Tuesday, May 6, 2014

BENDICIONES INVISIBLES

Texto: Romanos 5:1-11

No hay tiempo suficiente para decir todo lo que tenemos como creyentes —cosas que los del mundo no tienen. Las cosas invisibles se nombran en nuestro texto; pero los del mundo buscan y miran lo visible. Sin embargo la Palabra de Dios dice que lo invisible es lo más importante, y lo que permanece.
    Mateo 6:33 nos instruye a buscar primeramente el reino de Dios y Su justicia – lo invisible – y todas las cosas que necesitamos nos serán añadidas: cosas visibles y tangibles como comida, bebida, ropa, cobijo. El Señor sabe que también necesitamos estas cosas perecederas. Él provee, no nos descuida ni nos abandona. Mateo 6:32 dice que los gentiles (inconversos) buscan estas cosas. Esta búsqueda de lo temporal es su enfoque, su preocupación. Pero los creyentes debemos confiar en nuestro Padre – Él proveerá.
    Y volviendo al libro de Romanos, lo permanente que tenemos que el mundo no, es mucho. Los del mundo son como el joven rico al que el Señor le dijo que le faltó algo. Por mucho que tengan, siempre les falta lo más importante.
    1. Tenemos paz (v. 1). La paz en la conciencia ante Dios es una gran cosa. Es la paz con Dios, no paz entre países, paz con los vecinos, etc. Romanos 2:1-8 presenta la situación de todo ser humano por el pecado – es de conflicto y desventura. En Romanos 3:17 dice que no conocen el camino de paz. Tienen enemistad con el Hacedor de su propia vida. La paz de Dios no es como la de los hombres que viene después de guerra, destrucción y la muerte de muchos. La paz de Dios es porque murió Su Hijo por nosotros en la cruz del Calvario. Efesios 2:14-15 explica cómo Él vino a ser nuestra paz.
    2. Tenemos entrada/acceso (v. 2). Sin sacerdotes ni santos como intermediarios, tenemos entrada a la presencia de Dios todos los días y todas las horas. Somos aceptos en el Amado (Ef. 1:6). Las puertas de Dios no se cierran por vacaciones, ni por difunción, ni por descanso semanal, ni nada. Podemos entrar para adorar, orar y buscar misericordia y socorro (Ef. 2:18; He. 6:20). No hay que pedir cita previa ni esperar en colas. Dios siempre atenderá a los Suyos.
    3. Tenemos esperanza (vv. 2-5). Hoy hay mucha gente desesperada, en las cárceles, en los hospitales y las residencias de ancianos y en sus propias casas. Hay gente sin recursos ni trabajo ni amigos. Pero el creyente tiene esperanza ahora y para el futuro. El creyente se goza de la esperanza ciertísima de la gloria de Dios (1 Co. 2:9; Col. 1:5). Romanos 12:12, 15:4 y 15:13 hablan del gozo y el poder de la esperanza del creyente.
    4. Tenemos consuelo o paciencia que es perseverancia (vv. 3-4). ¡Cuántas personas hay en el mundo que necesitan esto! Tienen sus vidas rotas, pasan tristeza y dolor, y no tienen consuelo ni tienen cómo perseverar pacientemente. La paciencia que tenemos es consuelo, y nos ayuda a aguantar lo difícil. Romanos 8:28-30 afirma que todo ayuda para bien, pero esto no es para todos, sino para los creyentes, los que a Dios aman. Es un consuelo que sólo tiene el creyente. 1 Pedro 1:6-7 fue escrito por Pedro que murió como mártir. Podemos ser afligidos y tener pruebas pero sabemos que todo saldrá bien al final. No es nada inventada en nuestra mente, sino un consuelo que Dios da a los Suyos.
    5. Tenemos amor (v. 5). El amor de Dios permanece, y ha sido derramado en el corazón –la ciudadela y centralita de nuestra vida– por el Espíritu Santo. Dios obra en nuestro corazón y pone amor divino allí donde antes sólo había amor egoísta, carnal, inmundo. El creyente no tiene un corazón dominado por el odio, sino por el amor divino. De pronto aborrecemos lo que antes amábamos. Son caminos torcidos, caminos anchos que conducen a la puerta de la perdición. Ese amor derramado por el Espíritu es acompañado de justificación (v. 9), salvación (v. 9) y reconciliación (vv. 10-11). Une las dos partes. Resuelve el conflicto. ¡Cuán grande es la obra que Dios ha hecho en nosotros! Ese amor vino porque el Espíritu Santo fue dado.
    6. Tenemos el Espíritu Santo (v. 5). No estamos todavía esperando el Espíritu Santo, pues ya está en todo creyente y el que no lo tenga no es de Dios (Ro. 8:9). No se compra el Espíritu Santo, como quiso hacer Simon Mago en Hechos 8. Dice Romanos 5:5 que “nos fue dado”. Él es dado a todos los creyentes, ¡gracias a Dios! No hay que pedir que venga ni esperarle, pues entró y nos selló cuando creímos. Nos enseña (Jn. 16:13). Nos sella y protege (Ef.1:13-14). Nos guía (Ro. 8:14) en la santidad, a seguir y agradar al Señor, y a reunirnos con nuestros hermanos. No podemos perderlo, pero podemos contristarlo, y acerca de esto Efesios 4:30 nos advierte. Efesios 3:16 comenta que el Espíritu Santo puede fortalecernos en el interior. La verdadera fortaleza no es corporal, sino espiritual.
    Que el Señor nos ayude a apreciar y tomar ánimo considerando las cosas invisibles y perdurables que tenemos de Él – ricos tesoros que los del mundo nunca tendrán. Vivamos entonces para la gloria de Aquel que tanto nos ama y tanto ha hecho por nosotros. Amén.

de un estudio dado por Lucas Batalla, el 12 de agosto, 2012

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