Saturday, July 22, 2017

No Seamos Olvidadizos



Texto: Job 8:1-18

En el capítulo 7 Job había orado, pero aquí en el capítulo 8 su amigo Bildad habla y le acusa de tener pecado. Le anima a buscar a Dios de todo corazón – lo que precisamente acaba de hacer en el capítulo anterior. Bildad, como los otros amigos de Job, se equivoca en mucho. Ellos basan sus discursos y consejos en su presuposición de que el mal había alcanzado a Job como castigo por algo malo que él había hecho. Estaban equivocados, como bien Dios les dice al final del libro. Ahora bien, algunos de sus dichos y consejos son correctos y dignos de considerar, aunque NO se aplican a Job por cuanto él había sido fiel a Dios (véase capítulos 1 y 2).
    En los versículos 1-3 Bildad protesta las palabras que Job acaba de decir, y afirma que Dios no torcerá el derecho (v. 3). Entonces, en el versículo 4 Bildad alega que los hijos de Job murieron porque habían pecado, lo cual no solamente es incorrecto sino cruel. Leyendo los primeros dos capítulos del libro sabemos que no fue así, sino que Satanás los mató para atacar a Job. Al diablo le gusta atacar a padres piadosos por medio de sus hijos, para causar sufrimiento y desánimo.
    Lo que dice en los versículos 5-7 es correcto, y buen consejo, pero no aplicable a Job en su situación. Dios atiende la oración de los que le buscan temprano.
    En los versículos 8-9 vemos algo importante que debemos recordar: que tenemos poco tiempo y sabemos poco. “Pues nosotros somos de ayer, y nada sabemos, siendo nuestros días sobre la tierra como sombra”. Por eso debemos aplicar Santiago 1:5 diariamente y pedirle a Dios sabiduría. Cuando decidimos y actuamos sin consultar a Dios y esperar Su respuesta y guía, es muestra de nuestra autonomía e independencia, cosas que a Dios no le agradan. Somos Sus hijos, y todo debemos hacer conforme a Su voluntad.
    En los versículos 10-15 vemos los caminos de todos los que olvidan a Dios (v. 13). El junco necesita lodo, el prado necesita agua, y el ser humano necesita a Dios. Los que dan la espalda a Dios serán castigados. Como las plantas sin agua, es cuestión de tiempo, y van de mal en peor. Es verdad, y ciertamente aplicable a algunos de nuestros hijos que se han criado en el evangelio pero luego se han desviado y andan por caminos que no agradan a Dios. Los que se olvidan de Dios serán castigados, porque sin Él, no pueden ir adelante. Es una advertencia. Y el diablo quiere que la gente olvide a Dios, y a propósito provee mil cosas con las que ocuparse para no tener ni tiempo ni ganas de las cosas de Dios. Pero en este caso, aunque sea verdad, no se aplica a Job y sus hijos como Bildad se supone. En esto se equivoca, porque le falta la información de los primeros dos capítulos del libro.
    Luego en los versículos 16-19 da otro ejemplo, del árbol que crece y echa raíces, pero que luego es desarraigado.
    Los versículos 20-22 contienen verdades importantes, pero Bildad implica nuevamente que los hijos de Job murieron por impiedad. Es verdad que Dios no apoya la mano de los malignos y que la habitación de los impíos perecerá, pero esto no explica lo que le pasó a Job. Los primeros dos capítulos del libro demuestran que no fue por pecado suyo, pues Dios estaba contento con la vida y el carácter de Su siervo. Recordemos que el Salmo 73 expresa la perplejidad del salmista al ver la prosperidad de los malos. Muchas veces prosperan en esta vida, pero lo que les espera al final es ruina y castigo. De modo que, al contrario de lo que dicen los amigos de Job, los justos muchas veces sufren y los malos prosperan, pero al final Dios lo enderezará y pondrá todo en su sitio.
    Pensemos un poco más en las advertencias de Bildad acerca de los que olvidan a Dios. Es un tema que la Biblia toca más veces. El Salmo 9:17 habla de los que se olvidan de  Dios. Primero dice los malos, porque olvidarse de Dios es una maldad. Cuando uno ha sido criado y enseñado en los caminos de Dios, y luego se rebela y rechaza esto para ir por sus caminos, acarrea condenación. Dios desaprueba su comportamiento y le castigará. En contraste, en el siguiente versículo (v. 18), vemos que Dios no olvida al menesteroso. Dios se acuerda de nosotros para bien, y quiere que le recordemos y que hagamos caso de la sana enseñanza y ejemplos piadosos que hemos visto. El Salmo 50:22-23 también da una advertencia y exhortación a los que se olvidan de Dios. “Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios, no sea que os despedace, y no haya quien os libre. El que sacrifica alabanza me honrará; y al que ordenare su camino, le mostraré la salvación de Dios”. Son palabras fuertes y los que van por su camino a su manera deben parar y hacer caso antes de que venga el castigo porque entonces no habrá remedio. Honra a Dios y ordena tu camino si quieres ver la salvación de Dios. En el Salmo 103:2 el salmista nos instruye: “y no olvides ninguno de sus beneficios”. A continuación cuenta Sus beneficios para que los tengamos en cuenta y manifestemos gratitud.
    Dios provee en Su Palabra para que no le olvidemos ni a Él, ni Sus caminos, ni Sus beneficios. Hermanos, que el Señor nos ayude a no ser olvidadizos, sino a pensar en Dios, recordar agradecidos Sus beneficios, y siempre tenerle en cuenta en todo. Y a los que en alguna manera se han olvidado de Dios y de la instrucción que recibieron en Sus caminos, el mensaje de Dios para vosotros es parar, recordar ya de dónde habéis caído y arrepentíos sin más demora.

Dios No Olvida

Texto: Hebreos 6:10

Es un texto hermoso y consolador que nos recuerda que seremos recompensados por nuestro servicio al Señor y a Su pueblo. En el reino de Dios no se va a olvidar nada hecho para Él. En el mundo se ignora u olvida a veces a los que han hecho bien, pero no será así en el reino de Dios. Dios no es olvidadizo.
    La perseverancia, la tenacidad, la fidelidad, el sacrificio en el servicio, la ayuda a los demás, todo esto tendrá un beneficio futuro porque el Señor no lo olvida. Cuando los discípulos preguntaron al Señor qué tendrían porque habían dejado todo y le habían seguido, Él les aseguró que no iban a salir perdiendo. Muchos piensan que no sirven a Dios porque no predican o no hacen nada público, pero esto no es así. No todos y no muchos tienen estos dones y oportunidades, pero todos hemos recibido del Señor, por medio del Espíritu Santo, un don espiritual para servir de alguna manera (1 Co. 12:7). Todos podemos servir si lo que hacemos cada día lo hacemos para la gloria del Señor (1 Co. 10:31) y si según tengamos oportunidad hagamos bien (Gá. 6:10). En la asamblea, en la familia, en los estudios escolares, en el trabajo, si somos fieles e íntegros esto agrada al Señor. No desestimemos las pequeñas oportunidades para hacer bien. Él usa las cosas pequeñas para hacer Su voluntad. Él dijo que el que es fiel en muy poco lo será en lo más (Lc. 16:10; 19:17). Entonces, donde hemos de empezar siempre es en lo muy poco, lo de cada día, lo que ya tenemos a mano. Empieza en lo muy poco y sé fiel. El Señor promete que si das un vaso de agua a uno de los Suyos, no perderás la recompensa (Mr. 9:41).
    El amor al Señor nos motiva a agradarle siéndole fieles. Los seres humanos podemos ser a veces injustos e ingratos, pero Dios no lo es. Él no es injusto, sino observa y recuerda lo que es hecho en amor hacia Su nombre. Los hombres no siempre ven ni aprecian nuestro servicio, pero el Señor se da cuenta de todo.
     No pensemos en que otros nos hagan bien, porque no se trata de recibir sino de dar. "Más bienaventurado es dar que recibir". El amor debe motivarnos a servir – todos somos siervos – y aquí habla de “trabajo de amor”. Detrás de la labor que agrada a Dios está el amor. Aun asistir a las reuniones y animar a los hermanos es un trabajo de amor. Al Señor le agrada este amor práctico. Cuando no pensemos en el Señor y Su palabra, podemos comenzar a vagar como Israel en el desierto. Los que piensan en Dios y realmente Le aman van a amar y servir también a Su pueblo. Y abriremos nuestra boca en testimonio a favor del Señor, porque si realmente somos creyentes debemos amar a Dios por encima de todas las cosas, y con todo nuestro corazón. El Señor viene antes que cualquier otra relación o amistad.
    Pablo dice en Gálatas 6:10 que debemos hacer bien, no sólo saber el bien o admirar el bien. No somos llamados a buenas intenciones, sino a buenas obras (Ef. 2:10). No la teoría sino la práctica es lo que vale delante de Dios. Dios recuerda y se agrada de lo hecho a Su pueblo; aunque sea pequeño (a nuestros ojos), no perderá su recompensa. Y hablando de hacer bien, recordemos que para estar bien hecho tiene que ser conforme a la Palabra de Dios. Si no es así, no está bien. Tenemos un Dios fiel, justo, bueno y galardonador. Seamos buenos siervos para Su gloria, y un día nos dará la recompensa. Hermanos, no nos cansemos de hacer bien.