Las Dos Risas De Sara
Texto: Génesis 18:1-15
En este hermoso pasaje, el Señor visita a Abraham y le da un mensaje de buenas noticias para él, que conforme a la promesa dada en el capítulo 17, va a tener un hijo, el hijo de la promesa. Este texto nos invita a la alegría al ver cómo el Señor cuidaba y bendecía a Abraham. Vemos en esto la buena disposición de Dios hacia los creyentes, y esto debe darnos ánimo. Cuando primero oyó la promesa de un hijo en el capítulo 17, Abraham se postró y se rió de gozo (17:17). Dios le dijo que el hijo se llamará Isaac, lo cual significa risa, no una risa liviana de chiste, sino de gozo verdadero. Ahora en el capítulo 18 el Señor viene en persona para confirmar que de allí a un año la promesa se cumplirá. En esta ocasión, Sara estaba escuchando desde dentro de la tienda, y ella también se rió, pero no de gozo como Abraham, sino de incredulidad. El Señor preguntó por qué se había reído y ella lo negó, y estas cosas nos enseñan que su risa no era como la de Abraham.
En la vida cristiana también el Señor a veces nos muestra cosas a las que debemos estar atentos. Tenemos que aprender, como Sara, que no hay nada difícil para Dios. Lo sabemos en teoría, pero hay que aprenderlo en la práctica. En el capítulo 21:1-6 Dios cumple Su promesa y hace a Sara reír de alegría porque Dios le dio un hijo.
Ahora bien, en el caso de Sara, entre la primera risa y la última, ella pasó un tiempo de pruebas. Primero hubo el catástrofe del juicio de Sodoma y Gomorra y la pérdida de parte de la familia de Lot. Luego Abraham se trasladó con todos los suyos y pasaron un tiempo en la tierra de Abimelec, donde otra vez surgió el trauma de estar los dos engañando a los hombres diciendo que Sara era hermana de Abraham. Recordemos que a Dios no le gustan las media verdades, porque también una media verdad es una media mentira. Posiblemente Sara se sentía abandonada o negada por el amor de su vida, y con la incertidumbre de qué pasaría con ella y qué de la promesa que Dios había dado. Fue un tiempo de mucha tensión. Actuaron más bien por la sabiduría carnal que por la fe en Dios, en parte motivados por el temor del hombre, el cual siempre trae lazo (Pr. 29:25). Pero Dios en amor y bondad les sacó de esta prueba, reprendiéndoles por boca de Abimelec, y enseñándoles a confiar en Dios y en Su Palabra.
Hermanos, Dios también nos corrige a nosotros, nos saca de las pruebas y nos enseña a través de ellas, y esto aunque metemos la pata, como cada uno hace de vez en cuando. En el capítulo 21 Dios visitó a Sara (v. 1), y el texto dice: “como había dicho” y “como había hablado”. Estas palabras enfatizan y nos recuerdan que Dios cumple Sus promesas en nuestras vidas en Su tiempo (v. 2). Oramos por muchas cosas, y que son necesarias, y Dios contestará y proveerá a su tiempo. Luego recordaremos la fidelidad de Dios y cómo Él nos ayudó, y tendremos este gozo que tuvieron Abraham y Sara cuando nació Isaac. Y la gente alrededor nuestro escuchará nuestro testimonio de cómo Dios nos ayudó, y Dios será glorificado. Dios trabaja en nosotros como en Sara para corregir nuestra vida y carácter, nuestros errores, y sacarnos adelante. Hebreos 12 dice que Él corrige a Sus hijos, y que aunque el proceso no es asunto de gozo, el fruto apacible de justicia que viene después es bueno. Entonces, aunque pasemos por pruebas y dificultades, no perdamos la esperanza ni el ánimo, porque vamos a reír de nuevo, de contentos con la gracia y la ayuda del Señor.
de un estudio dado por Lucas Batalla, el 9 de octubre, 2008
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