Saturday, August 22, 2015

MARÍA Y CRISTO

El agua cambiado en buen vino en Caná de Galilea
Texto: Juan 2:1-12

Invitados a la boda en Caná, fueron el Señor y Sus discípulos, con otros, y allí sucedió algo inesperado. Ante este improvisto, ¿qué hacer? Faltó el vino en la celebración de la boda, y era una cosa muy importante. Así que María, Su madre, le informó – que es bueno cuando haya problemas – hacerlo saber al Señor. Aunque Él ya lo sabe todo, no importa, porque debemos comunicarnos con Él, y expresar nuestra necesidad y nuestras preocupaciones.
    Pero María no es una intercesora, ni tiene poder para hacer un milagro. Sólo Cristo podía hacer el milagro de cambiar el agua en vino, ¡e hizo buen vino! (v. 10). Así que, ella habló con su hijo e hizo lo único que ella podía: informarle. Tal vez pretendía dirigirle, no sabemos, pero Él la responde de manera que le deja saber que ella no va a dirigir las cosas (v. 4). Era una madre, aunque muy especial, única porque trajo al Señor, pero tuvo un marido e hijos por él como relatan las Escrituras. El versículo 12 habla de los “hermanos de Jesús”, y no quiere decir primos ni otra cosa, sino hermanos (véase Mt. 12:46; 13:55). Ella no tenía gloria ni aureola. El versículo 11 dice que Jesús manifestó Su gloria, no la de María. Ahora bien, la estimamos y apreciamos en el lugar que Dios le dio, como la madre de nuestro Señor, pero nuestra fe sólo está en el Señor Jesucristo.
    Luego ella da a los criados un consejo muy importante: “Haced todo lo que os dijere” (v. 5). Es el mandamiento de María. No hacer lo que ella dijere, sino lo que Cristo dijere. Quien es Señor es Él. Quien manda es Él. Quien tiene autoridad es Él. Quien tiene poder es Él. Esto enseña, entre otras cosas, lo absurdo que es creer en muchas vírgenes – sólo hay una, María, en la Biblia, mujer piadosa y humilde. La práctica de poner y promover devoción a muchas vírgenes confunde a la gente. ¿Cuál es la verdadera? La verdadera está en la Biblia, y no es como las que la religión pone. Ella no es reina, sino madre de aquel que es Rey (Lc. 1:32-33). Es sierva, no señora (Lc. 1:38). Ojalá la gente conociera a María como Dios la presenta en la Biblia y no como las fábulas y leyendas comunes le presentan. Son personajes muy distintos.
    Según Romanos 5:12 ella desciende de pecadores y es pecadora como ellos. Y Romanos 3:23 no la excluye cuando dice: “por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”. Sólo acerca de Jesucristo dicen las Escrituras que no había pecado en él (1 Jn. 3:5). Es Cristo, no María, que fue concebido sin pecado (Lc. 1:35). Entonces, ella también necesitaba la salvación. En Lucas 1:47 ella dice: “...Dios mi Salvador”, luego, fue salva. ¿Cómo puede una persona pecadora perdonar o limpiar a otras? No puede. Sólo Dios puede hacer esto. Y no nos engañemos acerca del pecado. 1 Juan 1:8-10 aclara que todos hemos pecado. Sólo Cristo puede perdonar y limpiar. María no perdona ni limpia. Cristo lo hace por medio de Su sangre.
    ¿Por qué no enseñan esto a la gente? ¿Por qué no enseñan a los niños estas verdades para encaminarles bien? En Lucas 1:48 María habla de su bajeza. Una humilde servidora de Dios que creía en Él como su Salvador. Y debemos imitarle a ella y confiar en el Señor que sí puede perdonar pecados. Si queremos honrar a María, debemos tomar su consejo y hacer todo lo que dijere el Señor Jesucristo.
    Luego, en Hechos 1 aparece María en la escena de la iglesia primitiva, pero no como patrona, sino como una más. ¿Por qué no apareció el Señor a ella, como hizo con María Magdalena y los apóstoles? No la permitió este privilegio, tal vez para que no tuviese el protagonismo ni fuera elevada a un lugar especial en la iglesia. El versículo 14 nombra a la madre de Jesús y Sus hermanos, esto es, los hijos de María y José. Es la última vez que aparece en las Escrituras, como creyente reunida con los demás hermanos.
    Hechos 10:38 nos informa que quien anduvo haciendo bienes y sanando era Jesucristo, no María. Dios estaba con Él y por medio de Él haciendo estas cosas, pero no así con María. Ella nunca hizo milagros ni dio enseñanzas. Hechos 10:39 habla de las cosas que Jesús hacía. El versículo 40 declara que Dios levantó a Jesús, pero no dice esto nunca acerca de María. Ella murió. No se sabe si está sepultada en la tumba que dice que es suya en las afueras de Jerusalén, pero no importa, porque no le rendimos culto.
    El hombre siempre ha querido buscarle una madre a Dios. Entre las religiones paganas fue así, y esto fue introducido en la iglesia después del tiempo de los apóstoles, en el siglo IV, cuando los paganos entraron por lo de Constantino. Pero Dios es eterno y no tiene madre. Él es el Dios de María.
    Romanos 8:34 declara que es Jesucristo que intercede por nosotros; no lo hace María. Toda persona que busca a Dios y la salvación tiene que hacerlo únicamente en el Nombre de Jesucristo (Hch. 4:12), porque como bien declaró el apóstol Pedro, lleno del Espíritu Santo: "no hay otro nombre". Al Señor Jesús hay que creer y aceptar. Es el Salvador y Él es únicamente digno de la adoración. Observa que en Apocalipsis 4 y 5 sólo adoran a Dios y al Cordero, no a la virgen. Dejemos, entonces, de preocuparnos por María. Dios la honra en Su Palabra y ella tendrá honra en el cielo, pero no es diosa, salvadora, redentora, intercesora, ni nada de eso. Es la madre de nuestro Señor. Seamos como los del cielo, que adoran a Dios. Amén.


de un estudio dado por Lucas Batalla, el 1 de agosto, 2010

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