Wednesday, September 7, 2016

ESPERANZA EN MEDIO DE PRUEBAS


Texto: Job 8:21    

Bildad, aunque equivocado acerca del caso de Job, dice unas cosas preciosas acerca de Dios en este capítulo. Por ejemplo, los versículos 5-7, 9, 13 y 20 son verdades que debemos recordar. Cada uno merece meditación. Es difícil comprender todo lo que Job sufrió, pero el versículo 21 le daba esperanza. “Aun llenará tu boca de risa, y tus labios de júbilo”. Queremos pensar un poco en este versículo tan hermoso. Job no iba a sufrir siempre, sino que al final vendría alivio. Y esto es algo que nos da esperanza a nosotros los creyentes tantos siglos después. Al sufrir es importante recordar que sólo es un capítulo en el libro de nuestra vida, y no es todo, y no siempre será así.
    En el Salmo 126: 1-3 Israel se consolaba en tiempos difíciles con la esperanza de la intervención del Señor a favor suyo. “Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sion, seremos como los que sueñan”.  También nosotros debemos pensar así y no perder la esperanza. Vienen mejores tiempos, y mientras tanto Dios da suficiente gracia para sostenernos en las pruebas, sacarnos de ellas y llevarnos adelante.
    Santiago 1:2-3 nos dice que el creyente pasa muchas veces por dificultades y pruebas. Es parte de la vida en este mundo lleno de pecado. Hay lucha con el diablo y no nos deja en paz. Él atacó a Job, luego a Zacarías, luego pidió zarandear a Pedro, y Apocalipsis 12 dice que acusa día y noche a los hermanos. Pedro le describe como león rugiente que anda buscando a quién devorar. Nuestro adversario es el príncipe de este mundo. De momento él gobierna aquí, y como somos de Cristo, él nos tiene del ojo izquierdo. Él diablo nos ataca de muchas maneras: problemas de salud, trabajo, tragedias y conflictos, necesidades, la crueldad e incomprensión de otros, la traición de familia y amigos íntimos, dudas, temores, etc.
    Pero hermanos míos, a veces nosotros mismos nos metemos en problemas por malas decisiones, en carreras o trabajos que nos consumen todo el tiempo, nos alejan de los que nos pastorean y cuidan espiritualmente, y nos privan de tiempo para reunirnos, leer la Biblia, orar y tener la comunión que tanto necesitamos. O nos metemos en situaciones donde nos quieren obligar a mentir o andar siempre en mal ambiente y con personas que son malos compañeros. Recordemos que el Salmo 1:1 declara la bienaventuranza de los que NO hagan esto. La separación del mal es importante para la salud espiritual.
    No hay nada difícil para Dios. Él puede darte lo que necesitas, pero escucha, lo que Él da no te perjudica espiritualmente. Las bendiciones de Dios no son dañinas. Pero hay que esperar en Él y seguir Su guía, no hacer las cosas confiando en nuestra propia sabiduría (Pr. 3:5-6).
    El Salmo 25:17 dice: “las angustias de mi corazón se han aumentado”. Así tenemos que orar cuando estamos en pruebas o luchando con temores. Oremos así y acerquémonos a Él. El versículo 18 pide misericordia y ayuda diciendo: “mira... mi trabajo”. Pero muchos no pueden decir esto porque no sirven al Señor sino a sí mismos. No le hacen ningún trabajo, ni siquiera vienen a las reuniones, ni leen la Palabra, ni la meditan, ni oran, ni testifican. ¿Qué pueden decir estos al Señor cuando vengan las pruebas? Pero el salmista ora como creyente fiel que busca ayuda del Señor y su tribulación. Cuando uno confía en el Señor y anda en comunión con Él, puede estar seguro de que vienen mejores tiempos. Cuando uno no anda así, para tener esta esperanza debe arrepentirse, apartarse de su pecado y cualquier cosa que tiene enredado su corazón, y echarse a los pies del Señor buscando Su misericordia y socorro. Tenemos un Dios compasivo y bueno, que quiere ayudarnos y hacernos bien. Dejémosle hacerlo, y confiemos siempre en Él. Amén.

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