Tuesday, March 26, 2013

LA VARA DE AARÓN


La Vara Que Floreció 


Texto: Números 17:1-13 

En el capítulo 16, los versículos de 41 al 50, sucedió un juicio severo contra el pueblo de Israel porque seguía quejándose y poniendo en entredicho el liderazgo de Moisés y Aarón aún después del juicio de Dios contra la rebelión de Coré. Entonces, hacía falta establecer claramente delante de ellos cuál era el liderazgo divinamente escogido y aprobado. Así que el Señor les mandó hacer esta prueba de las varas, diciendo que el motivo era (v. 5) manifestar a quién Dios había escogido, y hacer cesar las quejas de Israel contra Aarón y Moisés. Aquí vemos cómo la soberanía de Dios manifiesta quién debe liderar a Su pueblo – y esto sin campaña electoral ni votación para tomar en cuenta la voluntad del pueblo. El pueblo de Dios no es una democracia, ni figura la popularidad en el liderazgo espiritual. El liderazgo tampoco debe ser una oligarquía de hombres auto designados, como pasa en algunos casos. Hay hombres que han asumido el puesto de anciano de una iglesia u obrero que manda en un sector de la obra del Señor, pero sin ser divinamente designados ni debidamente reconocidos. Allí se aplica el refrán: “Dime de qué presumes y te diré de que careces”. Lo que cuenta es la elección y aprobación de Dios. 

Dios es clemente y misericordioso, y quiere el bien de Su pueblo, y por esto debe juzgar a los malhechores y los que desvían al pueblo. Esto es exactamente lo que Dios hizo con la rebelión de Coré. Limpió al pueblo cuando juzgó a Coré y los suyos, y cuando el día siguiente mató al pueblo que seguía resentido y murmuraba contra Aarón y Moisés. Al ver estas escenas tan fuertes de juicio, tenemos que ver el cuidado de Dios, y luego manifestó Su cuidado en lo de la vara de Aarón. En la iglesia vemos que Dios también ha escogido a un pueblo bajo (1 Co. 1:26.29), “lo necio...lo débil...lo vil...y lo que no es”. Lo hace para Su gloria, para que nadie se jacte. Además, la iglesia, como Israel, es un pueblo difícil de gobernar. Entonces, Dios puso delante de Israel la prueba de las varas para hacer constancia de Su elección y aprobación. 

Pero hay más lecciones para nosotros en esta prueba de las varas, y pueden servir para animarnos y fortalecernos. Os invito a acompañarme ahora y vamos a considerar tres preguntas respecto a las varas y especialmente la vara de Aarón.

1. ¿De Quién Fue La Vara Que Reverdeció? 
Observad que fue sólo la vara de Aarón. Alguien dirá: “¿No tenían valor todas los demás hombres?” Francamente la respuesta es: “No”. Sólo el que Dios escogió, y tuvo valor porque fue escogido, no porque fuera mejor. Dios no escoge como los hombres. Aarón no fue preparado en seminario, ni era “profesional” ni tenía “carrera”. Lo único destacable en la vida de Aarón era que Dios le escogió. Recordemos que en Éxodo 32:1-6 Aarón se equivocó a lo grande, cedió a la voluntad del pueblo y pecó en lo del becerro de oro. Cuando Moisés descendió del monte, Aarón se disculpó en los versículos 22-24, y quiso echar la culpa al pueblo, cuando él había tomado parte en el pecado. Hizo un becerro de oro y luego proclamó que el día siguiente sería fiesta a Jehová. ¿Y cómo se come esto? Aarón se las daba casi de mago, que echaba el metal al fuego y salió el becerro, cuando en realidad él lo había dado forma. ¡Qué confusión y error! Pero debemos observar aquí que Dios no escoge a los perfectos, sino a gente imperfecta como somos todos, y Él trabaja con cada uno para Su gloria. Si preguntamos si vas a escoger a una persona como Aarón para ser líder, sumo sacerdote, seguro que la respuesta es “no”. Yo sé que yo no lo escogería, pero Dios sí, escogió lo vil, lo bajo, y sin embargo Dios será glorificado en los que escoge. En Números 17, ante el rechazo y la murmuración del pueblo, Dios le da una nueva oportunidad de servirle yglorificarle. Esto es la gracia y misericordia de Dios. Él sabe lo que puede hacer con cada uno – nos conoce mejor que nadie y no se equivoca. Dios escogió luego, siglos después, a Pablo que había sido enemigo que perseguía a los cristianos y los obligaba a blasfemar. Pero Dios tocó su vida, y le llamó: “instrumento escogido” (Hch. 9:15-16). 

2. ¿Dónde Floreció La Vara De Aarón? 
El versículo 4 dice que fue en el tabernáculo. El versículo 7 dice: “delante de Jehová”. Tomemos buena nota de esto. En la presencia de Dios aquella vara floreció. Hermano, si no estás en la presencia de Dios, en tu vida no va a pasar nada. Solamente en Su presencia podemos llevar fruto. Separados de Él nada somos ni nada podemos hacer (Jn. 15:1-7). Si quieres que tu vida cambie y que hagas cosas que ahora te parecen imposibles, tienes que acercarte a Dios y pasar tiempo en Su presencia. Te va a costar algo. Tendrás que sacrificar algo de valor temporal para algo de valor eterno. Las cosas del mundo jamás te darán poder ni fruto en la vida espiritual. En el caso de la vara de Aarón, mirad bien y daos cuenta, ¡porque un bastón cobró vida! Tú y yo tenemos que estar en el santuario de Dios. En la presencia de Dios todo es posible. Esto nos enseña a ordenar y programar nuestra vida para estar más con el Señor, y apartarnos más de lo del mundo – sus diversiones y pasatiempos livianos y sin importancia eterna. El Salmo 145:1-2, por ejemplo, habla de exaltar y bendecir al Señor cada día. Cada día necesitamos estar en la presencia de Dios, humillados, agradecidos, adorando, alabando y buscando Su consejo y dirección. Nosomos fuentes de sabiduría, pero Él sí que lo es. Sus misericordias son nuevas cada mañana (Lam. 3:22-23), y las necesitamos cada mañana. Como sacerdotes que somos tenemos que venir cada día, mantener las lámparas, poner el sacrificio de la mañana y el de la tarde, adorar e interceder por otros.

3. ¿Cuándo Floreció Aquella Vara? 
No durante el día, sino durante la noche. En Génesis 1 leemos que la tarde y la mañana fueron el primer día, etc. Dios también trabaja de noche, fuera de nuestra vista. En Números 17:8 dice: “el día siguiente” hallaron que la vara de Aarón había florecido. Pasada la noche, vieron lo que Dios había hecho. Hermano, si te acercas y pasas tiempo en la presencia de Dios, puede ser que mañana tu vida cambie, que mañana Dios te dé lo que has pedido y deseado. Él a veces trabaja en un lugar y un tiempo que no podemos ver – pero Él hace Su obra y se glorifica en los queesperan en Él. No tenemos que ver cada paso ni cómo, pues Israel no vio el proceso de florecimiento de la vara, sino el resultado final. Las varas fueron puestas por fe y obediencia a la Palabra de Dios. Dios obra en respuesta a esta obediencia de fe. 


Hermanos, es bueno que todos recordemos las palabras de David en el Salmo 30:5, “por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría”. Dios puede hacer reverdecer tu vara. Seguimos orando y confiando, y aún en la noche de la angustia y el desánimo, Dios estará obrando a favor nuestro. Grande es Su fidelidad. Job dijo: “en el esperaré” (Job 13:15). Isaías dijo: “Esperaré...en él confiaré” (Is. 8:17). Jeremías dijo: “en él esperaré. Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca” (Lam. 3:24). Sea también así nuestra determinación en tiempos de pruebas, dificultades, conflictos y desánimos. Acerquémonos a la presencia del Señor y esperemos en Él para ver lo que Él hará. Que así sea, para Su gloria.

de un estudio dado por L. B., el 14 de junio, 2009