Este salmo comienza diciéndonos: “No te impacientes” (v. 1), y en el
versículo 7 dice: “guarda silencio”. Una de las cosas grandes que Dios
quiere enseñarnos a través de este salmo es la paciencia. En el
versículo 5 nos dice: “confía en él, y él hará”. Fijémonos que estas
cosas se dicen aquí cuando abundan los malignos y la iniquidad. Es una
situación difícil de soportar.
Nosotros oramos y pedimos muchas cosas – algunas el Señor contesta ahora y otras luego. Dependemos de la voluntad y sabiduría del Señor y de Su gracia y misericordia. El Señor está guiándonos por la vida, y trabajando también en nosotros. Quiere desarrollar en nosotros otra cosa importante, que es la compasión. También quiere enseñarnos a ser estables y firmes en la fe, no variables con altibajos. Quiere que soportemos las pruebas y dificultades sin venirnos abajo, sino confiados en Él. Pero esto no es automático, sino que es una lección que vamos aprendiendo poco a poco. Nos dice: “confía en él; y él hará”. Y entonces vienen circunstancias contrarias como en este salmo, que nos hacen confiar en Él. Si confiamos en el Señor, podemos tener paciencia, ser benignos y misericordiosos.
Cuando pasamos tiempo en la sala de espera del Señor, la oración, Él va obrando en nosotros y a favor de nosotros. Hay que ser pacientes. Hay creyentes que se convierten y en seguida quieren ser y hacer como los que llevan años en el Señor. Esto es un deseo bueno, y hay que felicitarles, no desanimarles. En el Nuevo Testamento no había que esperar años y años para servir al Señor. En seguida quieren predicar, desean testificar bien, tienen hambre de saber mucho más acerca de la Biblia, y todo esto es bueno y son señales de vida. Pero todo esto cuesta su tiempo y el crecimiento viene de día en día, sobre la marcha en la vida, y no es instantáneo. Dios también quiere formar el carácter de los Suyos.
En Santiago 1:2-4 se nos aconseja la paciencia en las pruebas. El versículo 3 dice que la prueba de nuestra fe produce paciencia, como también leemos en Romanos 5:3. En Santiago 5:7-8 dice que tengamos paciencia, ¿hasta cuándo? Hasta la venida del Señor. Necesitamos la paciencia en toda la vida. El versículo 8 nos recuerda que el Señor vendrá. Él cumplirá Su promesa. Dice que Su venida “se acerca”. En el versículo 10 nos llama a considerar el ejemplo de los profetas, que tuvieron que vivir en circunstancias contrarias. Sufrieron oposición, crítica, persecución, tenían pocos amigos, tenía que ir contra la corriente de su generación. Esto es ser fiel y paciente en las pruebas. Luego en el versículo 11 vemos la paciencia de Job, que sufrió mucho pero el fin del Señor era bueno para con él, y así es también en nuestra vida. La vida cristiana no es una carrera de corta distancia, sino más bien como un maratón. Pero esto no quiere decir que sólo los hermanos más viejas pueden servir al Señor y que los jóvenes esperen pacientemente hasta que mueran los hermanos viejos y entonces tendrán oportunidad. No es esto. Bueno es comenzar como joven, y servir siendo fiel y paciente toda la vida. Cuando venga el Señor, que nos halle sirviéndole, sea cual sea nuestra edad.
Hebreos 10:36 nos dice: “no perdáis, pues vuestra confianza que tiene grande galardón, pues os es necesaria la paciencia”. Aquí paciencia significa “perseverancia”. Y el más grande galardón (v. 32) es que vendrá el Señor y nos llevará a Su casa. Así que, sirvámosle con paciencia, esto es, con perseverancia, hasta que Él venga.
Nosotros oramos y pedimos muchas cosas – algunas el Señor contesta ahora y otras luego. Dependemos de la voluntad y sabiduría del Señor y de Su gracia y misericordia. El Señor está guiándonos por la vida, y trabajando también en nosotros. Quiere desarrollar en nosotros otra cosa importante, que es la compasión. También quiere enseñarnos a ser estables y firmes en la fe, no variables con altibajos. Quiere que soportemos las pruebas y dificultades sin venirnos abajo, sino confiados en Él. Pero esto no es automático, sino que es una lección que vamos aprendiendo poco a poco. Nos dice: “confía en él; y él hará”. Y entonces vienen circunstancias contrarias como en este salmo, que nos hacen confiar en Él. Si confiamos en el Señor, podemos tener paciencia, ser benignos y misericordiosos.
Cuando pasamos tiempo en la sala de espera del Señor, la oración, Él va obrando en nosotros y a favor de nosotros. Hay que ser pacientes. Hay creyentes que se convierten y en seguida quieren ser y hacer como los que llevan años en el Señor. Esto es un deseo bueno, y hay que felicitarles, no desanimarles. En el Nuevo Testamento no había que esperar años y años para servir al Señor. En seguida quieren predicar, desean testificar bien, tienen hambre de saber mucho más acerca de la Biblia, y todo esto es bueno y son señales de vida. Pero todo esto cuesta su tiempo y el crecimiento viene de día en día, sobre la marcha en la vida, y no es instantáneo. Dios también quiere formar el carácter de los Suyos.
En Santiago 1:2-4 se nos aconseja la paciencia en las pruebas. El versículo 3 dice que la prueba de nuestra fe produce paciencia, como también leemos en Romanos 5:3. En Santiago 5:7-8 dice que tengamos paciencia, ¿hasta cuándo? Hasta la venida del Señor. Necesitamos la paciencia en toda la vida. El versículo 8 nos recuerda que el Señor vendrá. Él cumplirá Su promesa. Dice que Su venida “se acerca”. En el versículo 10 nos llama a considerar el ejemplo de los profetas, que tuvieron que vivir en circunstancias contrarias. Sufrieron oposición, crítica, persecución, tenían pocos amigos, tenía que ir contra la corriente de su generación. Esto es ser fiel y paciente en las pruebas. Luego en el versículo 11 vemos la paciencia de Job, que sufrió mucho pero el fin del Señor era bueno para con él, y así es también en nuestra vida. La vida cristiana no es una carrera de corta distancia, sino más bien como un maratón. Pero esto no quiere decir que sólo los hermanos más viejas pueden servir al Señor y que los jóvenes esperen pacientemente hasta que mueran los hermanos viejos y entonces tendrán oportunidad. No es esto. Bueno es comenzar como joven, y servir siendo fiel y paciente toda la vida. Cuando venga el Señor, que nos halle sirviéndole, sea cual sea nuestra edad.
Hebreos 10:36 nos dice: “no perdáis, pues vuestra confianza que tiene grande galardón, pues os es necesaria la paciencia”. Aquí paciencia significa “perseverancia”. Y el más grande galardón (v. 32) es que vendrá el Señor y nos llevará a Su casa. Así que, sirvámosle con paciencia, esto es, con perseverancia, hasta que Él venga.
de un estudio dado por Lucas Batalla, el 9 de septiembre, 2010
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