcian, cuyo amor es caprichoso, egoísta y pasajero. El Dios Santo no es así. Dios quiere un pueblo santo y allí morará, en medio de este pueblo<br /> Ahora bien, nadie puede decir que no tiene pecado. 1 Juan 1:8 advierte que si decimos que no tenemos pecado, ponemos a Dios por mentiroso. Pero aunque el pecado es una triste realidad entre los seres humanos, Dios quiere que lo confesemos y que seamos limpios. Por esto Él ha provisto la sangre de Jesucristo que nos limpia de todo mal. En Juan 3:16 vemos el amor santo de Dios, que le llevo a Cristo a sufrir por nuestros pecados – así que no andemos en el pecado. Hermanos, la santidad es fruto de conversión y el amor es fruto de la santidad.<br /> 2 Timoteo 2:19 exhorta: <i>“apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo”</i>. El hecho de que Dios sea amor no le hace compatible con el pecado. El que quiere pertenecer a Dios y andar en comunión con Él tiene que dejar el pecado. <i>“Apártese” </i>es una responsabilidad humana. Hay que limpiarse continuamente, aun en el interior, los pensamientos y las actitudes, y no sucumbir a la presión del mundo. Los creyentes tenemos que limpiarnos porque somos sacerdotes de Dios y debemos estar mucho en Su presencia intercediendo.<br /> Efesios 1:13 nos enseña que fuimos sellados con el Espíritu Santo, y enfatizamos la palabra <i>“Santo”</i>. Él nos marca como posesión de Dios. Dios nos marca porque quiere que los demás sepan que somos Suyos. No nos camufla, ni quiere que pasemos desapercibidos en el mundo, sino que nos marca como diferentes.<br /> Levítico 21:6-8 muestra que los sacerdotes eran santos, y nosotros hoy en día como sacerdotes (1 P. 2:5), debemos ser santos. Había para los levitas normas que seguir, y una vida distinta. También debemos seguir las instrucciones del Señor para ser distintos, santos. Los sacerdotes, al estar vestidos en santidad, no podían salir a pasearse en el mundo. Éxodo 28:2 dice que se vistan para honra y hermosura. La honra no expone el cuerpo ni provoca deseos ni pensamientos impuros en los demás. No satisface la carne. Hay recato. Ni pantalón corto en los hombres ni minifaldas en las mujeres. La forma en que se visten los llamados cristianos hoy en día es una deshonra a Dios y una burla del evangelio. Éxodo 28:4 dice: <i>“la túnica bordada”</i> para Aarón y sus hijos, porque es la ropa que cubre todo, y Dios nos dio ropa para cubrir la desnudez, no para dejarla ver. El versículo 3 habla de los sabios y la sabiduría que Dios les dio para hacer vestiduras sacerdotales, con sus calzoncillos para cubrir la desnudez. Otra vez vemos que la idea es cubrir, no exponer. No se reúnen los creyentes en bañador o bikini, ni en pantalón corto ni ropa deportiva. Sin embargo lo he visto hacer en algunas llamadas “reuniones de oración unida” que algunos organizaron en Sevilla, intentando una unión ecuménica y superficial, y me escandalicé y desistí en ir porque no era nada santo sino carnal. No es la voluntad de Dios que las mujeres lleven ropa de hombres, ni tampoco que vistan minifaldas, ni que vayan enjoyadas. Pablo dice por inspiración en Timoteo que las mujeres que profesan piedad no deben vestir ni oro ni perlas ni vestidos costosos (1 Ti. 2:9). Todo esto y mucho más tiene Dios derecho a mandar, porque Él nos compró y somos Su pueblo que deben andar en comunión con Él, el Dios santo.<br /> Consideremos Levítico 5:8-12. El libro de Levítico es un libro precioso, y debe ser leído muchas veces, pero muchos evangélicos ni siquiera lo leen una vez. Aquí en el capítulo 5 hay un ritual de un animal que moría, pero, ¿cuál fue la ofrenda por nuestro pecado? No un animal, sino la Persona inmaculada de Cristo. Cristo fue la ofrenda para nuestra expiación, para que fuéramos perdonados, limpiados y consagrados. Es el más alto de los precios.<br /> Hasta la ofrenda que presentamos tiene que ser santa. Levítico 27:30-33 habla de las ofrendas como cosas sagradas. En Deuteronomio 23:18 Dios manda que no se puede traer dinero impuro – ni deben ofrendar los inconversos, porque no son santos.<br /> Si Dios está en medio de nosotros en la reunión, entonces debemos andar como conviene, como le gusta a Dios, en santidad, para que se quede en medio de nosotros. La santidad conviene a Su pueblo. Pero como muchos no quieren ser santos – no tienen a Dios en medio de ellos.<br /> Gad, Rubén y la media tribu de Manasés quisieron quedarse en el otro lado del Jordán cuando Dios había dicho de pasar el Jordán. Dios había dicho de sortear la tierra pero ellos quisieron escoger lo suyo porque les gustó para su ganado. Codiciaron lo que Dios no les estaba dando y no esperaron en el Señor. Fueron causa del desánimo, pero luego reflexionaron y fueron a luchar en conjunto con sus hermanos, pero pensando en su tierra y gente, y volvieron a vivir allá. Asimilaron las costumbres paganas y perdieron su distinción. Éstos fueron los primeros en contaminarse y luego en desaparecer. ¿Por qué? Porque no se ciñeron a la voluntad de Dios, ni guardaron la separación y la santidad.<br /> 1 Crónicas 5:25-26 relata como les alcanzó lo que Moisés había dicho. 2 Crónicas 36 relata cómo el juicio llegó al resto de la nación. Dios les había advertido muchas veces, y al final su falta de consagración y santidad los destruyó.<br /> Hermanos, como pueblo de Dios y sacerdocio santo, entreguémonos al Señor reconociendo que Él es santo, pidiendo que limpie y consagre nuestras vidas. Tomemos nosotros la responsabilidad de limpiarnos de todo lo que no le agrada, porque Él quiere un pueblo santo.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-size: medium;">continuará, d.v.</span><br /> </span><br /></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-59740776594429358662020-09-26T14:56:00.003-07:002020-09-26T14:56:29.211-07:00¿Creces o Languideces?<p style="text-align: justify;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5CwSFNV8Q43cqmfE7g6o8IyJYBpuW-HdF_I-NxyQTdNtujimcbq6t38c2v0sdIahYjTunSEmJT6MHxPQjldBP_xs1bG6Rs3VEa_poa0rblaT42izsx0SWdFnP0VhhLwQqcoblZdHHohw/s2048/Flor+cactus+macro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5CwSFNV8Q43cqmfE7g6o8IyJYBpuW-HdF_I-NxyQTdNtujimcbq6t38c2v0sdIahYjTunSEmJT6MHxPQjldBP_xs1bG6Rs3VEa_poa0rblaT42izsx0SWdFnP0VhhLwQqcoblZdHHohw/w400-h300/Flor+cactus+macro.jpg" width="400" /></a></div><br /><p></p><p style="text-align: justify;"> <span style="font-family: trebuchet;"><span style="font-size: large;">Dice la Palabra de Dios en 2 Pedro 3:18,<i> “Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén”</i>. En este texto vemos que el Señor nos manda crecer, y este crecimiento es asociado aquí con la gloria del Señor. Cuando crecemos, le glorificamos. No debería considerarse una mera opción personal, sino un deber cristiano y una necesidad.<br /> Es bueno que el creyente tenga interés en crecer y siga creciendo espiritualmente. Debemos reconocer que el desarrollo espiritual es el más importante. Nuestros padres eran responsables de nuestro crecimiento cuando éramos pequeños. Pero ya es nuestra responsabilidad, porque somos mayores. En cuanto a la vida espiritual, hermanos, tenemos que preocuparnos más por este crecimiento. Tenemos la Palabra de Dios, tenemos las reuniones de la iglesia y la comunión de los hermanos y tenemos acceso al Señor en oración. El Señor ha provisto para nuestro crecimiento, de modo que si no crecemos, no es culpa de Dios sino de nosotros.<br /> Pero hermanos, si vamos a crecer para la gloria de Dios, esto requiere que cambiemos muchas cosas en nuestra vida, y francamente, muchos de nosotros no estamos dispuestos a hacerlo, porque hay que dejar cosas, y hay que buscar otras cosas. Hoy en día hay muchas cosas y comodidades que antes la gente no tenía, y evidentemente cuesta desprenderse de ellas porque llegan a ejercer cierto control sobre nuestra tiene valor eterno, pues en 1 y 2 Pedro nos explica que el mundo y sus obras se quemarán. Este pensamiento debería ayudarnos a ordenar mejor nuestras prioridades.<br /> Hay muchos impedimentos, porque vivimos en un mundo hostil que no quiere que crezcamos ni glorifiquemos al Señor. El mundo no le glorifica. La carne tampoco, y ellos no nos van a animar ni ayudar a glorificar a Dios. Dios quiere que crezcamos y le glorifiquemos. En Mateo 5:16 nos exhorta a obrar para la gloria de Dios delante de los hombres. Pero esto no pasará sin nuestra cooperación. Tiene que haber en nosotros este deseo de hacerlo, de rendirnos al Señor, de aprovechar los medios de crecimiento que Él nos da, de conocerle más y mejor y de vivir para Su gloria. Nuestro deseo y nuestro compromiso personal son claves, y ¿dónde están?<br /> En 1 Corintios 6:20 leemos: <i>“...glorificad, pues, a Dios en vuestrocuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.</i> Se escribe esto a todos los cristianos, no a unos pocos. ¿Cómo respondemos? Hay muchas maneras de glorificar a Dios. Por ejemplo, glorificamos a Dios cuando crecemos en fe, en amor, en la gracia y en el conocimiento del Señor. Para glorificarle, hay que promocionar a Dios, no a nosotros mismos. Muchos hoy en día glorifican a los hombres, alaban a los hombres, y ponen a los hombres en un pedestal y los rinden homenaje. Sus nombres y fotos están en en la publicidad, junto a sus títulos y logros, para que tengamos una buena impresión y seamos atraídos a ellos. Pero esto es glorificar al hombre, no al Señor. El apóstol Pablo dijo que los hombres como él y otros no deberían ser tenidos como servidores. Recordemos que el siervo, el criado, vive en la trastienda y sirve a su señor. Pero hoy hay muchos llamados “siervos de Dios” que se han vuelto señores, en las iglesias y en el campo misionero. Seamos humildes y busquemos servir a Dios. No busquemos para nosotros grandezas (Jer. 45:5).<br /> Leyendo y meditando sobre Juan 17, conocemos el deseo del Señor. Él era un apasionado de la gloria de Dios (vv. 1, 5, 5-6, 10, 22, 24). Si el Señor estaba tan interesado en la gloria de Dios y en que el Padre fuera glorificado en Él y en los Suyos, esto también debería preocuparnos a nosotros. Pero hoy en día en la iglesia estamos dando una pobre imagen, y esto debe cambiar. En 1 Corintios 6:19-20 somos llamados a glorificar a Dios en nuestro cuerpo y en nuestro espíritu. Muchos adornan su cuerpo para glorificase a sí mismos, para llamar la atención a sí mismos o lucirse.<br /> Otra vez podemos ver en Juan 15 la asociación entre el crecimiento y la gloria de Dios. El Señor es la vid verdadera, y nosotros somos los pámpanos. Él siempre será la vid y nosotros siempre seremos nada más que pámpanos. Nunca nos independizaremos de Él. Además, para crecer necesitamos esta comunión íntima con Él, estos lazos por medio de los cuales recibimos diariamente de Él todo lo necesario para la vida espiritual. En el versículo 15 se nos dice que el Señor quiere que crezcamos y llevemos mucho fruto, porque en esto el Padre es glorificado.<br /> Pero encontramos impedimentos y dificultades en esta vida, y en nosotros mismos. En lugar de estar ocupados con el Señor, nos preocupa demasiado la opinión de los demás. Como los de Juan 12:42-43, muchas veces miramos a los hombres y no damos gloria al Señor; no le confesamos.<br /> Nos callamos en el trabajo, en la familia, entre los de nuestro barrio, etc., cuando podríamos confesar al Señor y así glorificarle. Glorificar al Señor es un privilegio y nuestra mayor responsabilidad. Pablo en 1 Corintios 10:31 nos instruye a hacer <i>“todo para la gloria de Dios”</i>.<br /> Observad conmigo que el crecimiento espiritual aumenta nuestra capacidad de glorificar a Dios. Nos ayuda a congregarnos con los hermanos y disfrutar más de la Palabra y la comunión, y las reuniones nos ayudan a crecer y glorificar al Señor. Si uno va a la playa o a pasearse o se queda en casa cuando hay una reunión de la iglesia, no glorifica a Dios y no crece. Pierde testimonio ante los del mundo, y el diablo se ríe. Demuestra que en su escala de valores la iglesia y el Señor y Su Palabra no son muy importantes.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;"><span style="font-size: large;"> Una de las cosas que destaca la iglesia primitiva es su crecimiento<br />(Hch. 2:41-42, 46-47). En aquel entonces se reunían cada día. Pero ahora las iglesias quitan cultos, con la excusa de los niños, los estudios, el trabajo, el cansancio, el tráfico, las responsabilidades en casa, etc. Pero son excusas, no razones. No me refiero a los que no pueden acudir porque están enfermos o porque se les obliga a trabajar este día y no lo pueden cambiar, o por razones similares, sino a los que podrían acudir pero no lo hacen porque no quieren. Muchos hoy son de domingo por la mañana, nada más, y no crecen porque no se alimentan de las cosas del Señor.<br /> Queridos hermanos, la iglesia no necesita sólo al predicador, sino a todos los hermanos. Juntos podemos ser fortalecidos y animados, y crecer.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;"><span style="font-size: large;"> En Efesios 2:19 vemos que somos miembros de la familia, y que así la iglesia va creciendo (v. 21). Lo he dicho en otras ocasiones pero lo repito, que cuando un hermano se esfuerza preparando un estudio para la edificación de la iglesia, le desanima que luego algunos hermanos no vengan, no porque no pueden, no hablo de ellos, sino de los que no vienen porque no quieren. Su ausencia dice que no tienen interés, que no lo consideran importante, que les da igual, que no quieren recibir la Palabra, o algo así. Si todos hiciéramos como los que se ausentan, ¿cómo estaría la iglesia? En las reuniones de la iglesia la comunión con los hermanos nos fortalece. El ejercicio espiritual de alabar y adorar al Señor nos favorece y fortalece, porque es la ocupación más elevada del ser humano. La exposición de la Palabra de Dios es para nuestra edificación, exhortación y consuelo. Pero si no estamos para escucharla, ¿qué edificación, exhortación o consuelo recibimos? Ninguno.<br /> También es necesario mantener la vida devocional, el ejercicio de piedad en casa, si queremos crecer y glorificar a Dios. Cada día necesitamos tomar alimento espiritual de Su Palabra, y hablar con Él en oración. Necesitamos encomendarnos al Señor y esperar que Él nos guíe durante el día y que nos libre del mal, porque hay muchos males en el mundo. ¿Cómo esperas crecer si no das prioridad a la lectura de la Palabra de Dios cada día, y si no pasas tiempo en oración cada día? Si queremos crecer, tenemos que ejercitarnos para la piedad, como Pablo dijo a Timoteo (1 Ti. 4:7). Si no crecemos, languidecemos. ¿Cuál de los dos te describe? ¿Creces o languideces? El Señor quiere que crezcamos y que le glorifiquemos. Que así sea para Su honor y gloria.<br /></span></span></p><div style="text-align: right;"><span style="font-family: trebuchet; font-size: medium;">de un estudio dado por Lucas Batalla en 2007</span></div><p style="text-align: justify;"><br /></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-61156339055394145992020-09-26T14:37:00.001-07:002020-09-26T14:37:24.358-07:00LA ORACIÓN - MÁS QUE UN RITUAL<p style="text-align: justify;"><b> </b><span style="font-family: trebuchet;"><span style="font-size: large;"><b>Texto:</b> Isaías 58</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;"><span style="font-size: large;"></span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: trebuchet;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span><span style="font-family: trebuchet;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: trebuchet;"><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwIzHgkW9hiBP8KFaUEcPtMWpSFnB_w2oCGLe7pT5n0lkwX0VJXNdDgzB9YC-VQuzN2tWLtbwL4jkYjaguwB5zkFGKKehF1jAklDkyZQjgETaZggV5h56qqNSxIqQ3MES6V4fEZRlKu00/s552/judio+ora.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="530" data-original-width="552" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwIzHgkW9hiBP8KFaUEcPtMWpSFnB_w2oCGLe7pT5n0lkwX0VJXNdDgzB9YC-VQuzN2tWLtbwL4jkYjaguwB5zkFGKKehF1jAklDkyZQjgETaZggV5h56qqNSxIqQ3MES6V4fEZRlKu00/s320/judio+ora.jpg" width="320" /></a></span></span>Isaías es un libro maravilloso en el cual aprendemos mucho acerca de Dios, del profeta Isaías y del pueblo Israel. Isaías vivía durante los reinos de reyes buenos y malos, y al final la tradición dice que fue aserrado por mandato del rey Manasés, y murió como mártir por su fidelidad a Dios. El capítulo que nos atiene hoy se ha de entender a la luz del capítulo anterior, el 57, donde Dios condena los pecados de la nación de Israel. En el capítulo 58 les habla del verdadero culto a Dios y de cómo agradarle, que no es por rituales religiosos como el ayuno. Daban mucha importancia a eso, parecido a como la Iglesia Católica Romana la da a sus sacramentos, especialmente la misa. La gente va por lo menos una vez al año, se confiesa, se comulga, y luego cada uno vive como quiere, a espaldas de Dios. Pues así ayunaba Israel, pero fuera del ritual, como vemos en el capítulo 57, la nación vivía en pecado. Sus ayunos y oraciones entonces no llegaron al cielo porque Dios no es agradado por rituales sino por justicia. Y es triste decirlo pero hoy hay esta disparidad en muchas iglesias evangélicas, que también celebran sus cultos y rituales pero luego la gente no vive conforme a la Palabra de Dios.<br /> Así que, mirando el comportamiento de Israel, Dios manda al profeta Isaías: <i>“Clama a voz en cuello, no te detengas, alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión”</i> (v. 1). Vivir en rebelión contra Dios es lo peor que el ser humano puede hacer. No trae felicidad ni bien a nadie. Y es todavía peor cuando los que así hacen profesan ser de Dios. Isaías fue enviado cual portavoz de Dios para decirles su rebelión y su pecado. Pero, ¿dónde están hoy estos predicadores fieles a Dios y valientes? Si hoy en muchas iglesias evangélicas hicieran esto, quedarían pequeñas como nosotros. Isaías tenía que predicar así por fe, confiado en Dios, porque cierto era que a Israel no le iba a gustar. Hoy también es cierto que los profesados cristianos, incluso sus líderes, no quisieran oir de su superficialidad, rebelión y pecado. Quieren oir cosas positivas – que todo va bien y que Dios les bendice. Pero hay que hablar como Dios manda, no como el pueblo quiere.<br /> En el versículo 2 Dios dice: <i>“que me buscan cada día y quieren saber mis caminos”</i> – pero todo eso es insincero. Israel practicaba sus rituales (véanse 1:13-15), pero Dios estaba disgustado con la nación. Hay que decir que las iglesias evangélicas hoy tienen un relajo vergonzoso. Van a la cena del Señor, o al culto que haya el domingo, cantan, oran, echan su ofrenda, escuchan un sermón, y luego se van y viven como los del mundo. A penas leen la Biblia u oran, ni testifican, ni practican la separación de las actividades del mundo. Pero mis hermanos, el cristianismo verdadero es de todos los días, no de un culto o ritual. Y Dios indica en el versículo 2 que los de Israel habían dejado la ley. Su religión era rebelde y pecaminosa. <br /> Para el colmo, en los versículos 3 y 4 acusan a Dios de no atenderles en sus rituales de ayunar y orar.<i> “No hiciste caso” </i>y <i>“no te diste por entendido”</i>. Querían manipularlo y que Él les atendiera de cualquier modo. Es verdad que Él no les respondía, pero la razón tenía que ver con los pecados de ellos. Sin embargo, ninguno decía: <i>“Examíname oh Dios”</i> (Sal. 139:23). Sólo se quejaban de que Él no les contestaba. Si Dios no contesta nuestras oraciones debíamos examinarnos y preguntarnos ¿por qué? En el caso de Israel en los días de Isaías, este capítulo explica por qué. No agradaban a Dios, ni tenían convicción de pecado. Podían practicar el ritualismo y a la vez el pecado. <i>“Buscáis vuestro propio gusto” </i>(v. 3) dijo Dios. Israel tenía como norma ese ayuno, el ritual, no la justicia. Hasta el día de hoy ayunan los judíos en Yom Kippur – el día de expiación, y en Tisha b’Av por la destrucción de Jerusalén. Y he conocido a católicos que me han dicho: “hoy estoy ayunando”, tal vez en cuaresma o por otra cosa. Hay evangélicos que ayunan porque su iglesia lo manda. Y luego están los musulmanes que ayunan de día durante Ramadán pero pasan la noche comiendo, ¡y en ese mes ganan peso! Toda esa gente guarda un ritual, pero sin sentido espiritual, buscando su propio gusto y provecho, sin que les interese de verdad la voluntad de Dios. A eso lo llamamos hipocresía. Israel acusó a Dios de no responderles, pero no entendió por qué. Dios es más generoso que nosotros y quiere bendecir y guiarnos. Pero entonces y ahora Él quiere ver más que una participación en un ritual – o una asistencia a una reunión. Quiere ver la práctica de la justicia. El cristianismo se vive diariamente – <i>“el justo vivirá por fe”</i> (He. 10:38).<br /> Por el uso de preguntas en el versículo 5 Dios les hace ver que Él no escogió ni tenía interés en ese ritual de ellos. Lo que Dios quería de ellos iba a afectar toda su manera de vivir, como hemos de ver en los versículos 6 y 7. Debían dejar de esclavizar a los hijos de personas que les debían dinero, y perdonar las deudas, por ejemplo como Él mandó para el año de la remisión (véase Dt. 15). Pero les importaba más el dinero que la vida de sus hermanos. En el versículo 7 les llama a tener compasión y ayudar, y dice: <i>“no te escondas de tu hermano”</i>. Eso me recuerda 1 Juan 3:17 porque menciona el mismo problema en los tiempos de la iglesia, el que cierra contra su hermano su corazón, es decir, se desentiende de él o se endurece para no darle lo que podría. También hay ricos que dan un poco a los pobres pero ellos se quedan ricos y los pobres se quedan pobres. No quieren desprenderse de sus riquezas, sus bienes o su comodidad para ser una verdadera ayuda. Solo quieren dar una limosna de lo que les sobra. Dios nos llama a practicar la justicia y agradarle hasta en el uso de nuestros bienes. Debemos meditar en esto.<br /> En los versículos 8 y 9a promete bendiciones. En los versículos 9b y 10a vuelve a recordarles su responsabilidad de hacer obras de justicia. En los versículos 10b al 12 les promete más bendiciones, y después en el versículo 13 insiste en la obediencia y limpieza, y les advierte de tres pecados comunes que también nos afligen a nosotros y a las iglesias en nuestros días: <i>“tus propios caminos”</i>, <i>“tu propia voluntad”</i> y <i>“tus propias palabras”.</i> Hay quienes dicen que si la Biblia no prohibe expresamente algo, ellos están libres a hacerlo. Pero eso es buscar su propio camino y su propia voluntad, y luego justificarlo con sus propias palabras. Dios quiere que vivamos por Su Palabra (véase Mt. 4:4). Y el versículo 14 termina el capítulo diciendo: <i>“entonces te deleitarás en Jehová, y yo te haré subir...” </i> Así es en Deuteronomio 28 donde Dios prometió bendiciones a los obedientes (vv. 1-14) y maldición y castigo sobre los desobedientes (vv. 15-68).<br /> Cuando oramos a Dios, hagámoslo desde una vida de obediencia. Israel tenía que asimilar esto, y nosotros también si no queremos caer en el mismo error. Por eso 1 Juan 3:22 aconseja así a nosotros los creyentes: <i>“y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él”.</i> Dios tiene promesas y bendiciones para los que andan así. Como dicen las estrofas 2 y 3 del himno: “Obedecer y Confiar en Jesús”:<br /><br /></span></span></p><div style="text-align: center;"><span style="font-family: trebuchet;"><span style="font-size: large;">"Cuando vamos así, como brilla la luz<br />En la senda al andar con Jesús,<br />Su promesa de estar, con los suyos es fiel<br />Si obedecen y esperan en él.<br /><br />Mas sus dones de amor, nunca habréis de alcanzar<br />Si rendidos no vais a su altar.<br />Pues su paz y su amor, solo son para aquel,<br />Que a sus leyes divinas es fiel.<br /><br />Obedecer, y confiar en Jesús, <br />Es la senda marcada para andar en la luz".</span></span></div><p style="text-align: justify;"><br /><span style="font-family: trebuchet;"><span style="font-size: large;"></span></span></p><div style="text-align: right;"><span style="font-family: trebuchet; font-size: medium;">de un estudio dado por Lucas Batalla en 2018</span></div><p style="text-align: justify;"><br /></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-55147888912995708052020-09-25T11:20:00.003-07:002020-09-25T11:20:31.327-07:00Bernabé - "hijo de consolación"<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzc6IwCG-xAnMC_R9AiwC0W8iCbSXkQxNbwEI9HMLqAtuijuEYSZmyN0TSvCKX76l2D0wgZLKUZ0HgBiFlYSwLbL5Ftjfxt6SVvL1ZHXhs5mlg_b1BnZUZj57KzUCVl4lCdttFcsb_MkY/s674/pablo+apedreado.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="674" data-original-width="632" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzc6IwCG-xAnMC_R9AiwC0W8iCbSXkQxNbwEI9HMLqAtuijuEYSZmyN0TSvCKX76l2D0wgZLKUZ0HgBiFlYSwLbL5Ftjfxt6SVvL1ZHXhs5mlg_b1BnZUZj57KzUCVl4lCdttFcsb_MkY/w375-h400/pablo+apedreado.jpg" width="375" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Berrnabé ayudando a Pablo cuando fue apedreado<br /></td></tr></tbody></table><br /><p style="text-align: justify;"></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><b>Texto: </b>Hechos 11:19-30<br /><br />Me llama poderosamente la atención la conversión y vida de Bernabé, un hombre que llegó a ser útil en las manos del Señor, hacedor de bien e influyente en la iglesia primitiva. Era de la tribu de Leví, pero nacido en Chipre. Su nombre de pila era José (Hch. 4:36), y era uno de los muchos nuevos creyentes en Hechos 2 y 3. No sabemos si había venido de Chipre sólo para estar durante las fiestas de la pascua, los panes sin levadura y luego pentecostés, o si tal vez había vuelto para vivir en o cerca de Jerusalén, porque ahí tenía una heredad (v. 37). A ese José levita, creyente, los apóstoles le pusieron por sobrenombre “Bernabé”, que significa “hijo de consolación”. Cuando primero aparece entre creyentes en Hechos 4, es a raíz de un sacrificio que hizo: vendió su heredad y trajo el dinero y lo puso a los pies de los apóstoles, una ofrenda (v. 34) como otros hacían en aquel entonces. Para muchos las riquezas son un lastre (Mr. 10:21-25). Las acumulan pero no quieren deshacerse de ellas. No así con Bernabé.<br /> Bernabé hizo honor a su nombre cuando Saulo, después de convertido, quiso juntarse a los discípulos en Jerusalén pero le tenían miedo (Hch. 9:26). Su miedo era lógico, y siempre es bueno tener precaución en la recepción a la comunión. Cuántas veces se ha precipitado a recibir a alguien porque dijo que era cristiano bautizado, y luego esa decisión ha traido problemas. “El simple todo lo cree” dice Proverbios 14:15, pero los discípulos no eran simples ni tenían prisa para tener a uno más en la iglesia. Seguro que Pablo les decía que era creyente, pero no se lo creyeron hasta que Bernabé lo tomó (Hch. 9:27) y dio testimonio de él delante de los apóstoles. Entonces, por su testimonio de hechos concretos de Pablo, los discípulos le recibieron. Por eso todavía hoy son importantes las cartas de recomendación y faltando ellas el testimonio de un hermano de confianza.<br /> Luego Bernabé aparece en Antioquía, como hemos visto en Hechos 11. El evangelio fue predicado a los gentiles. Había fiel testimonio de parte de hermanos motivados a evangelizar, pese a la persecución. Necesitamos hoy ser tan fieles testigos como ellos, porque francamente parece que nos falta ese fervor y devoción. Ellos predicaron, y <i>“gran numero creyó y se convirtió al Señor”</i> (v. 21). La iglesia hoy adolece también de eso – esa fe que trae conversión y cambios. Antioquía era ciudad importante de la provincia romana de Asia, un lugar cosmopolitano, importante para la predicación del evangelio, y de ahí saldría hacia muchos otros lugares. La primera persona nombrada de ahí era Nicolás (Hch. 6:5), que fue uno de los primeros diáconos, hombre lleno de fe y buen testimonio. Quizás por él u otros como él las primeras notas del evangelio llegaron a la ciudad.<br /> En Hechos 11:22 vemos a Bernabé enviado de parte de la iglesia en Jerusalén para conocer más la situación en Antioquía tras la conversión de algunos gentiles. Seguramente fue escogido para esa misión por lo que dice el versículo 24, <i>“porque era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo”</i>, no de otras cosas, <i>“y de fe” </i>– suena como los diáconos en Hechos 6. No se puede enviar a uno cualquiera para conocer la condición espiritual de otros, porque le faltaría discernimiento y se equivocaría, pero los hermanos en Jerusalén confiaban en Bernabé. El versículo 23 dice que <i>“vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor”</i>. Él primero observó cuidadosamente, y pudo ver evidencias de la gracia de Dios, porque hace una diferencia en la vida, el carácter y comportamiento, como Tito 2:11-14 indica. Al ver eso, se regocijó. Compartió el gozo de la salvación de esos nuevos hermanos. Y les exhortó, señalando la importancia de tener propósito de corazón y fidelidad al Señor. Hermanos, hoy necesitamos a más personas como Bernabé. Ésa es la clase de consolación y ayuda que la iglesia precisa.<br /> Viendo la necesidad de ayuda e instrucción para esos nuevos creyentes, Bernabé, en lugar de ponerse como “pastor”, pensó en traer a otros para ayudar, y buscó a Pablo (11:25). Así hubo un grupo de hermanos compartiendo las responsabilidades del pastoreo en Antioquía, y así debe ser en toda iglesia neotestamentaria. Fue en ese tiempo que salió el nombre “cristiano” por primera vez (11:26). Sólo aparece dos veces más en la Biblia, en Hechos 26:28 y 1 Pedro 4:16. Ellos no lo tomaron como título suyo ni nombre de la iglesia, sino que fue dado por otros, por los de afuera. Pero es bueno llamarse cristiano, y no evangélico, pentecostal, bautista, adventista, etc. Más frecuentemente en el Nuevo Testamento somos llamados hermanos, creyentes, discípulos y santos, y cada término está lleno de sentido. La iglesia de ahí envió a Pablo y Bernabé a Jerusalén con la ofrenda para los hermanos necesitados (11:30). Así que Bernabé llevó consolación también a los santos en Jerusalén.<br /> Andando el tiempo, vemos a Bernabé en el capítulo 13, señalado junto con Pablo por el Espíritu Santo para salir a la obra misionera, llevando el evangelio más allá.<i> “Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado”</i> (v. 2). ¿Quién envía a los misioneros? No la iglesia, sino Dios. No fueron comisionados por la iglesia, sino señalados por el Espíritu Santo. Así que, el texto dice: <i>“los despidieron”</i> (v. 3), y <i>“enviados por el Espíritu Santo”</i> (v. 4). Pero observa que Dios no envió a nuevas reclutas sino a hombres experimentados y diestros que ya estaban ocupados en el ministerio. Eran hombres que tenían la confianza de la iglesia, y sobre todo a quienes no cabía duda que Dios los había llamado. En la primera linea de combate hacen falta veteranos, no creyentes verdes que tienen más entusiasmo que otra cosa. Solemos hablar del primer viaje misionero de Pablo, pero hay que recordar que era de Bernabé y Pablo.<br /> En ese primer viaje misionero, ¡cuántas cosas padeció Bernabé junto con Pablo! Los dos vieron la oposición de Barjesús, Elimas el mago, en Chipre (13:6-11) y la conversión del proconsul (v. 12). Juan Marcos abandonó a los dos, y se volvió a Jerusalén (v. 13). Bernabé con Pablo trabajó anunciando la Palabra de Dios en Antioquía de Pisidia, y cuando surgió la persecución los dos fueron echados de ahí (13:14-51), y fueron a Iconio.<br /> Allí también surgió conflicto armado por los judaizantes, y los misioneros fueron a Listra y Derbe (14:6-22). Bernabé fue llamado Jupiter por el pueblo pagano (v. 12), estando él al lado de Pablo cuando sanó al hombre cojo (vv. 8-10). No fue apedreado, pero vio a Pablo apedreado y dejado por muerto, y sólo podemos imaginar cómo eso le impactó. La obra misionera de hoy es muy cómoda y relajada comparada con lo que aquellos primeros misioneros hicieron.<br /> En la última fase de ese viaje histórico, Bernabé y Pablo <i>“constituyeron ancianos en cada iglesia”</i> (14:23). No se quedaron como pastores sino que señalaron a otros como responsables y los encomendaron al Señor. Bernabé sabía que la obra es del Señor, y que no dependía de la presencia constante de él y Pablo. En eso también vemos su fe y la gúia del Espíritu Santo. Hoy muchos admiran el ejemplo de hombres como ellos, pero otra cosa es seguir el patrón.<br /> En Hechos 15:1 surgió el evangelio falso de los judaizantes: <i>“Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés no podéis ser salvos”.</i> Es un mensaje maldito (Gá. 1:8-9), que todavía circula en manos de católicos, adventistas y otros que predican la ley y las obras para la salvación. Pero observa conmigo, hermanos, quiénes se pusieron en la brecha para parar ese ataque del diablo. <i>“Pablo y Bernabé tuvieron una discusión y contienda no pequeña con ellos” </i>(v. 2). El ser hijo de consolación no impidió a Bernabé a la hora de contender ardientemente por la fe (Jud. 3). Gálatas 2:1-5 indica que él con Pablo resistió firmemente a los judaizantes y no cedió ni por un momento. El consuelo no es para los que llevan falsa doctrina, ni debemos tolerar cosas así bajo una bandera falsa de “amor”, porque hay que amar a Dios, Su Palabra, la verdad, lo bueno y a los hermanos. En Hechos 15: 12 Pablo y Bernabé hablaron públicamente de los que Dios había hecho entre los gentiles. No hablaron de sí mismos, sino de Dios, porque sólo eran siervos, no dueños de la obra. En Gálatas 2:11-21 vemos a Bernabé arrastado por la hipocresía momentánea de Pedro y otros judíos cuando en una ocasión, por temor a los judíos de Jerusalén (Pr. 29:25) se apartaron de los hermanos gentiles. Esto demuestra como hombres buenos pueden equivocarse y tener un patinazo, pero se dejan corregir, como evidentemente pasó cuando Pablo le reprendió a Pedro los demás por esa simulación, <i>“porque era de condenar” </i>(Gá. 2:11). Si somos mansos y aceptamos correción, eso también obra para bendición. Bernabé no dijo: “¿quién eres tu para corregir a Pedro y a mí? ¡Soy el hermano mayor, pues me convertí antes que tú y ya estaba en la iglesia cuando tú llegaste!” Era manso. No tenía ese genio, esa altivez, auto importancia y protagonismo que tantas veces han dañado la obra del Señor.<br /> Sabemos que en Hechos 15:36-41 hubo un desacuerdo entre Pablo y Bernabé respecto a Juan Marcos. Pero debemos recordar que no fue una cuestión doctrinal. Predicaban la misma fe. No fue una pelea, ni causó una división en la iglesia. No perdieron la comunión, simplemente fueron a diferentes campos de trabajo. Bernabé seguía trabajando en el servicio del Señor, y volvió a Chipre, donde había nacido, para predicar (Hch. 15:39). Pablo también seguía predicando, y el Espíritu Santo se ocupa de ahí en adelante con él. Pablo nombra favorablemente a Bernabé en 1 Corintios 9:6 como siervo de Cristo, y eso nos indica que era digno de confianza en la obra del Señor.<br /> Así es el fruto de su vida de fe y entrega al Señor. Que el Señor nos ayude a ser como Bernabé, que no solo creyó sino vivió su fe, se desprendió de lo suyo y aun de sí mismo para servir a Cristo y ayudar a sus hermanos. La iglesia hoy necesita más personas como Bernabé.<br /></span></p><div style="text-align: right;"><span style="font-size: large;"><span style="font-size: medium;">de un estudio dado por Lucas Batalla en 2017</span></span></div><p style="text-align: justify;"><br /><br /></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-19884903989893473482020-09-25T11:11:00.000-07:002020-09-25T11:11:06.591-07:00Salmo 34 - Dios Nos Libra De Temor<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKfXFkwEQoTdaUmLKXJzhRj2PSaO4fsVNJvbcO5gxvOSUOKEhn4Evq-afq4wt1IDkUdlfgyXs2YQmDIOkyca5xAzWNqUnD6qYAlF0RyZ68B4JYtelJ2T8ERHIAFVYs-v3J-kSt3FatCNA/s500/David-finge-loco.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="353" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKfXFkwEQoTdaUmLKXJzhRj2PSaO4fsVNJvbcO5gxvOSUOKEhn4Evq-afq4wt1IDkUdlfgyXs2YQmDIOkyca5xAzWNqUnD6qYAlF0RyZ68B4JYtelJ2T8ERHIAFVYs-v3J-kSt3FatCNA/w453-h640/David-finge-loco.jpg" width="453" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">David se finge loco ante Abimelec<br /></td></tr></tbody></table><br /><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Texto: Salmo 34<br /><br />Tenemos delante un salmo escrito cuando David estaba en una situación peligrosa. Había huido de Saúl y se había metido en el palacio de Abimelec rey de Filistea – la capital de los enemigos de Israel. Este salmo recuerda su rescate del palacio en Gat. No tenía que haber huido hasta allá, pero lo hizo. Estaba bajo mucha presión. Pero al leer el salmo vemos que siempre tenía su esperanza puesta en el Señor. Relata cómo clamó al Señor y qué requisitos tiene el Señor para ayudarnos.<br /> En los versículos 1-3 David bendice al Señor y declara: <i>“su alabanza estará de continuo en mi boca” </i>(v. 1). Los mansos oirán la alabanza y se alegrarán, porque también confían en el Señor y les anima saber cómo Él ayuda a los que le buscan. En el versículo 3 nos invita a unir nuestras voces a la suya para alabar y exaltar a nuestro Dios.<br /> En los versículos 4-8 testifica de la ayuda divina, y su testimonio puede y debe animarnos.<i> “Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores”</i> (v. 4). Así debemos hacer ante los temores porque el Señor puede librarnos de ellos. David pasó por muchas penas y peligros huyendo de Saúl, privado, hambriento, atemorizado, etc., pero el Señor le respondió. Nosotros también pasamos pruebas, apuros y tensiones. ¿Cuántas veces te has despertado después de medianoche y han venido pensamientos negativos que te preocupan y te quitan el sueño? El testimonio de David es para instruirnos, para que clamemos al Señor y confiemos en Él. El versículo 6 dice que le oyó y le libró de todas sus angustias. Entre las angustias de David estaba la falta de ayuda o consuelo de parte de otras personas. Puede que los amigos y aun la familia se quiten del medio cuando tenemos problemas, y no nos hablen. Pero al Señor siempre podemos hablar, porque Él no se aparta. No nos deja. Está siempre cerca. <i>“El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende”</i> (v. 7). Así que, <i>“Dichoso el hombre que confía en él”</i> (v. 8), no en los hombres. El Señor es digno de nuestra confianza. David confiaba en Él, clamaba a Él, esperaba en Él, y el Señor intervino y sigue interviniendo a favor de los tales para ayudarles. Como creyentes, debemos aprender a confiar en el Señor siempre, porque Él es el único que puede solucionar los problemas. Tiene poder y sabiduría, y es benigno. Confiemos en Él antes que en los hombres. Busquemos Su ayuda primero y esperemos en Él.<br /> Del versículo 9 al 14 nos aconseja. <i>“Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen”</i> (v. 9). Esto nos recuerda lo importante que es el temor de Dios en nuestra vida. Es el principio de la sabiduría (Pr. 1:7). Al Señor le agrada proveer para los que le temen, pues promete que nada les falta. Pensemos en el Salmo 23:1, <i>“Jehová es mi pastor, nada me faltará”.</i> Entonces procede a enseñarnos el temor de Jehová en los versículos 11 al 14.<br /> Luego en los versículos 15-22 hallamos muchas expresiones de confianza. El versículo 15 nos recuerda que <i>“Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos”.</i> (véase 33:18). Él vela siempre por nuestro bien. Esa es Su parte. La nuestra es temerle (v. 9), buscarle (v. 10) y clamar a Él. La misericordia es compasión activa, y las Suyas son nuevas cada manaña (Lam. 3:22). Por eso cuando nos acercamos al Señor en oración, confesando nuestra necesidad, humillándonos, buscando Su ayuda y echando nuestras ansiedades sobre Él, Él promete: <i>“no tendrán falta de ningún bien”</i>. Esto es para animarnos a no ensimismarnos, hundirnos, desanimarnos, apartarnos ni tirar la toalla, sino acercarnos, clamar (v. 17) y esperar en Él. <br /> El versículo 19 afirma que aun los justos tienen muchas aflicciones. La vida de fe no nos libra de problemas, pero nos da la soluciona a ellos, la que los incrédulos no tienen: la ayuda divina. Hermanos, como creyentes tenemos que sufrir en esta vida. Vivimos en un mundo arruinado por el pecado, el diablo es el príncipe del mundo, y dentro de todo ser humano está la carne, la naturaleza caída. Así que, hay mucha aflicción. La conversión no nos quita todos los problemas, pero entonces hay socorro:<i> “de todas ellas le librará Jehová”.</i> Consideremos cuán largos y duros eran las pruebas y las aflicciones de Job, pero el Señor bendijo el postrer estado de Job más que su primero. Santiago 5:11 dice: <i>“He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo”. </i><br /> Al final del salmo, el versículo 22 promete: <i>“no serán condenados cuantos en él confían”</i>. El ángel de Jehová acampa alrededor de nosotros y nos defiende (v. 7). No le vemos, pero Él está allí, siempre a nuestro lado. Así que, cobremos ánimo, confiemos en la ayuda fiel de Dios, y que Él nos ayude y bendiga. Amén.<br /><br /> <span style="font-size: small;">de un estudio dado por Lucas Batalla </span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-size: small;"> </span></span></p><p style="text-align: center;"><span style="font-size: large;"><span style="font-size: small;"><span style="font-size: large;">Fuertes enemigos siempre cerca están:<br />Cristo está más cerca; guárdame del mal.<br />“Ten valor”, me dice: “Soy tu guardador”.<br />“No te dejo nunca; siempre contigo estoy”.<br /><br />El que guarda mi alma nunca dormirá.<br />Si mi pie resbala, Él me sostendrá.<br />En mi vida diaria es mi guardador;<br />Fiel es Su palabra: “Siempre contigo estoy”.<br /><br /><br /> del himno “No Tengo Temor” <br /></span> </span><br /></span></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-64470057108043288262020-08-28T10:41:00.004-07:002020-08-28T10:41:42.528-07:00NO VIVAMOS EN EL PASADO<p style="text-align: justify;"><b> </b><span style="font-size: large;"><span style="font-family: helvetica;"><b>Texto:</b> Isaías 43:14-28<br /><br /></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: helvetica;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8Ids9URZ0YDjGEQnJuTXV2C7OrJB2YPkAYeqGTiBNrGr9pE-NW29cBApp9bC4T6H6gUvVhojS4f_jxstKwJgoI_sNoX6c0oPQPQzjeCUcRN1PGdkk2sNcUJBZFla4BE0AoHzg5Qur7xo/s521/borrados.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="521" data-original-width="414" height="417" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8Ids9URZ0YDjGEQnJuTXV2C7OrJB2YPkAYeqGTiBNrGr9pE-NW29cBApp9bC4T6H6gUvVhojS4f_jxstKwJgoI_sNoX6c0oPQPQzjeCUcRN1PGdkk2sNcUJBZFla4BE0AoHzg5Qur7xo/w331-h417/borrados.jpg" width="331" /></a></span></span></div><span style="font-size: large;"><span style="font-family: helvetica;">En este capítulo, repasándolo rápidamente, encontramos el aliento que Dios dio a Su pueblo Israel por medio del profeta. También anuncia que Dios en Su misericordia restaurará a la nación y será bendición a todo el mundo. Da promesa de que aunque vayan a la cautividad, serán un testimonio. Y anuncia que la salvación de Israel (y la nuestra) es un don inmerecido de pura gracia divina. Aquí también dice que Dios disciplina amorosamente a Su pueblo para que al final le glorifique. El pecado de Israel ha sido sobre todo el pecado de la iglesia hoy en día – la ingratitud (vv. 23-24). Se ve la ingratitud cuando el pueblo no hace lo que Dios dice, no se acerca, no sacrifica, ni da gracias, sino que considera el rendir culto a Dios como mucho una obligación pesada. No sólo en aquel entonces, sino después, en tiempos de Malaquías, al final del Antiguo Testamento, Dios tiene que protestar que Su pueblo no le honra, y hoy en día se repite la historia en muchas iglesias evangélicas, cuya preocupación mayor parece ser reducir el número de cultos para que la gente pueda quedarse en casa mirando la tele en su pantalla granda, o haciendo cualquier otra cosa. Y cambian la exposición fiel de la Palabra de Dios, la reunión de oración y el culto de adoración al Señor por actividades como drama, conciertos, excursiones y ligas evangélicas de futbol. Todo esto demuestra cuán baja es la condición espiritual.<br /> Pero en medio de los versículos que señalan la ingratitud e infidelidad de Israel, me llaman la atención las palabras de los versículos 18 y 25.<i> “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a la memoria las cosas antiguas”</i> y <i>“Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados”</i>. Estas palabras son tan necesarias para nosotros como para Israel, porque nosotros también muchas veces vivimos con recuerdos malos del pasado. Tenemos esta tendencia, y es así en mi caso porque yo que estaba metido en el comunismo que es un ateísmo total. Pero todos tenemos cosas así porque todos somos pecadores. El que no tenga malos recuerdos ha sido muy poco convencido de su propia maldad, y esta es mala señal. Si uno tan santo con el apóstol Pablo se llamó el primero de los pecadores (1 Ti. 1:15), ¿cómo quedamos los demás? El que dice que no tiene pecado o que no hay pecado, se engaña o miente (1 Jn. 1:8, 10). Dios establece estas verdades en Su Palabra, pero Dios no viene constantemente recordándonos nuestros pecados, porque Él mismo los tiene olvidados.<br /> Ahora bien, es verdad que hay mucho bueno que aprender del pasado, esto es, de la historia sagrada tal como la Palabra de Dios la presenta. Nunca debemos olvidar la venida del Señor, Su muerte por nosotros en el Calvario y Su resurrección. Nunca debemos perder de vista la historia de la iglesia primitiva y la doctrina apostólica, la fe una vez dada a los santos. Pero recordar el pasado no incluye resucitar la memoria de nuestros pecados y dejarnos desaminar por ellos. Están bajo la sangre de Cristo, y allí deben quedarse. Quien nos recuerda nuestros pecados acusándonos todavía es el diablo. Él nos lo recuerda y los lo susurra. Él quiere tirarnos al suelo y quitarnos el ánimo, el gozo, la confianza y la motivación para testificar y servir a Dios? Nos habla con pensamientos y sentimientos más o menos así: “¿Después de lo que tú has sido y lo que has hecho, pretendes andar como creyente? ¡Anda ya!” Y a veces manda a familiares o amigos para decirnos cosas así y desanimarlos para que callemos. Él nos recuerda constantemente el pecado, y usa este arma porque con nosotros poco más tiene. Como Dios dijo a Israel, dice a nosotros: <i>“No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a la memoria las cosas antiguas”</i> (v. 18). Porque Dios es el que borra nuestras rebeliones por amor a sí mismo, y dice: <i>“y no me acordaré más de tus pecados”</i> (v. 25). Repito, no es Dios quien se acuerda de nuestros pecados, sino el diablo. Dios no los recuerda. En el Salmo 25:7 David pide: <i>“De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, Por tu bondad, oh Jehová”</i>. Esto debe expresar el sentir de todo creyente cuando surgen las memorias de sus pecados. ¡Qué bueno que en los Salmos podemos aprender cómo orar sobre estos asuntos!<br /> Es verdad que podemos pecar todavía y caer, pero hemos de mantener las cuentas en arreglo con Dios – con la confesión y el apartarnos del pecado (Pr. 28:13; 1 Jn. 1:9), y además, como hecho preventivo, debemos decir “no” al pecado, al mundo, al diablo y a la carne. Cuando nos ocupamos de las cosas del Señor y Su Palabra, haciendo lo que Él nos enseña y manda hacer, andamos bien y no tenemos tiempo para entretenernos con el pecado. Una vida de santidad, devoción y servicio tiene un efecto preventivo contra el pecado.<br /> Como hemos visto, el versículo 18 nos instruye acerca de los pensamientos. Sabemos que somos pecadores, y que hemos pecado, pero no debemos entretenernos repasando siempre los pecados como revisando la ropa sucia. No traigáis a memoria las cosas antiguas. Para Dios nuestros pecados son cosas antiguas, cosas del pasado que fueron tratados cuando el Señor murió en la cruz por nosotros y gritó: <i>“¡Consumado es!”</i> Entonces, lo que Dios perdonó, dejémoslo en el pasado. Pensemos en Él, el Santo nuestro y nuestro Rey (v. 15). Él mira hacia el futuro; hará una cosa nueva (v. 19). Publicaremos Sus alabanzas (v. 21). Esto es lo que el Señor quiere de nosotros. No somos lo que éramos antes, por la gracia de Dios. Él nos abre un camino nuevo de alabanza, de santidad, de bendición espiritual. <br /> En Filipenses 3:13-14 el apóstol Pablo nos habla de la misma manera, al poner el ejemplo de como él andaba. <i>“Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo la meta...”</i> El camino del creyente está por delante, no en el retrovisor. Atrás queda la gran obra del Calvario, que siempre hemos de recordar, sobra decirlo. Pero delante nuestro está el camino de Su Palabra, de la comunión, de la oración, de la alabanza con gratitud, del testimonio. Hermanos, debemos seguir creciendo en la gracia y en el conocimiento de nuestro gran Dios y Salvador. Debemos vivir con la esperanza de que en cualquier momento puede sonar la trompeta y el Señor vendrá por nosotros para llevarnos a la morada eterna en Su gloriosa presencia. Así que, tenemos mucho que hacer y esperar en lugar de estar recordando desanimados nuestro triste pasado. Hay paz y bendición ahora y un glorioso futuro para el pueblo de Dios. Que el Señor nos anime con estas palabras. Amén.<br /><br /></span></span><p></p><div style="text-align: right;"><span style="font-family: helvetica; font-size: small;">de un estudio dado el 11 de septiembre, 2008</span></div><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: helvetica;"> </span></span></p><p style="text-align: center;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: helvetica;">La tierna voz del Salvador,<br />Nos habla conmovida;<br />Oíd al Médico de amor,<br />Que da a los muertos vida.<br /><br />Borradas ya tus culpas son,<br />Jesús hoy te pregona;<br />Recibe, pues, Su bendición<br />Y goza la corona.<br /><br />La amarga copa del dolor,<br />Jesús, has apurado,<br />Para que goce el pecador<br />Tu Nombre bien amado.<br /><br />Cordero Santo, ¡Gloria a Ti!<br />Por Salvador te aclamo.<br />Tu dulce Nombre es para mí<br />La joya que más amo.<br /><br />Coro:<br />¡Nombre digno de alto honor,<br />Nombre de divino amor,<br />Nombre de mi Redentor,<br />Cristo, Jesucristo!</span></span></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-46274865064745085662020-08-28T10:31:00.001-07:002020-08-28T10:31:25.213-07:00GRACIA, MISERICORDIA Y PAZ<p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZxwOQlSxRUCr5IhQr4MlI2FPFiBijicMOAxGgEuMajfcFLC0CEbdkAY0WD52k-zd8JctFmeGnecB9L3s2xlHB8kERAWDl6UgxfcLQ3GSgzSZFZakZyqpB3h3VfBAOg2kHFnaAafkZ100/s660/elhecho2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="495" data-original-width="660" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZxwOQlSxRUCr5IhQr4MlI2FPFiBijicMOAxGgEuMajfcFLC0CEbdkAY0WD52k-zd8JctFmeGnecB9L3s2xlHB8kERAWDl6UgxfcLQ3GSgzSZFZakZyqpB3h3VfBAOg2kHFnaAafkZ100/s640/elhecho2.jpg" width="640" /></a></div><br /> <p></p><p style="text-align: justify;"><b> </b><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><b>Texto:</b> 1 Timoteo 1:1-2<br /> </span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">En este pasaje vemos al Señor Jesucristo llamado de dos maneras: primero en el versículo 1 es </span></span><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><i>"Jesucristo nuestra esperanza”</i></span></span><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">, y luego en el versículo 2 es <i>“Cristo Jesús nuestro Señor”</i>. Son hermosas descripciones, ¿verdad? El que es nuestra esperanza también es nuestro Señor, lo cual quiere decir que el que nos salva también nos gobierna.<br /> Luego vemos estos tres términos: <i>“gracia, misericordia y paz”</i> en el versículo 2. Son tres cosas importantísimas, de las cuales mucha gente hoy en día carece. A todos les gustaría tenerlas, pero no todos saben cómo.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /> <b>Primero</b> está la gracia. Gracia significa favor o ayuda que no se merece. Romanos 4:1-4 y Efesios 2:8-9 establecen claramente que la gracia no se compra, ni se merece, y no puede mezclarse con obras. Si algo es por obras, no es por gracia, porque la gracia no se merece. La gracia de Dios no es una recompensa, sino algo totalmente inmerecido. Dios nos favorece, nos perdona y salva sin que lo merezcamos, porque lo hace por Su gracia. Y Su gracia viene a nosotros, no por la iglesia, no por los sacramentos, no por nuestras obras, sino por el Señor Jesucristo. 2 Corintios 8:9 enseña que la gracia de nuestro Señor Jesucristo se manifestó cuando Él, siendo rico, se hizo pobre (se encarnó) para enriquecernos a nosotros. La gracia actuó a favor nuestro, por medio de una Persona divina, nuestro Señor. Dios quiere que Su gracia se manifieste en nosotros en nuestra generosidad y abnegación a la hora de ofrendar para ayudar a otros. 1 Pedro 5:10 nos recuerda que Dios es Dios de toda gracia. El modelo y ejemplo a seguir es Dios mismo. Hermanos, por la maravillosa gracia de Dios tenemos la salvación eterna. Nosotros que no merecemos ser llamados hijos de Dios hemos sido adoptados como hijos Suyos. Como dice el himno: “¡Sublime gracia!” Pero además de esto, es Dios quien exhorta a los creyentes a crecer en la gracia (2 P. 3:18). Por ejemplo, en 2 Corintios 9:8 el apóstol Pablo dice que la gracia puede hacer que abundemos en toda buena obra. A todos nos gusta recibir la gracia, pero, ¿nos gusta tratar a los demás con gracia?<br /> </span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"> <b>En segundo lugar</b>, habla de la misericordia. La misericordia es NO recibir lo que merecemos. Si uno merece una multa o un castigo y no lo recibe, esto es misericordia. La salvación es recibir misericordia de Dios, porque significa NO recibir el juicio que merecemos. La paga del pecado es muerte, pero al que cree el evangelio, Dios le perdona por Su misericordia y le da vida eterna. En el Salmo 25:6, 7, 10 y 16 David expresa su esperanza continua en la misericordia de Dios. El Salmo 136 es el gran salmo de la misericordia de Dios, que es <i>“para siempre”.</i> ¡Gracias a Dios que recibimos en Jesucristo la perpetua, eterna misericordia de Dios! Habiendo recibido misericordia de Dios, debemos también ser misericordiosos. En Mateo 5:7 el Señor dice:<i> “Bienaventurados los misericordiosos”.</i> En Lucas 6:36 el Señor manda: <i>“Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso”</i>. Efesios 4:32 nos exhorta: <i>“Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”</i>. 1 Pedro 3:8 lo enfatiza otra vez:<i> “...sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables”.</i> La misericordia viene relacionada con la benignidad, el perdón, la compasión, el amor y la amistad. Lo triste es: aunque nos gusta RECIBIR misericordia y ser tratados así, nos cuesta SER misericordiosos con los demás, y esto mismo es lo que Dios manda. La misericordia de Dios no debe entrar en nosotros y parar allí, sino entrar, transformarnos y salir hacia los demás. Por ejemplo, David usó de misericordia con Mefiboset al recibirle y cuidarle como a hijo suyo (2 S. 9). Demos gracias a Dios por Su misericordia, y seamos misericordiosos como nuestro Padre celestial.<br /> </span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"> <b>En tercer lugar,</b> la paz es otra gran bendición que hemos recibido en Cristo. La paz es más que ausencia de conflicto. Significa también una serenidad interior, incluso pese a circunstancias adversas. En primer lugar tenemos paz con Dios mediante la sangre de Cristo (Ro. 5:1). , y es algo que ninguna circunstancia puede cambiar, gracias a Dios. Efesios 2:14, 15 y 17 nos recuerda que Jesucristo ES nuestra paz, vino e HIZO paz, y ANUNCIÓ esta paz. El evangelio es un mensaje de paz. Además, el Salmo 119:165 dice: <i>“mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo”.</i> Mucha gente anda tropezando, dejándose ofender y molestar, siempre mosqueada o quejosa por una y otra cosa, guardando rencor, viviendo en conflicto eterno. Aunque digan: "no pasa nada", la procesión va por dentro. Pero los que aman la ley del Señor, se humillan, porque aprenden de la ley que ellos no son nada, que no merecen nada bueno, y humillados, confían en el Señor para recibir perdón. Luego pueden andar en paz con Dios y con los demás. El creyente goza de la paz de Dios que le puede guardar en medio de circunstancias adversas. Filipenses 4:6-7 nos instruye que en lugar de estar afanosos, presentemos nuestras peticiones al Señor en oración, y Su paz guardará nuestro corazón. Sabemos que Él nos ama, Él nos oye y Él nos cuida, y esto nos deja en paz, tranquilos en Sus poderosos brazos. La Palabra también nos exhorta al menos tres veces a tener paz y vivir en paz los unos con los otros (Mr. 9:50; 2 Co. 13:11; 1 Ts. 5:13). Esta paz, que procede de Dios, es también fruto del Espíritu Santo quien mora en nosotros (Gá. 5:22-23). La paz de Dios, no los conflictos carnales, debe ser el ambiente en que vive una asamblea. Todos debemos ser pacificadores (Mt. 5:9). Con la ayuda del Señor, seamos de aquellos que hacen la paz (Stg. 3:18), no de los que siembran discordia (Pr. 6:19).<br /> Así que, mis hermanos, hemos recibido y seguimos recibiendo estas tres cosas maravillosas del Señor, entre muchas otras: la gracia, la misericordia y la paz. Dios quiere que ellas marquen nuestra vida, nuestro carácter y proceder, porque así darán testimonio de Él. Por esto tenemos que pedirle al Señor que nos dé cada día Su misericordia, gracia y paz, y que Él nos ayude a manifestar estas tres cosas diariamente en nuestras vidas. Es así que los demás pueden conocer más acerca de Dios, cuando vean Su obra en nosotros. Mostremos el carácter de Dios a los de nuestro alrededor, para la gloria de Dios.<br /><br /></span></span></p><div style="text-align: right;"><span style="font-family: georgia; font-size: small;">de un estudio dado el 8 de mayo, 2008<br /></span></div><p style="text-align: justify;"><br /><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"></span></span></p><div style="text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Fuente de la vida eterna y de toda bendición;</span></span><br /><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Ensalzar Tu gracia tierna, debe cada corazón.</span></span><br /><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Tu piedad inagotable, abundante en perdonar,</span></span><br /><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Único Ser adorable, gloria a Ti debemos dar.</span></span><br /><br /><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">De los cánticos celestes Te quisiéramos cantar;</span></span><br /><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Entonados por las huestes, que lograste rescatar.</span></span><br /><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Almas que a buscar viniste, porque les tuviste amor,</span></span><br /><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">De ellas Te compadeciste, con tiernísimo favor.</span></span><br /><br /><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Toma nuestros corazones, llénalos de Tu verdad;</span></span><br /><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">De Tu Espíritu los dones, y de toda santidad,</span></span><br /><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Guíanos en obediencia, humildad, amor y fe;</span></span><br /><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Nos ampare Tu clemencia; Salvador, propicio sé.</span></span></div><p style="text-align: justify;"><br /></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-21822859267077711992020-08-28T10:21:00.002-07:002020-08-28T10:21:31.661-07:00LA REACCIÓN DE JOB A SUS PRUEBAS<p style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: large;"> </span></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbYNU5NKN1Ut39cs07cveCN265TVrTR0RnVSS1GUgZNN3Q3ewHLYrIMlknnkyIvG5YyseLPSrB6PIX__0tzSCk-biZAho5KNKHGGg7bmJ6vcE_i_SHeiGVm1FzfU7i7qAsAwehAGQQddw/s800/job-noticias.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="635" data-original-width="800" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbYNU5NKN1Ut39cs07cveCN265TVrTR0RnVSS1GUgZNN3Q3ewHLYrIMlknnkyIvG5YyseLPSrB6PIX__0tzSCk-biZAho5KNKHGGg7bmJ6vcE_i_SHeiGVm1FzfU7i7qAsAwehAGQQddw/s640/job-noticias.jpg" width="640" /></a></span></b></div><b><span style="font-size: large;"><br /></span></b><p></p><p style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: large;"> </span></b><span style="font-size: medium;"><span style="font-family: Crete Round;"><span style="font-size: large;"><b>Texto:</b> Job 1:20-22<br /><br />Nuestra meta en la vida cristiana es seguir al Señor y crecer en su conocimiento. Los que dicen "sí" al Señor, pero luego vuelven atrás, son como los que le siguieron porque comieron y bebieron – no por amor a Él, ni por fe, sino por los beneficios propios. Son de corta duración, y tarde o temprano serán descubiertos. Las tentaciones, las pruebas y la Palabra de Dios pondrán de manifiesto lo que realmente hay en ellos.<br /></span></span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><span style="font-family: Crete Round;"><span style="font-size: large;">Para llegar a la madurez a veces el Señor usa cosas que no queremos, pero son necesarias para nuestro crecimiento. El Señor nos tiene que tener siempre de rodillas – es nuestra posición mejor. Cuando uno es cristiano, para conseguir el crecimiento y la madurez el Señor nos pasa por la escuela de la experiencia. El Señor dará a cada hijo Suyo lo que necesita – no abandona a ninguna de los Suyos. Las noches de insomnio pensando cómo arreglar las cosas – aun en estas aprendemos.<br /> Mirando a Job en nuestro texto, uno puede pensar: “Un santo como Job, y le vino lo que le vino, ¡hay que ver!” Muchos pensarían que uno como él no mereció lo que le sucedió, pero si escuchamos a Job en este versículo vemos su fe y humildad. Job se postra ante el Señor, no ante las circunstancias, no ante la prueba. Job no se disgustó con el Señor, no dijo como muchos: “Señor, ¿es que no me quieres? ¿Tú me tienes olvidado?” Su reacción inmediata no fue quejarse ni entrar en la introspección como muchos: “¿Qué he hecho para merecer esto?” No hermanos, no fue así, sino que Job bendijo a Dios y adoró. Él es fiel, y no nos va a olvidar en los momentos difíciles que Él permite venir a nuestra vida.<br /> En Job 2:7-10 él había salido del primer golpe, y ahora le vino otra situación – mala salud, y la falta de apoyo de su esposa. La sarna no le dejaba descansar ni de día ni de noche, sino que le dolía y le picaba. En el versículo 9 su mujer parece decirle que su fe en Dios no le ha servido de nada, y le aconseja mal: <i>“maldice a Dios, y muérete”</i> (v. 9). Fue el único descanso que ella podía imaginar como muchos que dicen cuando alguien muere: “ahora descansa”, aunque no es verdad. El que muere sin Cristo no descansa sino que va al lugar de tormento en llamas de fuego. La muerte como descanso es una vana esperanza para los que no creen. Y cuántas veces el diablo procura atacarnos por medio de alguien que está cerca, como fue en el caso de Job: porque además de la pérdida de sus bienes, lo más doloroso fue la muerte repentina de sus hijos, y luego sufrió con su esposa que no le apoyaba, y después sufrió a manos de sus tres “amigos”.<br /> Job reprendió a su mujer por su mala reacción. Le dijo que hablaba como suelen hablar las mujeres fatuas (2:10). Job pudo reaccionar así porque miró a tres lugares:<br /><br /> <b> 1. Miró arriba, hacia Dios.</b> En medio de sus pruebas miró arriba, no abajo ni alrededor. No se miró a sí mismo, sino que se humilló y miró a Dios, y le bendijo (1:20-22). No le perdió de vista, y esto es algo que debemos recordar pero muy bien, pues es un error enorme alejarse de Dios y enfriarse espiritualmente al pasar por pruebas y dificultades. Algunos lo hacen por desánimo, y otros parecen intentar “castigar” pasivamente a Dios porque no les gusta lo que pasa en sus vidas. Cuando hacen así, esto nos enseña que no estaban tan cerca de Él como pensaban, ni le conocen como deben. El santo, en las pruebas, no abandona al Señor. Job no se quejó de Dios ni le atribuyó despropósito alguno. En el fondo sabemos que Dios no se equivoca, pero hay que recordarlo y afirmarlo cuando vienen pruebas a nuestra vida. Job, aunque muy dolido y sin entender lo que le había pasado, le miró con fe y con adoración, que es justo lo contrario de lo que el diablo esperaba y quería. <br /><br /> <b> 2. Miró hacia delante. Job sabía que al final Dios, como soberano, sabio y benigno, puede arreglar todo.</b> Dios quitó (1:21), es cierto, pero Dios puede volver a dar. Aunque no tengamos recursos para reponer o restablecer, todo está en las manos de Dios. Alguien dijo: “No sé qué tiene el futuro, pero sé en manos de quién está el futuro”. Job sabía que en el futuro iba a estar con Dios y verlo. <i>“Al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro” </i>(19:27). Aunque acabó de sufrir gran pérdida, él confió en el corazón bondadoso del Señor. Dios puede hacer lo que quiere porque siempre es el bien. Aprendamos esto: el bien no está en el mundo, ni en personas como Job, sino en Dios. Dios es bueno, totalmente bueno y la fuente de toda bondad. Entonces, debemos recibir lo que Él nos da (2:10). Nuestro Hacedor y Dueño tiene derecho soberano a hacer con nosotros como quiere.<i> “Él, pues, acabará lo que ha determinado de mí”</i> (23:13-14).<br /><br /> <b> 3. Miró en su interior, pero no con egoísmo ni introspección. </b>Sabía que Dios le estaba enseñando algo muy importante a través de estas experiencias. Aunque no podía entenderlo todo, no desconfiaba en el Señor. Sabía que creía y estaba firme: <i>“Me probará, y saldré como oro”</i> (23:10). 1 Pedro 1 nos recuerda que Dios también prueba nuestra fe, para quitar las impurezas, para que sea para alabanza y gloria. Las pruebas que Dios permite son para bien, no para mal. A Job no le gustaban las pruebas, como a ninguno de nosotros nos gusta, pero él sabía que iba a ser para bien. No comenzaba a dudar de Dios ni de su fe en Él. Todos tenemos tiempos de adversidad, pruebas y dificultades, pero ninguna circunstancia desfavorable en la vida debe apartarnos del Señor.<br /> El creyente Job decidió confiar en Dios, y al final Dios le sacó a abundancia(cap. 42). Al final Job, bendito y consolado por Dios, tuvo queinterceder por sus amigos, quienes extrañamente no intercedieron por él, sino sólo le criticaron. Ellos tuvieron mucho que decir, pero no a Dios a favor de Job, sino a Job en su contra, y eran otra parte de sus pruebas. <br /> Parece que todavía hay muchos “amigos” como estos en nuestros tiempos, que expresan sus opiniones equivocadas y aprovechan que uno esté de bajo ánimo para ofrecer sus “críticas sinceras” en lugar de animarle y consolarle. En Job 16:20 él dijo: <i>“disputadores son mis amigos, mas ante Dios derramaré mis lágrimas”</i>. Los imploraba: <i>“¡Oh vosotros, mis amigos, tened compasión de mí!”</i> (19:21), pero no le fueron de ánimo ni de ayuda, ni siquiera hablaron lo recto acerca de Dios (42:7).<br /> Pero en medio de todo, Job, aunque tambaleaba y como vemos en el libro, se equivocaba en sus intentos a comprender lo que le pasaba, sin embargo, él no dejó de confiar en Dios, y al final Dios le socorrió y le bendijo. Y el mismo Dios, aunque someta nuestras vidas a prueba, lo hace para nuestro bien y para Su eterna gloria. Dios nunca se equivoca, y siempre obra para hacernos bien. Entonces, aunque suframos pérdida, pasemos dolores y dificultades, aunque tenga que ser con lágrimas, confiemos en Él en todo momento. Amén.</span><br /><br /></span></span></p><div style="text-align: right;"><span style="font-size: medium;"><span style="font-family: Crete Round;">de un estudio dado el 14 de febrero, 2008</span></span></div><p style="text-align: justify;"><br /></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4020694398730770877.post-49964622630426593332020-08-28T10:08:00.000-07:002020-08-28T10:08:02.594-07:00CINCO PIEDRAS LISAS<p style="text-align: justify;"><b> </b><span style="font-size: large;"><span style="font-family: times;"><b>Texto:</b> 1 Samuel 17:1-19 <br /></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: times;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9cEhYFDxxbzrPhrAouN7fG9E-e634pPKgGI-mVJy9BB6TnfYMk5HbR0jP3ZJ8hAu00N9N7w2ydQXwo6xI3sJHldK51svR58g9_n3M5kdNlHkYgQsB2tliOk-BdzFt7-BUIuukw7FMDFQ/s1714/piedras.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1002" data-original-width="1714" height="191" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9cEhYFDxxbzrPhrAouN7fG9E-e634pPKgGI-mVJy9BB6TnfYMk5HbR0jP3ZJ8hAu00N9N7w2ydQXwo6xI3sJHldK51svR58g9_n3M5kdNlHkYgQsB2tliOk-BdzFt7-BUIuukw7FMDFQ/w328-h191/piedras.jpg" width="328" /></a></span></span></div><span style="font-size: large;"><span style="font-family: times;"><br />Hermanos amados, delante nuestro tenemos la historia tan conocida de la batalla entre David y Goliat, que contiene muchas lecciones para nosotros. David vio que Israel tenía un gran enemigo que les odiaba y les asustaba, y fue a luchar contra él. Hoy en día también el pueblo de Dios tiene un gran enemigo, el diablo. Goliat de alguna manera puede servir como figura del diablo: más grande, más fuerte, mejor armado y lleno de odio y desprecio hacia el pueblo de Dios. El diablo es como un gigante que quiere pelear con tra nosotros, vencernos y dominarnos (vv. 8-9). No podemos contra él porque es más fuerte. ¿Cómo, entonces, podemos obtener la victoria en la batalla espiritual? David nos enseña que el creyente tiene en Dios un gran “aliado”.<br /> Como Goliat en el versículo 9, el diablo quiere ponernos en servidumbre, y desafía a los creyentes, a la iglesia y a Dios mismo. Como en los versículos 5-7, viene impresionantemente armado y con gran fuerza, como para atemorizar a cualquiera. En el versículo 8, <i>“dio voces”</i>, y así hace el enemigo – grita y vocifera para meternos miedo. Es su campaña de “propaganda” (v. 11). En el versículo 16 vemos que Goliat venía y los desafiaba mañana y tarda. El diablo no se cansa, siempre acecha, ataca y busca nuestra ruina. Por la mañana lo hace, para quitarnos el tiempo devocional y hacernos comenzar el día de mala manera, sin pasar tiempo con Dios leyendo Su Palabra y orando. Y por la tarde lo hace también. Día y noche ataca y desafía. Hermanos míos, no podemos tomarnos la vida cristiana de cualquier manera, porque el enemigo es grande y siempre está acechando. Hay que tomar en serio la vida cristiana en todo momento. No sirve la práctica de “ser un cristiano” sólo los domingos durante los cultos. Esto seguramente le hace al diablo reír con desprecio. No podemos pelear contra él por nuestra cuenta, ni con nuestras fuerzas, sino con las armas que Dios nos da (Ef. 6:10-18). No sirven contra el diablo las cosas como la religión, la ciencia, la filosofía, la psicología, etc. – porque la sabiduría humana nada puede contra él, y la historia de la humanidad bien lo demuestra.<br /> En el versículo 10 Goliat gritó: <i>“Dadme un hombre que pelee conmigo”</i>. Nadie en Israel quiso ir a su encuentro, sino el joven David, llenó de fe. Resulta que David está en el linaje del Mesías, quien es <i>“hijo de David”</i>. Entonces, más allá de la escena en 1 Samuel, cuando llegó el tiempo, Dios envió a <i>“un hombre”</i> a pelear contra el “gigante” Satanás que tenía atemorizada a toda la raza humana. El Señor Jesucristo le venció en la cruz, como Colosenses 2:15 y Hebreos 2:14-15 declaran. ¡Gloria a Dios por la victoria que tenemos en el Señor Jesucristo, y la libertad del pecado y la muerte!<br /> Pero volviendo a la escena en 1 Samuel, estos gigantes estaban allí porque Israel no los conquistó durante y después de los tiempos de Josué y los jueces. Entonces, ellos y otros trajeron muchos problemas y aflicciones al pueblo de Dios que había intentado coexistir como vecinos con ellos. Goliat por su mera presencia era una recuerdo de sus fracasos. Pero entonces David, en el nombre de Jehová, salió a pelear contra él y poner fin a sus jactancias y su dominio. Bajó al arroyo y escogió cinco piedras lisas. Le sobraron cuatro, porque con una bien lanzada y guiada por Dios, derrumbó al gigante. Pero estas cinco piedras pueden sugerirnos cosas que nosotros necesitamos en la lucha espiritual contra el diablo y sus huestes que desean arruinarnos, atemorizarnos y dominarnos.</span></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: times;"><br /> <b> 1. Primero está la piedra de las bendiciones y victorias anteriores </b>(vv. 34-37). Dios había ayudado a David en el pasado cuando como pastor tenía que cuidar y defender el rebaño de su padre. Al venir el león o el oso a arrebatar la presa, David se interpuso y los mató, poniendo a salvo el rebaño. Era consciente de la ayuda de Dios – no se creía super-fuerte, sino que confesó que Dios le ayudó. <i>“Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo”</i> (v. 37). Se acordaba de la ayuda de Dios en el pasado, y cobró ánimo. El rey Saúl respondió: <i>“ve y Jehová esté contigo”</i>. Saúl no iba a estar con él, ni la armadura de Saúl podía ayudarle. David no buscaba a un grupo de hombres para apoyarle, sino que se fue solo, confiado en Dios. Se acordaba de cómo Dios le había bendecido y ayudado antes, y nosotros también debemos pensar así. Esto nos da ánimo y confianza.<br /> </span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: times;"> <b> 2. Segundo, está la piedra de las oraciones.</b> David oraba siempre, cosa que no se podía decir de sus hermanos ni de Saúl. La oración es muy importante en la vida del creyente, y sin ella nos volvemos débiles y desorientados. El apóstol Pablo nos enseña a orar siempre (1 Ts. 5:12). Es impresionante ver cuántas veces oraban los creyentes en el libro de Hechos, y por contrapartida, el poco interés que hay en la oración en las iglesias modernas. Volviendo a David, más tarde en su vida, en 1 Samuel 30:6-8 estaba muy mal cuando llegó a Ziclag después del ataque de los amalecitas. Había perdido todo, y los que estaban con él hablaron de apedrearle. Fue uno de los peores días de su vida, pero la Palabra dice que él oraba y se fortalecía en su Dios. Consultó a Jehová y luego fue guiado a recuperar todo. Hermanos míos, la oración es una piedra lisa que el cristiano debe lanzar contra el enemigo. En el Salmo 59 vemos como David clamó a Dios cuando era perseguido por Saúl. Comienza diciendo: <i>“líbrame de mis enemigos; ponme a salvo”,</i> y todo el salmo es un clamor a Dios pidiendo socorro. Cuando sentimos la presencia de enemigos y conflictos, debemos orar.<br /> </span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: times;"> <b> 3. Tercero, está la piedra de la soberanía de Dios.</b> Él es dueño absoluto de todo y hace según Su voluntad. Esta verdad es de gran consuelo y ánimo al creyente. Tiene nuestra vida en Sus manos. Esta piedra está muy pegada al saco pastoril y no la sacamos, pero debemos sacarla y demostrar al mundo que confiamos en la soberanía de Dios. David le dice a Goliat en el versículo 46, <i>“Jehová te entregará hoy”.</i> En el versículo 47 dice: <i>“de Jehová es la batalla”</i>. No eran meras palabras, sino la expresión de la creencia del corazón de David. Dios era más grande y poderoso que su enemigo, y también es verdad en nuestro caso.<br /> A veces adolecemos del impacto de esta soberanía en nuestra vida. La vida cristiana es imposible sin el Señor. Cada día debemos someternos a Él con confianza en Su gran poder y autoridad. Quienes deben temblar son los enemigos de Él. Las cosas que nos hacen daño afectan también a Dios, y debemos presentarle nuestras peticiones confiados en Su interés y ayuda.<b><br /> </b></span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: times;"><b> 4. Cuarto, está la piedra de la fe.</b> No hay victoria sin fe. Entramos en la vida cristiana por fe, y hay que vivir por fe cada día. <i>“El justo vivirá por fe” </i>(Ro. 1:17). Tenemos que creer lo que Dios dice y confiar en el Señor. En el versículo 47 leemos: <i>“él os entregará en nuestras manos”</i>. Cuando David hablaba manifestaba su confianza en el Señor. En el versículo 25 leemos que los israelitas sabían la promesa de Saúl y lo que ofrecía al que venciera a Goliat. Pero ni con esto salían a pelear. Pero David confiaba en el Señor. Hablaba como viendo lo que Dios iba a hacer. Sabía que Dios era más grande y poderoso que Goliat. Hermanos, apliquemos esto en nuestra vida, porque nuestros problemas no son más grandes que Dios.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: times;"><br /> <b>5. En quinto lugar, está la piedra de la perseverancia y la diligencia </b>(vv. 28-30). Los hermanos de David le criticaron y le desanimaron. Así es la familia muchas veces. Muchas veces los enemigos son los de la propia casa, que desaniman y critican. No tienen fe y no aprecian al que la tiene. Pero David no permitió que ellos le apartaran de la pelea. Perseveró a pesar de sus críticas y acusaciones falsas.<br /> David había ido hasta allí en obediencia a su padre, lo que muchos hijos hoy en día no hacen. Hoy en día está de moda la independencia y el individualismo. Pocos hacen caso de los consejos y las instrucciones de sus padres. Pero David no era esta clase de hijo. No discutió con su padre ni se quejó, ni demoró, aunque fue enviado a una zona de guerra donde había peligro. A pesar de esto, él se levantó de mañana (v. 20). Fue diligente en cumplir las instrucciones de su padre. El Señor quiere que nosotros seamos también diligentes en cumplir Sus instrucciones dadas en Su Palabra, y que perseveremos a pesar de los comentarios negativos o las críticas de otros. En la perseverancia y la diligencia de obedecer la voluntad de Dios está la victoria.<br /> Estas son cosas que nos darán la victoria en la batalla. Vemos en los versículos 49-51 que David venció y aquel día fue día señalado de gran victoria para Israel. Entonces, en lugar del grito de Goliat, oímos en el versículo 52 el grito de Israel. <br /> Es importante ver a Dios en todo momento y ante el enemigo y sus desafíos. Que el Señor nos ayude a hacerlo, y por Su gracia hagamos uso de estas cinco piedras, para Su gloria. Amén.</span></span></p><p style="text-align: right;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: times;"><span style="font-size: small;">de un estudio dado el 3 de agosto, 2008</span><br /></span></span></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/05454811769285407459noreply@blogger.com0