"Destruction" por Thomas Cole
“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón” (Gn. 6:5-6).
Hay un refrán que dice: “Cuánto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro”. No es difícil de entender, porque hay mucha maldad y mucho engaño en los seres humanos, hombres y mujeres. El mundo no siempre ha sido así, pero casi siempre. Llegó a esta triste condición en las generaciones después del pecado de Adán y Eva. Primero Caín inventó una ofrenda a su manera que no agradó a Dios, y se enojó cuando Dios no lo aceptó. De ahí procedió a matar a su hermano Abel. Luego vino la arrogancia, la violencia, y otros pecados en sus descendientes. El pecado corrió, se multiplicó y arruinó la raza humana como un virus agresivo contra el cual no hay defensas naturales ni medicinas. El versículo 5 dice que la maldad de los hombres era mucha en la tierra. El versículo 11 dice: “Y se corrompió la tierra delante de Dios, y la tierra estaba llena de violencia”. Así que, en pocas generaciones el mundo llegó a corromperse de tal manera que Dios resolvió castigarlo con el diluvio. Los versículos 6 y 7 documentan el disgusto y el propósito de Dios.
Si la lectura terminara allí, no habría esperanza, pero no es así. El versículo 8 comienza con la palabra “pero”, la cual indica un cambio, un contraste. Contra este trasfondo de corrupción, maldad, violencia y el juicio inminente, luce la gracia de Dios. “Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová”. Cuando el hombre ha fracasado del todo, Dios viene buscándolo para salvarlo porque no quiere su perdición. No quiere que ninguno perezca. Por esto, aparece la gracia de Dios en el versículo 8, en este momento de la historia. La gracia de Dios no es cosa sólo del Nuevo Testamento como algunos suponen. Como atributo de Dios siempre ha estado presente. Como vocablo divino, aparece por primera vez en la Biblia en nuestro texto.
Miremos otra vez el contexto histórico en el cual aparece por primera vez la gracia de Dios. El versículo 11 dice: “se corrompió la tierra”. El versículo 12 dice: “toda carne había corrompido su camino”. En el versículo 13 Dios declara que “la tierra está llena de violencia” y que había decidido “el fin de todo ser”. Se acabó el tiempo de la paciencia. Otra vez pasará esto en el futuro no lejano, cuando en cumplimiento de Apocalipsis 10:6 el cielo declara que “el tiempo no sería más”, esto es literalmente: “no más tiempo”.
Hoy vivimos en medio de un mundo tan corrompido y violento como en los días de Noé. El Señor dijo que así serían los tiempos de Su segunda venida (Mt. 24:37; Lc. 17:26). Por un lado esto debe llenar nuestro corazón de esperanza, sabiendo que antes del retorno de Cristo viene el arrebatamiento de la iglesia, cosa que está a punto de suceder en cualquier momento. Como el Señor arrebató a Enoc antes del diluvio, así hará con la Iglesia. Por otro lado, nos debe dar un sentido de urgencia respecto a la proclamación del evangelio, porque al mundo no le queda mucho tiempo.
Noé era varón justo, declara el versículo 9, y “con Dios caminó Noé”. Así describe la Biblia a Enoc en Génesis 5:22-24, “Enoc caminó con Dios”. Las circunstancias eran malísimas, pero caminaron con Dios, y ambos fueron usados por Él para predicar y advertir a los de su generación. En el mundo antediluviano, se veían las cosas en blanco y negro, no en medias tintas. Uno andaba con Dios o con el mundo. No podía nadar y guardar la ropa, ni entonces ni ahora. Dios estaba disgustado con el mundo, y podemos estar seguros de que los que caminaban con Él también sentíanlo mismo. No amaban al mundo ni deseaban sus placeres superficiales.
El cristiano verdadero no puede tener comunión con el mundo. El mundo está corrompido, denunciado y a punto de ser juzgado por Dios. El príncipe de este mundo no es nadie menos que el mismo diablo. Él y el mundo son enemigos de Dios. ¿No sabemos que la amistad del mundo es enemistad con Dios? (Stg. 4:4) ¿No sabemos que la Palabra de Dios nos manda: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo”? (1 Jn.2:15). ¿No sabemos que porque pertenecemos a Cristo, el mundo nos aborrece y que esto tiene que ser así? (Jn. 15:18-19). Recuerda, hermano que lo que el mundo necesita no es lo que quiere. Necesita a personas que como Enoc y Noé, predicarán y anunciarán el juicio venidero, y llamarán a los hombres al arrepentimiento y la fe. Porque el juicio viene, pero el Dios de toda gracia ofrece perdón y vida nueva en Cristo Jesús. Dios ama a los pecadores, pero sólo busca amistad con ellos a través de la cruz de Cristo y el evangelio. Sin arrepentimiento y fe, no hay amistad con Dios, ni escapatoria del juicio que pronto será desencadenado.
Hermanos, ante la maldad de nuestros tiempos, vivamos en separación y santidad, y con amor divino derramado en nuestro corazón por el Espíritu Santo, prediquemos el evangelio y advirtamos a los hombres, poniendo delante de ellos la verdad de que el tiempo es corto y el Señor viene con sus santas decenas de millares para juzgar a los impíos. Vivimos en el tiempo justo antes de otro gran juicio de Dios, la tribulación. Seamos fieles a Dios hasta que Él venga a sacarnos de aquí.
de un estudio dado por Lucas Batalla en 2005
Asamblea Bíblica “Betel”
C./ Torreblanca, 6 (detrás de la muralla Macarena)
41003 Sevilla, España
Horario de cultos: domingo: 11:00 y 19:00 horas, jueves: 20:00 horas
Correspondencia: Apdo. 1313, 41080 Sevilla, España